Los 188 países parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático buscarán en diciembre la manera de que el campeón mundial de los gases invernadero, Estados Unidos, vuelva al debate global sobre estas sustancias contaminantes.
Así lo dijo a IPS la secretaria ejecutiva de ese foro, la holandesa Joke Waller-Hunter, en su visita a Buenos Aires este martes, cuando faltan tres meses para la Décima Conferencia de las Partes (COP 10) de la Convención, que se celebrará entre el 6 y el 17 de diciembre en la capital argentina.
La principal expectativa se centra en que Rusia ratifique el Protocolo de Kyoto, un compromiso de las naciones industriales para reducir sus emisiones de gases que recalientan la atmósfera, elaborado en 1997 en la ciudad japonesa que le dio nombre, pero aún no vigente por la ausencia de los principales contaminadores.
Muchos países ya adoptaron las recomendaciones establecidas en Kyoto, sostuvo Waller-Hunter. Pero sería sumamente positivo conseguir las ratificaciones que faltan para que los compromisos tengan plena vigencia, agregó.
Como instrumento para afrontar las consecuencias del cambio climático global, los estados partes de la Convención adoptaron el Protocolo, según el cual los países industrializados deben reducir sus emisiones de gases que recalientan la atmósfera a volúmenes cinco por ciento inferiores a los de 1990, en el período 2008-2012.
El Protocolo establece mecanismos concretos para abatir los gases de efecto invernadero (en especial el dióxido de carbono), liberados por quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas, industriales y agropecuarias.
Pero este instrumento sólo tendrá carácter vinculante cuando sea ratificado por países que sumen 55 por ciento de las emisiones globales. A fines de 2003 se había llegado a 44,3 por ciento.
Con la ratificación de Estados Unidos, se alcanzaría a 80 por ciento de las emisiones, y con la de Rusia a 61 por ciento.
Estados Unidos, responsable de casi 25 por ciento de la producción global de gases invernadero, repudió el Protocolo en 2001. Desde entonces todas las miradas se dirigen a Rusia.
Luego del rechazo de Washington, Moscú ha jugado a posponer indefinidamente su decisión, sujeta a una revisión del impacto que tendría un cumplimiento obligatorio de las metas de Kyoto en el crecimiento de la economía nacional.
El presidente ruso Vladimir Putin dijo que su país estaba en el proceso de ratificar el Protocolo, recordó Waller-Hunter, pero admitió que no hay indicios de cuánto tiempo le tomará a Moscú decidir al respecto.
Con todo, la incorporación de Rusia al Protocolo y la entrada en vigor de éste no ponen fin a los problemas del cambio climático, recordó la experta.
Para una implementación efectiva del Protocolo necesitamos a todas las partes sentadas a la mesa de discusión, incluyendo a los que aún no lo ratificaron, a los que ya declararon que no lo harán y también a los que más sufren los efectos del cambio climático, los países en desarrollo, sostuvo.
Además, las metas iniciales de Kyoto sólo obligan a las naciones industriales por su responsabilidad histórica en la contaminación global, pero grandes naciones en desarrollo, como China o India, deberán asumir compromisos similares a mediano plazo.
En el encuentro de Buenos Aires, los delegados nacionales analizarán de qué manera incorporar a todos los sectores clave al debate para abatir las causas del recalentamiento global.
En diciembre, Buenos Aires recibirá de 2.000 a 5.000 participantes, entre delegados de gobiernos, de organizaciones no gubernamentales, empresarios y académicos, anticipó Waller-Hunter. Será la segunda vez que la capital argentina aloje a la COP. La primera fue en 1994.
La propuesta de que Buenos Aires fuera nuevamente anfitriona de la conferencia fue del embajador argentino Raúl Estrada Oyuela, director de Asuntos Ambientales de la cancillería y uno de los principales protagonistas de las negociaciones globales sobre cambio climático desde comienzos de los años 90.
Mientras se define la postergada entrada en vigor de Kyoto, los países deben avanzar en la discusión de medidas para adaptarse al cambio climático que ya se materializa, sobre todo las naciones en desarrollo, más vulnerables a sus efectos, considera el funcionario.
Estrada Oyuela propone discutir además la forma en que podría atraerse nuevamente a Washington al debate y, en ese sentido, no reniega de los instrumentos construidos a la medida de un país que es el principal contaminador de los gases en cuestión.
Estrada Oyuela, quien presidió el comité que diseñó el acuerdo de Kyoto por mandato de la Convención, sostuvo este martes: No me avergüenza decir que ese Protocolo fue hecho a la medida de Estados Unidos, porque fue el delegado de Washington quien propuso poner un techo a las emisiones de todos.
Esa idea —aceptada por otras potencias industriales como la Unión Europea- fue rechazada luego por el propio Washington, cuando llegó al gobierno George W. Bush.
Estrada Oyuela considera necesario crear un nuevo instrumento que incorpore a Estados Unidos.
Si el mayor emisor no está adentro, es difícil cumplir las metas. Tenemos que buscar la forma de volver el toro al redil, dijo el funcionario, agregando que ya existen algunas ideas que se debatirán en la conferencia de diciembre.