Los dos periodistas franceses secuestrados cerca de Bagdad hace más de tres semanas siguen en cautiverio, a pesar de las gestiones de dirigentes musulmanes de Francia e Iraq para garantizar la libertad.
Christian Chesnot, de Radio France International, y Georges Malbrunot, del diario Le Figaro, fueron tomados como rehenes el 20 de agosto por el Ejército Islámico en Iraq, organización guerrillera opuesta a la ocupación estadounidense.
El Ejército Islámico primero exigió al gobierno francés, a modo de rescate, que anulara la prohibición de los símbolos religiosos en el sistema educativo.
La ley, que entró en vigencia el 2 de septiembre, apunta, entre otras indumentarias, contra el velo obligatorio para las mujeres según algunas vertientes del Islam.
Dos semanas después, las negociaciones habían fructificado y la liberación de Chestnot y Malbrunot parecía inminente.
Pero sus captores presentaron entonces tres nuevas demandas: la aceptación de una tregua con el jeque Oasama bin Laden, líder de la red terrorista Al Qaeda, cinco millones de dólares y una negativa del gobierno francés a mantener relaciones comerciales o militares con el régimen iraquí instalado por Estados Unidos.
Estos reclamos fueron registrados en Internet por un alto comando del Ejército Islámico en Iraq. El gobierno de Francia considera que esas exigencias podrían ser falsas. El plazo de 48 horas establecido en el mensaje expiró este miércoles.
Los dos periodistas rehenes fueron mostrados solicitando a Francia el cumplimiento de esas demandas en una grabación transmitida por canales de televisión árabes.
La liberación de Chesnot y Malbrunot fue anunciada en varias oportunidades por dirigentes musulmanes franceses en Bagdad y por medios de comunicación árabes y franceses.
Los secuestradores se dieron cuenta de que cometieron un error al secuestrarlos y quieren liberarlos, pero buscan la oportunidad adecuada para hacerlo sin perder prestigio, dijo el dirigente de la comunidad musulmana francesa Abdallah Zekri, quien se encuentra en Bagdad desde el 1 de septiembre.
El gobierno y la oposición de Francia y las organizaciones de la comunidad musulmana del país europeo coincidieron en condenar la toma de rehenes y las exigencias formuladas por los secuestradores.
El gobierno francés está haciendo todo lo necesario para recuperar la libertad de los periodistas, dijo el presidente Jacques Chirac en un mensaje televisado. Francia es la cuna de los derechos humanos, es una tierra de tolerancia y garantiza la libertad de las prácticas religiosas, agregó.
Estos valores inspiraron la política francesa en Iraq, añadió, en lo que constituye un recordatorio a los secuestradores de que París se opuso a la invasión encabezada por Washington y que no ha enviado tropas al país árabe.
Chesnot y Malbrunt fueron secuestrados cuando se trasladaban de Bagdad a Nayaf, entonces el centro de los enfrentamientos entre las tropas estadounidenses y los seguidores del clérigo chiita Moqtada al Sadr.
El Ejército Islámico confirmó una semana después que tenía secuestrados a los dos periodistas, y le dio un plazo de 48 horas al gobierno de Chirac para que anulara la ley del velo, a la que consideró una injusticia y una agresión al Islam y a las libertades personales.
La semana pasada comenzaron las clases en Francia, y el gobierno anunció que la prohibición continuará vigente a pesar de las demandas de los secuestradores.
Nueve periodistas extranjeros han sido secuestrados en Iraq desde que Estados Unidos invadió ese país en marzo del año pasado. El italiano Enzo Baldoni fue asesinado el 26 de agosto por el mismo grupo que secuestró a Chesnot y Malbrunot, que en esa ocasión exigió el repliegue de las tropas italianas.
El francés Frédéric Nérac, quien cubrió la guerra para el canal de noticias British ITV, está desaparecido desde el 22 de marzo del año pasado.
El gobierno de Francia promulgó en marzo la ley prohibiendo el uso de símbolos religiosos ostentosos en las escuelas señalando que de esa forma de protege el carácter secular de la educación.
Pero líderes musulmanes del país y de todo el mundo sostienen que en realidad lo que busca el gobierno es impedir que las jóvenes islámicas usen velo y estimularlas a rebelarse contra sus tradiciones religiosas.
La sanción de la norma provocó manifestaciones contra Francia en la mayoría de los países musulmanes, e incluso en Estados Unidos y Gran Bretaña.
El alcalde de Londres, Ken Livingstone, sostuvo que la ley es la norma más reaccionaria jamás aprobada por un parlamento europeo desde el fin de la segunda guerra mundial en 1945.
Por su parte, el erudito islámico egipcio jeque Yusuf Al Qaradawi señaló que la prohibición es causa de dolor y sufrimiento para todos los musulmanes, y aconsejó al gobierno francés que no provoque el odio y la enemistad con los islámicos.
Mientras, el presidente Consejo Francés de la Fe Musulmana, Dalil Boubakeur, calificó de odioso chantaje el secuestro de los dos periodistas, y exhortó a los captores, en nombre del Islam, a respetar la vida de sus compatriotas.
El líder de la Unión de Organizaciones Islámicas Francesas, Lhaj Thami Breze, quien se opuso con vehemencia a la prohibición del velo, sostuvo que el secuestro de los dos periodistas es inaceptable e insistió en que Francia es un amigo del mundo árabe.
Los secuestradores son enemigos del Islam. Su comportamiento es por completo irresponsable y daña a la comunidad musulmana en Francia, dijo Breze a IPS.
Pero este secuestro no debe hacer que los musulmanes franceses renunciemos a nuestros derechos. Esperamos que los directores de las escuelas hagan concesiones y acepten que las niñas usen velos modestos, añadió.
El grupo de Breze estimula a las niñas musulmanas a que no dejen de llevar el velo a la escuela, aun a riesgo de enfrentarse con las autoridades escolares.
Otras instituciones musulmanas francesas crearon centros de asesoría para ayudar a las niñas a interpretar la prohibición y encontrar una forma de mantener el uso del velo.
Si el jefe de mi escuela quiere que me saque el velo, me iré a casa, dijo a IPS Samia, de 17 años, tras visitar un centro de asesoría.
Esto es lo que muchos maestros y expertos en educación franceses temían que sucediera tras la promulgación de la ley.
En lugar de excluir a la juventud inmigrante de las escuelas con argumentos estúpidos como la tradición secular francesa tendríamos velar porque ellos, en especial las niñas, reciban una buena educación. Esa es la mejor forma de garantizar que crezcan en libertad, opinó el sociólogo Antoine Boulang.
Según estadísticas oficiales, el primer día del año lectivo 240 niñas musulmanas en una matrícula de 12 millones asistieron a la escuela con velo. La mayoría se lo quitó después de discutir el asunto con los profesores. (