AMBIENTE: El regreso del ozono

La capa de ozono, atacada durante decenios por productos químicos utilizados en la industria y la agricultura, probablemente comenzará a regenerarse en los próximos años, vaticinó Rajendra Shende, director de la Unidad de Acción para el Ozono y la Energía del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

”Observaciones de científicos de la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés), y de la estadounidense Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (más conocida por sus siglas en inglés, Nasa) indican que el agujero de la capa de ozono en la atmósfera ha alcanzado su superficie máxima y disminuirá en los próximos decenios”, señaló Shende a Tierramérica.

Meteorólogos de ésas y otras organizaciones observan y cuantifican desde hace más de 30 años la concentración en la atmósfera de sustancias destructoras de la capa de ozono, y ”hoy es posible establecer que la velocidad de crecimiento de la concentración de estos químicos ha comenzado a disminuir”, gracias a la aplicación del Protocolo de Montreal, firmado en 1989, dijo Shende.

Observaciones de la WMO de principios de septiembre sugieren que la pérdida de ozono en los dos polos de la Tierra se reduce desde hace unos cinco años.

El agujero de capa de ozono sobre la Antártida medía el 1 de septiembre unos 12,5 millones de kilómetros cuadrados, la mitad del máximo de la superficie estimada en septiembre de 2000.

Sin embargo, esa variación se debe en parte a factores climáticos. ”En años con bajas temperaturas, una cantidad determinada de químicos destruye más ozono que en años más cálidos”, explicó Daniel Albritton, director del laboratorio de Aeronomía de la estadounidense Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

Shende apuntó que la regeneración de la capa de ozono puede durar por lo menos 50 o 60 años.

”Si continuamos la eliminación de emisiones, probablemente nuestros bisnietos podrán tomar baños de sol en las playas de Argentina, Noruega o Australia sin los temores de nuestros hijos de hoy”, indicó.

El mantenimiento de la actual tendencia a la regeneración depende de que continúe la aplicación del Protocolo de Montreal, y de que no ocurran fenómenos naturales que también debilitan la capa de ozono, como grandes erupciones volcánicas, precisó el experto.

El ozono, que es un alotropo muy inestable del oxígeno, constituye en la estratosfera, de 15 a 50 kilómetros sobre la superficie del planeta, una capa que impide el paso de la radiación solar ultravioleta, causante de cáncer de piel, cataratas e incluso la ceguera total, así como la destrucción de vegetales.

Unos 90 productos químicos utilizados en la agricultura y en la industria, especialmente en refrigeración, acondicionamiento de aire y equipos contra incendios, destruyen la capa de ozono al llegar a la estratosfera, sobre todo en los polos del planeta.

Entre esas sustancias están los clorofluorocarbonos (CFC), los halones, el tetracloruro de carbono, los hidrobromofluorocarbonos, el metilbromuro y el bromoclorometano.

Cuando alcanzan la estratosfera, ocurren reacciones químicas catalíticas que descomponen el ozono.

Tales reacciones han sido identificadas desde hace unos 40 años sobre la Antártida, y ocurren también sobre el Polo Norte.

En 1989, tras largas y difíciles negociaciones, 29 países y la Comunidad Económica Europea ratificaron en Canadá, donde está la sede de la Organización Internacional de la Aviación Civil, el Protocolo de Montreal.

Esos signatarios eran responsables de 82 por ciento del consumo de las sustancias que destruyen el ozono.

Hasta el momento son 184 las naciones que han ratificado el Protocolo, que busca ”la eliminación” de las sustancias que destruyen la capa de ozono como ”objetivo final”, pero con base a una metodología flexible.

Por ejemplo, el instrumento ha estimulado el cese de la producción y uso de los CFC en aparatos refrigeradores y acondicionadores de aire en los países industrializados, pero esas sustancias aún se utilizan en el mundo en desarrollo.

También ha fijado como objetivo la eliminación definitiva en el mundo industrializado del pesticida metilbromuro para enero de 2005, pero concede plazo hasta 2007 para que los países en desarrollo cesen su producción y uso.

Si un país firmante prueba que tiene dificultades insalvables para eliminar ese pesticida antes de enero, el Protocolo prevé que se le otorgue una prórroga de hasta un año, con carácter ”transitivo”, o sea que mientras un país esté autorizado a emplearlo, otros podrán hacer lo mismo.

En julio, Estados Unidos pidió que las prórrogas se concedieran por varios años, y esa propuesta será discutida en noviembre durante la 16 Conferencia de firmantes del Protocolo, que se realizará en Praga.

* Publicado originalmente el 11 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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