IRAQ: Una cosa es la tregua, otra la paz

El clérigo chiita Muqtada al-Sadr ordenó a sus milicias detener los combates en Iraq y dar un paso hacia la batalla política. Pero el acuerdo de paz es frágil, y continúan esporádicos brotes de violencia.

”Llamamos al gobierno iraquí a retirar al ejército y a las fuerzas de ocupación del centro de las ciudades. Al mismo tiempo, llamamos a los combatientes del Ejército Mehdi a cesar el fuego, a menos que actúen en defensa propia”, dijo en Nayaf el representante de Sadr jeque Alí Simaism.

Pero sellar el acuerdo no fue sencillo. Los combates terminaron con un acuerdo provisorio alcanzado por el gran ayatolá Alí al-Sistani, el principal clérigo chiita de Iraq, pero la violencia continuó durante el fin de semana y durante esta misma semana en el barrio bagdadí de Ciudad Sadr.

Cuando las llaves del santuario del Imán Alí en Nayaf, el sitio más sagrado del Islam chiita mundial, eran entregadas a Sistani en señal de aceptación del acuerdo, los combates entre fuerzas estadounidenses y el Ejército Mehdi que lidera Sadr dejaban al menos tres muertos y 25 heridos en Ciudad Sadr, dijo el portavoz del Ministerio de Salud Saad al-Amili.

Anunciando desde carros de combate Humvee mediante altavoces que ”las fuerzas de coalición están limpiando el área de hombres armados”, soldados estadounidenses recorrieron la mayoritariamente chiita Ciudad Sadr para aconsejar a los residentes que permanecieran en sus hogares.

El capitán Brian O'Malley, de la primera Brigada de Combate, dijo que seguidores de Sadr dispararon granadas a cohete a los soldados estadounidenses que patrullaban el área.

La violencia estalló luego del fracaso de las conversaciones en que el gobierno interino iraquí designado por Estados Unidos pretendió obligar a colaboradores de Sadr a acordar el desarme del Ejército Mehdi.

El primer ministro interino de Iraq, Ayad Allawi, se comprometió a ”aplastar” a los combatientes que se rehúsen a entregar sus armas.

El jeque Abdul Jawad Sada, miembro de la delegación de 18 jeques tribales que negocian en Sadr City, dijeron a lo largo de muchas horas de deliberaciones los soldados estadounidenses se negaron a abandonar el área..

”Les dijimos que queríamos un cese del fuego, y que las tropas se retiraran a sus bases fuera de Ciudad Sadr para reemplazarlas con militares y policías iraquíes”, dijo el jeque Sada.

”Les dijimos que podrían dejar el lugar sin ser atacados, y les pedimos la liberación de los prisioneros vinculados con Ciudad Sadr y el pago de compensaciones a los afectados por los combates”, agregó. Pero las fuerzas de Estados Unidos pretendían el desarme y disolución del Ejército Mehdi.

De acuerdo con el plan de paz promovido por Sistani, se permitiría a Sadr mantener sus milicias.

”No le creemos a los soldados estadounidenses. Son mentirosos y no podemos depender de ellos”, sostuvo el jeque Sada, quien considera deplorables las condiciones de vida en Ciudad Sadr.

”Aquí nunca se estuvo tan mal. Todo está aplastado. No tenemos agua desde que comenzaron los combates en Nayaf hace semanas, las aguas servidas cubren las calles, no hay electricidad y la mayoría de la gente está sin trabajo”, se lamentó.

La presencia del Ejército Mehdi en Ciudad Sadr es beneficiosa, según el jeque Sada, porque ”ellos fueron los que salvaron a los hospitales del saqueo después de la invasión. Ayudaron a la gente y son buenas personas”.

El jefe de la policía de Ciudad Sadr, coronel Maaruf Alami, dijo a la prensa que Sadr había recibido el plan de 10 puntos presentado por el asesor de seguridad nacional iraquí Muwaffaq al-Rubaiay, que incluye una tregua de siete días y el cese de los ataques de fuerzas de Estados Unidos contra miembros del Ejército Mehdi.

De acuerdo con ese plan, los soldados estadounidenses deberán ingresar a Ciudad Sadr sólo con fines de reconstrucción o para entregar compensaciones a los residentes afectados por los combates.

Las fuerzas extranjeras deberán retirarse y la vigilancia del barrio corresponderá solo a la policía iraquí, como hoy sucede en Nayaf y en Kufa.

La ira contra la presencia hostil de fuerzas estadounidenses continúa aumentando en Nayaf y Bagdad. Muchos iraquíes acusan a los ocupantes de la violencia y la inestabilidad.

Abdul Weesam, un ingeniero eléctrico sunita de 36 años que convirtió su automóvil en taxi para alimentar a su familia, atribuye la actual ola de combates al gobernador de Nayaf designado por Washington, Adnan al-Zorfi.

”La designación de Zorfi por los estadounidenses fue el principio de los problemas allí. El es el culpable de los problemas, no Sadr”, sostuvo.

”Los estadounidenses están haciendo tantas cosas mal aquí en Iraq…”, exclamó el comerciante desempleado Hammad Arkan, que vive en el centro de Bagdad. Ellos son los terroristas, y lo han mostrado otra vez con sus acciones en Nayaf.” (

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