El líder opositor Susilo Bambang Yudhoyono, un general retirado acusado de violaciones de derechos humanos, se perfila como el primer presidente de Indonesia elegido de forma directa.
El ex general no ha proclamado aún su victoria en los comicios celebrados el lunes, pero el cómputo preliminar de poco más de la mitad de los sufragios indica que habría recibido 60 por ciento, mientras que la presidenta Megawati Sukarnoputri obtendría 40 por ciento.
Yudhoyono, de 55 años, había sido el candidato más votado el 5 de julio, en la primera ronda de las elecciones. Pero al obtener 34 por ciento de los sufragios, no logró derrotar en esa instancia a Megawati sin necesidad de ir a una segunda vuelta.
Karwoto, un hombre delgado, sonreía desafiante el lunes al acercarse al centro de votación en Tebet Timur, un populoso vecindario en el sur de Yakarta. Esta vez es mi oportunidad, dijo.
La votación en Yakarta comenzó a las 7.00 horas locales (00.00 GMT), dos horas después que en las islas de Papúa y Maluku, y una hora después que en Nusa Oriental, Bali, Tenggara y Sulawesi.
Para facilitar la votación, el gobierno declaró el lunes día feriado y desplegó 189.000 policías, 37.000 militares, y 1,2 millones de civiles voluntarios como auxiliares de seguridad. De esta forma se tuvieron las elecciones más seguras en toda la historia indonesia.
Observadores locales e internacionales verificaron los centros de votación para garantizar unos comicios justos.
En el mismo centro donde votó Karwoto, el jefe de la misión de observadores de la Unión Europea, Glyn Ford, dijo a periodistas que la participación en las elecciones era menor a la esperada, pero llegaba a 80 por ciento.
A cualquier país europeo le encantaría tener una participación popular como esa, dijo Ford a IPS.
Más de 150 millones de electores estaban registrados en unos 567.000 centros instalados en todo este país de 217 millones de habitantes.
Durante la campaña, Yudhoyono prometió la erradicación de la corrupción. Pero debió hacer frente a cuestionamientos de sus credenciales islámicas, en el país musulmán más poblado del mundo, y fue acusado de ser un títere de Estados Unidos.
Asimismo, debió enfrentar críticas sobre sus antecedentes militares.
Activistas y opositores recuerdan que el general fue el subcomandante de la invasión de Timor Oriental en 1975, cuando decenas de miles de civiles fueron masacrados. Además, fue comandante del Batallón 744, que perpetró graves violaciones de derechos humanos en la antigua colonia portuguesa.
Al parecer, el respaldo que recibe el general retirado se debió a su imagen de integridad y a sus dotes de comunicador y líder.
Yudhoyono, conocido por sus iniciales SBY, fue ministro de Seguridad bajo la presidencia de Megawati, de 57 años, pero renunció tras un enfrentamiento público con la mandataria y su esposo. Muchos lo ven como una víctima del gobierno, y esto parece haber obrado en su favor.
Encuestas indican que Yudhoyono obtuvo apoyo de distintos sectores de la sociedad, pero no logró incursionar demasiado en el territorio de Megawati, hija del fundador de Indonesia, Ahmed Sukarno.
Ades, de 24 años, es un voluntario del Partido Democrático, uno de los que apoya la candidatura de Yudhoyono. Pasó toda la mañana en un centro de votación en el sur de Yakarta para verificar que no se registraran irregularidades.
Si Dios quiere, él (Yudhoyono ) será el presidente y creará empleos, dijo el joven, que se unió al partido desde que el militar retirado anunció su candidatura en mayo. Ades nunca ha tenido un trabajo formal.
No está claro aún cuál será la estrategia de Yudhoyono para afrontar los principales desafíos del país.
La economía de Indonesia nunca logró recuperarse por completo de la crisis financiera que azotó Asia sudoriental en 1998.
Los índices de desempleo y de empleo informal son elevados, mientras la corrupción aleja a las inversiones extranjeras.
Yakarta además está enfrascada en una lucha contra movimientos separatistas en Aceh y Papúa, y el país se ha vuelto en los últimos años en blanco de ataques terroristas.
El último atentado fue perpetrado este mes contra la embajada australiana en Yakarta, donde murieron nueve personas y otras 180 resultaron heridas.
Indonesia ya había sido sacudida en 2002 por el atentado contra una discoteca en la meridional isla de Bali, que mató a más de 200 personas, muchas de ellas australianas, y por un ataque similar contra el Hotel Marriot en la capital.
Yudhoyono fue elegido en la mayoría de las 32 provincias del país por personas de diferentes ideologías políticas, etnias, edades y religiones, según una encuesta a boca de urna elaborada por la Fundación Internacional de Sistemas Electorales (IFES).
Las personas no preguntan cómo lo hará. En este momento sólo quieren cambiar, y la impresión general es que Yudhoyono representa el cambio, en oposición a Megawati, que simboliza el status quo, dijo a IPS Ulil Absar, director del independiente Freedom Institute, con sede en Yakarta.
Aun más claro fue Deny J.A., director del Instituto de Encuestas de Indonesia, para quien cualquiera que se hubiera presentado como una real alternativa al Partido Demócrata para la Lucha, de Megawati, tendría el triunfo asegurado en las elecciones.
La gente está muy descontenta con ella por estos últimos tres años, y la mayoría cree que es el momento de cambiar, explicó Deny a IPS, quien había ya augurado un triunfo holgado de Yudhoyono.
Treinta y dos por ciento de los encuestados por IFES respondieron que la personalidad de Yudhoyono era lo que más los convencía para votarlo.
El candidato del Partido Democrático es un orador elocuente, en claro contraste con la fría y distante Megawati. En su campaña, Yudhoyono apeló a su carisma y a un contacto directo con la gente.
Por su parte, Megawati trabajó incansablemente para ofrecer un gobierno de unidad nacional, pero fue rechazada por la población, que la vio como una estrategia para permanecer en el poder y perpetuar la misma política.
Megawati concentró su campaña en consolidarse como la líder que estabilizó Indonesia y en destacar el 3,5 por ciento de crecimiento económico alcanzado desde que llegó al poder hace tres años.
Aunque la mandataria no criticó a Yudhoyono abiertamente, algunos de sus asesores colaboraron en la campaña estudiantil contra el general retirado, basada sobre la carrera que consolidó en el ejército durante la dictadura del general Alí Suharto.
Yudhoyouno es considerado reformista por la prensa de Occidente, no constituye un desafío al status quo, según John Miller, de la Red de Acción de Timor Oriental.
Era el subcomandante del ejército indonesio cuando arrasó Timor Oriental. Y su principal virtud es que no fue acusado, dijo Miller. Yudhoyono asistió al centro de estudios militares superiores de Fort Leavenworth, en Kansas, Estados Unido