En Chile falta desarrollar estrategias efectivas de prevención de la violencia intrafamiliar, que tiene a las mujeres como blanco en 90 por ciento de los casos, señalan expertos y activistas.
Hasta ahora el concepto de prevención no ha sido tan desarrollado como el de atención. Es hora de implementar estrategias innovadoras y eficaces en este sentido, planteó la directora regional del estatal Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Loreto Schnake.
Hace 10 años se promulgó la ley de Violencia Intrafamiliar (VIF), que sirvió para reconocer el problema públicamente. A partir de ese momento se viene trabajando principalmente en la acogida de las víctimas. Pero hoy entramos a una nueva fase, apuntó.
Esa etapa posterior incluye la modificación de esa norma de 1994, con propuestas hoy ya en el Congreso legislativo para su estudio y que contemplan la tipificación del delito de maltrato, con pena de hasta tres años de cárcel, que hasta ahora sólo se considera una falta.
Una forma de poner la violencia doméstica en el centro de la preocupación de la sociedad chilena es, por ejemplo, mostrar los costos que acarrea al país, expresados en niveles de salud, trabajo y educación, explicó a IPS Natalia Flores, representante del Programa Mujer de Pudahuel, un municipio populoso del sector poniente de Santiago.
Primero está el dinero gastado en los consultorios para reparar el daño físico y psicológico de las mujeres. Segundo los días no laborados y la consecuente mala realización del trabajo, y, tercero, el ausentismo educacional de los hijos, que también se ven afectados por esta situación, detalló.
El Sernam fue el organizador de las Jornadas de Prevención en Violencia Intrafamiliar, realizadas del 1 a 3 de este mes en Santiago y que contaron con la participación de representantes del gobierno nacional, de las municipalidades y de organizaciones de la sociedad civil especializadas en la materia.
El objetivo del encuentro fue conocer las distintas iniciativas que se están llevando a cabo en el país, experiencias que aportarán en el diseño de la Política Nacional de Prevención y Atención en VIF, que el Sernam elabora.
Por ahora, esta institución está probando un modelo de prevención y primera acogida en sus 23 centros repartidos por todo este país de más de 15 millones de habitantes. Cada uno posee un equipo multidisciplinario que atiende a las víctimas y realiza campañas educativas para la comunidad.
Pero, como se trata de un fenómeno complejo y multicausal, el programa también contempla la acción coordinada de los distintos servicios estatales que tienen injerencia en la materia.
Además del Sernam, están los ministerios de Educación, de Salud y de Justicia, los Carabineros (policía militarizada) y el Servicio Nacional de Menores (Sename), por nombrar sólo algunos.
En el seminario se dieron numerosas definiciones de violencia doméstica, que implican diversos tipos de abusos psicológicos, físicos, sexuales, económicos e incluso la negligencia o despreocupación hacia otro miembro de la familia.
También se hizo hincapié en que en más de 90 por ciento de los casos las agresiones son en contra de las mujeres, por lo que corresponde hablar de violencia de género y hacer foco en el trabajo de prevención hacia los hombres, quienes en definitiva son los perpetradores del maltrato.
Según cifras que maneja el Sernam, 50,3 por ciento de las mujeres chilenas han experimentado situaciones de violencia en su relación de pareja. Cuatro de cada 10 han sufrido maltrato psicológico, una de cada cuatro ataques físicos y una de cada 10 de tipo sexual.
Asimismo, la policía de Carabineros recibe más de 80.000 denuncias por violencia doméstica al año, cifra que triplica las de robo con asalto. Pero existe una importante cifra negra, de actos que no son denunciados.
Ante esta realidad, la institución policial viene capacitando desde hace varios años a sus efectivos para socorrer a las víctimas.
Flores asume que la Red Comunitaria en Prevención y Acogida que están ejecutando en Pudahuel no es precisamente un programa innovador, pero responde bien a las necesidades de la comuna, integrada mayoritariamente por familias de pocos recursos.
Para ella, el papel que debieran jugar las municipalidades es trascendental. Es la instancia de gobierno que trabaja directamente con la comunidad. Hace tiempo que tratamos la violencia intrafamiliar desde un punto de vista teórico y la idea es acercarse a la comunidad a través de medios creativos, aseguró.
Lo hecho por los municipios de San Ramón y El Bosque, al sur de la región Metropolitana (Santiago), determinó la ruta crítica de las mujeres que denuncian maltratos, sistematización que ha servido a otras corporaciones comunales.
La Red de Mujeres de Organizaciones Sociales (Remos), que agrupa a 33 instituciones a lo largo de Chile, ha optado por trabajar desde una perspectiva de género.
Para la encargada del área de violencia doméstica de Remos, Margarita Pino, la clave está en luchar contra las agresiones que sufren día a día las mujeres en todos los ámbitos de su vida y que después derivan en maltrato al interior de la familia.
Esa violencia no está penalizada y nadie la visibiliza, comentó Pino a IPS al aludir a las agresiones entre pareja de pololos (novios), la intimidación en el trabajo y la violencia comunicacional.
Actualmente se hace prevención en mujeres casadas, que ya están sufriendo violencia. Consideramos que se debe partir un poco más atrás. La sociedad ha ido formando mujeres subyugadas y hombres subyugadores. Y, a pesar de que las cosas han cambiado bastante, hay situaciones graves que se siguen validando, afirmó Pino.
La clave estaría en la intervención en el nivel escolar. Nos preocupa la cantidad de violencia que hay al interior de parejas de jóvenes y que después derivar en VIF. Lamentablemente las mujeres lo ocultan porque se acostumbran a vivir así, advirtió.
Según un estudio del Sernam que data de 2001, en las relaciones de noviazgo la violencia psicológica se da en 11,4 por ciento de los casos y la violencia física o sexual en un nueve por ciento.
Los asistentes al encuentro coincidieron en que es responsabilidad de toda la sociedad abordar el tema y que sólo en conjunto se puede generar un cambio cultural.