El examen médico practicado al presidente de Cuba, Fidel Castro, confirmó que la caída sufrida en la víspera le provocó fractura de la rodilla izquierda y fisura en un brazo, según una nota oficial emitida este jueves en la que además se afirma que ello no le impide seguir atendiendo las cuestiones fundamentales de su cargo.
La repentina caída de Castro tras pronunciar un discurso transmitido por radio y televisión a todo el país, la noche del miércoles, es el segundo accidente de que es víctima en el último lustro.
El mandatario cubano, de 78 años, cayó cuando descendía del podio donde acababa de hablar ante unas 27.000 personas en Santa Clara, casi 300 kilómetros al este de La Habana, durante la graduación de 3.237 jóvenes instructores de arte.
Pido perdón por haberme caído, dijo el propio Castro cuando reapareció poco después antes las cámaras, ya sentado en una silla y con una pierna extendida. Estoy entero… tal vez tenga una fractura en la rodilla, añadió.
También se confesó apenado por el mal rato y el posible sufrimiento que ocasionaría a sus partidarios y pidió que no se interrumpiera el acto cultural preparado para el término de la ceremonia de graduación estudiantil.
Prometió, además, hacer lo posible por recuperarse pronto. Pero como ustedes ven puedo hablar. Aunque me enyesen, y puedo continuar mi trabajo, agregó.
Ahora estaré interesado en ver las fotos de cómo me caí. La prensa internacional lo ha recogido, seguramente mañana estaré en las primeras páginas de los periódicos, comentó.
En su discurso, Castro exaltó la política cultural de su gobierno y anunció que esta isla caribeña se propone graduar 30.000 instructores de arte en 10 años, a fin de elevar la cultura general de la población cubana de 11,2 millones.
El 23 de junio de 2001, un súbito desvanecimiento obligó al mandatario a interrumpir las palabras que pronunciaba ante unos 60.000 asistentes a una manifestación popular de protesta por la situación de cinco cubanos presos en Estados Unidos bajo cargo de espionaje.
En esa ocasión, Castro debió ser sacado del lugar por su guardia personal, aunque unos 10 minutos después reapareció ante el público y en tono tranquilizador afirmó: estoy bien, no se preocupen.
El desmayo fue atribuido a un descenso de presión debido al calor y al intenso sol de ese momento. Alrededor de las siete de la tarde de ese mismo día y luego de la retransmisión de su discurso hasta el momento del incidente, Castro compareció ante las cámaras con aspecto descansado y tranquilo.
En broma dije que fue un ensayo. Me hice el muerto, para ver qué entierro me hacían, contó entre risas, para reiterar, luego, lo bien que se sentía.
Aseguró seguidamente tener la presión de cuando tenía 30 años y el pulso normal. Y espero por favor que me dejen trabajar en paz, remató, en tácito llamado a sus médicos y colaboradores más cercanos a que no exageren sus cuidados.
El gobernante acudió a esa comparecencia televisiva acompañado de Raúl Castro, su hermano menor, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y designado oficialmente para hacerse cargo del gobierno en caso de impedimento grave del actual titular.
El líder cubano considera a su hermano, quien lo secundó en la lucha armada contra el régimen dictatorial de Fulgencio Batista que culminó en 1959 con la toma de gobierno, el compañero (…) más capaz por su experiencia y méritos para sustituirlo cuando sea el momento.
Su desmayo de entonces levantó una ola de conjeturas acerca de la sucesión presidencial, en tanto las organizaciones más radicales del exilio vieron más cercana la solución biológica, en la creencia de que tras la muerte del presidente llegará el fin del sistema socialista en Cuba.
Pero, el gobernante se explayó en muestras de buena salud, no alivianó su siempre cargada agenda e, inclusive, marchó junto a miles de personas el 26 de julio de ese año frente a la sede de la representación diplomática de Estados Unidos.
Esa multitudinaria marcha fue convocada para protestar por la política hostil de Estados Unidos hacia Cuba y en demanda del cese del embargo estadounidense de más de cuatro décadas.
Castro ha sobrevivido a más de 600 intentos de asesinato fraguados en su contra por agrupaciones cubanas opositores radicadas principalmente en Estados Unidos, según datos de los servicios cubanos de inteligencia.