Al destituir al primer ministro Khin Nyunt, el general Than Shwe, líder de la junta militar que gobierna Birmania, reafirmó el dominio que el sector más duro de las fuerzas armadas tiene sobre el régimen.
Pocos observadores previeron un fin tan dramático para el gobierno de Khin Nyunt, bajo arresto domiciliario desde el lunes de noche. La noticia se conoció el martes, cuando el gobierno tailandés la confirmó.
Rangún justificó la medida acusando a Khin Nyunt de corrupción, un argumento habitual para las destituciones dispuestas en 42 años de dictadura militar.
Funcionarios de bajo rango habían sido removidos antes, pero nunca los de este nivel. Esto es nuevo en este negocio de perro-come-perro, dijo a IPS Aung Zaw, editor de The Irrawaddy, revista publicada por periodistas birmanos en el exilio.
La forma en que se sucedieron los hechos también resulta sorprendente, pues el régimen permitió que Khin Nyunt acuñara una imagen internacional destacada tras su designación como primer ministro el año pasado, consideró el periodista.
De todos modos, Khin Nyunt no es un defensor de las libertades civiles y políticas, como quedó demostrado en sus años como jefe de la inteligencia militar de este país del sudeste asiático.
Los observadores lo percibían como parte de la poderosa troika del régimen, junto con Than Shwe y el subcomandante del ejército, Maung Aye, otro halcón.
Las fuerzas armadas, que gobiernan Birmania desde el golpe de Estado de 1962, han mostrado escaso respeto por las libertades políticas y civiles y por los derechos humanos. El disenso y las proclamas de libertad suelen chocar con la fuerza bruta, en forma de bastones y balas.
Khin Nyunt fue designado primer ministro el 25 de agosto de 2003, luego de que un ataque cometido por sicarios contra la líder de la oposición prodemocrática Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, causara indignación mundial.
Poco después, el flamante jefe de gobierno lanzó una ofensiva de seducción dirigida a sus vecinos del sudeste asiático y a la comunidad internacional para convencerles del compromiso de Rangún con la reforma política.
Algunos analistas vieron entonces en Khin Nyunt a un moderado. Su anuncio más importante fue el de un mapa de ruta de siete pasos hacia la reforma democrática.
La convocatoria de la Convención Nacional constituyente, que había iniciado originalmente sus sesiones en 1996 pero fue suspendida en 1996, fue considerada una instancia preliminar de ese plan.
Por otra parte, circularon versiones sobre su supuesta disposición a dialogar con Suu Kyi, quien pasó la mayor parte del año pasado en arresto domiciliario. Y negoció con líderes de comunidades étnicas separatistas la firma de acuerdos de paz.
Pero los militares de línea dura, encabezados por Than Shwe, mantuvieron su oposición a cualquier reconciliación entre Suu Kyi y el Consejo de Paz y Desarrollo del Estado (CPDE), denominación oficial de la junta birmana.
El intento de Khin Nyunt de convencer a la comunidad internacional de que el CPDE es serio en cuanto a su voluntad de cambio tropezó con su arresto, dijo a IPS el editor general de la revista mensual de birmanos en el exilio The New Vision, Win Naing.
El nunca tuvo ningún poder para decidir los cambios, agregó el periodista. Than Shwe siguió al mando, y así lo demostró aplastando a Khin Nyunt, enfatizó.
Los gobiernos que confiaban en la proximidad de un cambio en Rangún deben prepararse ahora para lo peor, según otros observadores críticos de la junta.
La hoja de ruta está en la basura. Y no habrá lugar para la diplomacia internacional en Birmania en los próximos meses, dijo Debbie Stothard, de la red ASEAN Alternativo, organización cuyo nombre hace referencia a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
Stothard sostuvo que el país podría regresar a la política de aislamiento que defienden los militares más cercanos a Than Shwe. Ya hay pánico en Rangún, y la incertidumbre se multiplicará, aseguró la activista.
Las pistas de la enemistad entre Than Shwe y Khin Nyunt comenzó a notarse a fines de septiembre, tras la destitución del canciller Win Aung, un moderado aliado del entonces primer ministro.
Pero vuelven a notarse, también, líneas de quiebre dentro del régimen, en lo que no son ajenas las crecientes críticas de la comunidad internacional, como las manifestadas por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, la Unión Europea y Estados Unidos.
La lucha por el poder entre la inteligencia militar y el ejército ha estado aumentando. Ahora tienen el poder los halcones del ejército, sostuvo Aung Zaw.
Pero los días venideros no serán plácidos para Than Shwe, según coinciden Aung Zaw y Stothard. Khin Nyunt, observaron, es una figura poderosa, con gran influencia sobre sectores influyentes de la sociedad birmana.
Podría haber una implosión. Khin Nyunt tiene sólidos vínculos con personas que tienen mucho que perder con su arresto, concluyó Stothard. (