El juez español Guillermo Ruiz Polanco será suspendido en sus funciones por haber puesto en libertad a un miembro de ETA y por retrasar injustificadamente dos procesos contra un organismo vinculado a ese grupo terrorista, según fuentes del Consejo General del Poder Judicial.
En tanto, el portavoz de ese Consejo, Enrique López, informó que el instructor del sumario iniciado el 15 de marzo propondrá la suspensión, que ya está en vigor de modo cautelar, aunque todavía falta que la Comisión Disciplinaria escuche al juez expedientado, para después emitir su fallo antes de finalizar este mes.
Las fuentes, que pidieron no identificarse, aseguraron que los miembros de la Comisión ya se han pronunciado mayoritariamente por la suspensión, cuyo efecto más notorio será la separación de Ruiz Polanco de la Audiencia Nacional y su traslado a un juzgado con otras competencias.
De esa manera, no podrá atender casos de terrorismo, lavado de dinero, tráfico de drogas y otros delitos de similar importancia que se juzgan en la Audiencia, una especie de juzgado federal.
La falta más grave que se imputa a este juez es que haya dejado pasar dos años de prisión preventiva al etarra Ibai Ayensa sin hacerlo comparecer para prorrogar ese plazo hasta que concluyera el proceso, pese a la posición en contrario del fiscal. Al cumplirse ese plazo Ayensa debió ser puesto en libertad de inmediato, como lo establece el Código de Procedimientos.
El proceso contra Ayensa se inició al detener la policía francesa a uno de los jefes de la organización separatista vasca ETA, Ibon Fernández Iradi, Susper, en cuyo domicilio se encontró una carta dirigida a él por Ayensa.
En esa carta, enviada poco antes de ser detenido en 2002, Ayensa se atribuyó la colocación de bombas y la elaboración de un informe sobre un empresario que se negó a pagar dinero a ETA (Euskadi Ta Askatasuna, Patria Vasca y libertad en vascuence), así como sobre varios políticos y al menos tres miembros de las fuerzas de seguridad españolas.
Ruiz Polanco ganó notoriedad pública en octubre de 2000 cuando un etarra procesado por él lo amenazó de muerte y también por dejar en libertad, en mayo último, a Mohamed Nevar, Mohamed Tahraqui, Ali Kaouka y Djamel Boudjelthia, quienes habían sido detenidos acusados de pertenecer al argelino Grupo de Protectores de la Corriente Salafista, vinculado a Al Qaeda.
Días después el también juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón decretó la prisión incondicional de los cuatro, en otro proceso en curso en su juzgado y basándose en documentos remitidos por la justicia francesa a su pedido y otros del estadounidense Buró Federal de Investigaciones (FBI).
El presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, José Alcaraz, dijo a IPS que la suspensión de Ruiz Polanco será una medida positiva, ya que la liberación de los miembros de ETA y sus cómplices crea malestar en las familias de los afectados por el acción del grupo, además de indefensión y desconfianza en la justicia.
Pero, adicionó, ese criterio no se debe aplicar a toda la Audiencia Nacional, que tiene seis juzgados en total, ya que en el último año ha demostrado una actitud impecable. Lo que ahora está sujeto a la Comisión Disciplinaria es, a su entender, un caso extraordinario.
En todo caso, concluyó, a la Audiencia le faltan recursos para cumplir con sus tareas, lo que debería ser subsanado, y espera que el juez acusado acate el fallo, como deben hacerlo todos los ciudadanos.
Precisamente, Ruiz Polanco atribuyó su demora en los juicios a esa falta de recursos, mientras que respecto de los acusados de ser terroristas islámicos aseguró que los puso en libertad porque no tenía ni un sólo indicio de culpabilidad de estos cuatro señores.
Sin mencionar a Garzón, aludió a él declarando ante un grupo de periodistas cuando éste volvió a ordenar la detención de los cuatro. Aprovecho para recordarles que los romanos mandaban a los cristianos a las fieras por el mero hecho de ser romanos y que los nazis también mandaban a las fieras a los católicos, a los judíos y a los gitanos por el mero hecho de serlo, apuntó entonces.
Por eso reclamó respeto para los musulmanes, entre quienes considera que hay gente magnífica y honrada en España. Por último anticipó haber tenido, tener y seguir teniendo la seguridad de que los cuatro musulmanes detenidos no han hecho nada y que finalmente así será reconocido judicialmente.
Ruiz Polanco, como su colega Garzón, no suele ocultar sus opiniones y sus respuestas son contundentes. Así lo dejó claro cuando el etarra Harriet Iragi, detenido bajo la acusación de participar en el asesinato de un coronel médico, lo amenazó de muerte.
Tras recibir la amenaza lo hizo declarar nuevamente y dijo que de no haber sido juez le pegaría dos hosticas (puñetazos) al detenido, por haberlo amenazado de muerte.
Según relató el juez a los periodistas, al hacer comparecer nuevamente a Iragi, éste le preguntó a él si era consciente de la responsabilidad que tiene en el conflicto vasco y le aconsejó que se lo diga a sus compañeros en el funeral.
Al preguntarle Ruiz Polanco por qué lo amenazó, recibió como respuesta que es objetivo de ETA y eso es una constatación de la realidad.
El detenido, tras recordarle que había muerto un fiscal, de cuyo asesinato se acusa a Iragi, le preguntó ¿Qué espera usted?. Lo que menos podría esperar, seguramente, es ser expedientado por dejar en libertad a acusados de pertenecer a EETA.