Hace dos años que soldados de Zimbabwe regresaron de República Democrática del Congo (RDC), y la mayoría de la población zimbabwense aún ignora qué hicieron allí.
El gobierno mantiene estricta reserva sobre aquella controvertida misión, que comenzó con el propósito declarado de evitar que insurgentes derrocaran al dictador congoleño Laurent Kabila.
No es fácil que los veteranos de esa campaña cuenten sus historias, pero algunos bajan la guardia para describir qué se siente al estar en la selva congoleña, rodeado por rebeldes.
Los entrevistados sólo se animan al hablar de las mujeres congoleñas, cuya belleza es mencionada con frecuencia como una de las razones de que tantos soldados zimbabwenses hayan aprendido rápidamente a expresarse bien en lingala, uno de los idiomas hablados en RDC.
Por eso, dicen, no es sorprendente que soldados de varios países fueran parejas de mujeres congoleñas cuando les llegó la orden de abandonar RDC, en el marco de acuerdos de paz firmados en 2002, que establecieron un gobierno de transición compartido por las autoridades de Kinshasa y sus adversarios.
Según informes periodísticos, las indignadas esposas de algunos altos oficiales del ejército de Zimbabwe han presentado quejas al jefe de las Fuerzas de Defensa, Constantine Chiwenga, porque sus maridos volvieron de RDC con una o incluso dos nuevas compañeras.
El conflicto de RDC comenzó en agosto de 1998, cuando Kabila ordenó salir de ese país a tropas y asesores militares de Ruanda, que lo habían ayudado el año anterior a derrocar a Mobutu Sese Seko.
Desde entonces, grupos insurgentes comenzaron a luchar contra las fuerzas de Kinshasa y entre sí. Burundi, Ruanda y Uganda decidieron apoyar a facciones rebeldes, mientras Angola, Namibia y Zimbabwe, acompañados en un periodo por Chad y Sudán, otorgaban respaldo al gobierno, ejercido por Joseph Kabila desde enero de 2001, cuando fue asesinado su padre, Laurent.
Unos 12.000 soldados zimbabwenses fueron desplegados en RDC, pero sus actividades son casi desconocidas en el país, empezando por el costo de la misión, aunque los medios de comunicación controlados por el gobierno mencionan a veces presuntas victorias de esas tropas.
Al comienzo de la campaña, el gobierno encabezado por el presidente Joseph Mugabe sostuvo que Kinshasa se hacía cargo de todos los gastos de las tropas zimbabwenses en RDC, y luego se dijo que concesiones para explotar madera y minerales en ese país compensarían el costo de la misión, de alrededor de un millón de dólares diarios según cálculos extraoficiales.
Según el economista John Robertson, es posible que la explotación de madera, diamantes u otras riquezas naturales de RDC haya sido lucrativa, pero la pregunta es si el dinero volvió a Zimbabwe o yace en cuentas bancarias suizas.
La Organización de las Naciones Unidas ha sostenido que políticos, altos jefes militares y otros integrantes de la elite de Zimbabwe estaban involucrados en la explotación ilegal de las riquezas de RDC, al igual que personas poderosas de otros países de la región participantes en el conflicto, con base en un informe presentado en abril de 2001 por un grupo de expertos formado por el Consejo de Seguridad del foro mundial.
Robertson calcula que el costo de la misión en RDC fue de unos 1.000 millones de dólares, si no se tiene en cuenta el valor de varios aviones de combate perdidos en esa campaña.
La economista Tendai Makwavava, del Congreso de Sindicatos de Zimbabwe, opina que los gastos causados por operaciones en RDC afectaron en forma crítica la economía del país.
No importamos electricidad ni combustible, y estamos atrasados en el pago de nuestras deudas por escasez de divisas, luego de que el gobierno empleó gran parte de las que tenía en el financiamiento de la guerra, sostuvo.
No hay datos oficiales sobre el número de soldados zimbabwenses muertos en RDC, y las autoridades sólo reconocieron 47 bajas hace tres meses, luego de que familiares de esas personas fallecidas demandaran una investigación para poder resolver cuestiones de herencia.
La gente ignora qué pasó en RDC, y es improbabe que el gobierno lo revele por su propia voluntad, comentó el activista Gorden Moyo, del grupo de presión Agenda Bulawayo.
El año próximo habrá elecciones, y al partido gobernante (Unión Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico) no le conviene revelar esa informació, arguyó el comentarista político Eldred Musunungure.
Una de las consecuencias de la campaña en RDC es que muchos soldados regresaron infectados por el virus de inmuno deficiencia humana, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). apuntó Moyo.
Según el Informe 2003 sobre Desarrollo Humano de Zimbabwe, dado a conocer este año y elaborado con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 75 por ciento de los ex integrantes del ejército zimbabwense mueren de sida en el año posterior al cese de sus servicios militares.
Lacampaña en RDC es impopular entre los zimbabwenses comunes, pero algunos participantes en ella la reivindican con orgullo.
Un hombre que se identificó como Sabelo aseguró que su unidad, encargada durante cuatro años de custodiar el aeropuerto de Kinshasa, mostró el significado del honor militar a una población congoleña acostumbrada a procedimientos de mano dura
La misma fuente recordó con agrado que sus ahorros de la remuneración de 12 dólares diarios que recibía le otorgaron un alto poder adquisitivo, tras cambiarlos en el mercado negro zimbabwense.
Uno pensaba: voy a comprar una casa, y luego un automóvil, evocó.
Otro participante en la misión, que se identificó como Munya, no compró una casa sino dos con el dinero obtenido en aquellos años, una de ellas en el suburbio de Cowdray Park, donde la abundancia de casos similares determina que haya un área conocida informalmente como RDC.
Sabelo recordó la desmoralización de las tropas zimbabwenses en RDC cuando se decidió comenzar a pagarles en la moneda de su país, calculando la equivalencia de la remuneración en dólares mediante la baja cotización oficial.
* Con aportes de Stanley Karombo desde Harare. (