EEUU-MEXICO: Vecindad minada por diferencias

Los mexicanos que tienen una opinión positiva de Estados Unidos son cada vez menos, y sus preocupaciones y deseos difieren de los de los habitantes de ese país, indican dos encuestas recién difundidas.

El porcentaje de mexicanos con opiniones favorables a Estados Unidos cayó de 72 a 41 por ciento en los últimos cuatro años, y apenas cuatro por ciento respalda la intervención de ese país en Iraq, señala una encuesta del Latinobarómetro, que se difundirá el próximo jueves en Miami, pero que se conoció parcialmente este lunes en México.

Mientras, una investigación efectuada entre instituciones académicas de los dos países, indica que entre mexicanos y estadounidenses hay pocas similitudes respecto de cuestiones como seguridad y política exterior.

El gobierno del presidente George W. Bush debería leer detenidamente estos estudios, pues demuestran que su socio y vecino está cada vez más lejos, dijo a IPS Marcelo Fuentes, investigador de la Universidad de La Salle.

La investigación Visiones Globales 2004, también divulgada este lunes, indica que para la mayoría de estadounidenses las amenazas más críticas a sus intereses provienen del terrorismo y las armas químicas, mientras que para los mexicanos se relacionan con el tráfico de drogas y las crisis económicas globales.

El estudio, desarrollado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales y la estadounidense Chicago Council on Foreign Relations, dice que para los estadounidenses la política exterior debería apuntar a defender sus empleos y, en segundo término, a prevenir la proliferación de armas químicas.

Los mexicanos, en cambio, piensan que la política exterior debería defender sus intereses en otros países, así como promover la venta de productos nacionales.

En cuanto al proceso de globalización, 64 por ciento de los estadounidenses piensa que se trata de un fenómeno bueno para ellos, porcentaje que baja a 34 entre los mexicanos.

Visiones Globales 2004, que reúne resultados de encuestas efectuadas a más de 2.500 ciudadanos en Estados Unidos y México, revela que algunas de las opiniones mayoritarias expresadas por los entrevistados parecen ir contra lo que piensan muchos de los políticos de sus respectivos países.

Así, 84 por ciento de los mexicanos acepta que se debe elevar la seguridad, incluso con intervención directa de Estados Unidos, para evitar el ingreso de terroristas.

Entre los estadounidenses, en tanto, 64 por ciento de los interrogados está a favor de un acuerdo migratorio que ofrezca mayores oportunidades a los inmigrantes mexicanos, una meta inalcanzable por ahora en el plano de los gobiernos.

Fuentes opina que los estudios de Latinobarómetro (una institución independiente con sede en Santiago de Chile) y de los centros académicos confirman que entre México y Estados Unidos, vecinos que comparten una dinámica frontera de 3.200 kilómetros, hay muros físicos, pero también los de realidades sociopolíticas muy distintas.

”Que lo vean los gobiernos, que lo tomen en cuenta y actúen”, dijo Fuentes respecto de los resultados

Aunque en el estudio Visiones Globales se marcan diferencias entre los encuestados de los dos países, también hay coincidencias.

La mayoría, 55 por ciento de mexicanos y 77 por ciento de estadounidenses, piensa que el gobierno de Estados Unidos debe participar junto a otros países en la solución de problemas internacionales, frente a una minoría cree que debe actuar unilateralmente.

Aunque el estudio del Latinobarómetro (cuyos detalles técnicos aún no se conocen), afirma que gran parte de los mexicanos no tienen una buena opinión de Estados Unidos, el segundo trabajo indica que los mexicanos admiran de sus vecinos la forma de gobierno, la libertad y la prosperidad económica.

”No veo contradicciones, pues las diferencias tienen que ver con que Latinobarómetro apunta más a evaluar las reacciones mexicanas ante el desempeño del actual gobierno de Estados Unidos, mientras que el otro estudio va a algo más general”, interpretó Fuentes.

Según una encuesta realizada en más de una treintena de países por el Programa de Actitudes Políticas Internacionales de la Universidad de Maryland y la red global de centros de investigación mundial GlobeScan, 78 por ciento de mexicanos no quiere que Bush gane en las elecciones de noviembre, en las que se enfrentará con el opositor John Kerry.

Los resultados de Visiones Globales 2004 aspiran a ser herramientas útiles para gobiernos, legisladores y otros tomadores de decisiones. La idea es que esos sectores consideren el punto de vista de los ciudadanos, declaró Andrés Rozental, del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.

Entre México y Estados Unidos hay un intenso intercambio comercial y una estrecha sociedad alentada por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en vigencia desde 1994.

En el estudio Visiones Globales, se preguntó a los encuestados cómo evaluaban ese tratado. Entre los mexicanos, 44 por ciento dijo que fue bueno para la economía de su país y 42 respondió que fue bueno para la de Estados Unidos.

Cuarenta y dos por ciento de estadounidenses opinó que el acuerdo fue positivo para su país, pero 69 por ciento estimó que fue aún mejor para México.

Cuando se les preguntó si México debía seguir una política exterior propia o sumarse a la de Estados Unidos, 45 por ciento de los estadounidenses dijo que debía sumarse a la de su país, mientras 89 por ciento de los mexicanos sostuvo que debía tener una propia.

Esas y otras diferencias se explican por asimetrías y conflictos que han marcado históricamente a los dos países, señala el estudio de los académicos.

En Estados Unidos viven 38,8 millones de personas de origen latinoamericano, 25,4 millones procedentes de México.

Cada año logran ingresar a Estados Unidos unos 390.000 mexicanos sin permisos migratorios, gran parte transportados por los ”polleros” (traficantes de personas). Pero más de un millón son deportados.

Además, la mayoría de las drogas ilícitas que consumen los estadounidenses ingresa desde el territorio mexicano.

Hasta 1993, los mexicanos podían pasar a Estados Unidos por cruces cercanos a las ciudades fronterizas, pero a partir de ese año todos los caminos fueron blindados con muros, rejas y férreos controles, reforzados aun más tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington.

A las diferencias de idioma y cultura entre Estados Unidos y México se agregan las del poderío económico (que son de más de tres a uno a favor del primero en cuanto a salarios y riqueza), y los conflictos constantes en materia de respeto a los derechos humanos, protección a los inmigrantes indocumentados y combate al narcotráfico.

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