RELIGION-ALEMANIA: Musulmanes salen del armario

Los 3,3 millones de musulmanes de Alemania vuelven lentamente a reafirmar su identidad, luego de un periodo de temor a ser vinculados con actividades terroristas a causa de su fe y sus tradiciones.

La mayoría de los musulmanes en este país son de origen turco y llegaron en los años 60 y 70 en busca de empleo temporal en la entonces Alemania occidental, pero luego decidieron quedarse con sus familias en ciudades como Berlín, Frankfurt, Duesseldorf, Wiesbaden y Colonia.

Actualmente hay 2.300 mezquitas y escuelas islámicas en distintas localidades del país, y en algunas zonas el turco es un idioma muy generalizado.

También hay musulmanes procedentes de Arabia Saudita, Egipto, India, Iraq, Malasia, Nigeria, Pakistán y Singapur.

La situación para los musulmanes se agravó notoriamente luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, y tras el inicio de la campaña antiterrorista lanzada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

La detención y subsiguientes juicios a sospechosos de terrorismo como Mounir Al Motassadeq y Abdelghani Mzoudi, en la septentrional ciudad de Hamburgo, aumentaron la sensación de intranquilidad en toda la comunidad musulmana.

Ahora la tensión ha cedido y, en algunos casos, organizaciones musulmanas vuelven a registrar un aumento de asociados. Las personas de origen islámico están reafirmando su identidad.

Además, uno de cada 100.000 alemanes se convierte al Islam, sobretodo a través del casamiento, según los últimos datos.

Ronald Paris, de 42 años, nació en Berlín. Es fotógrafo y asesor técnico de museos. Se convirtió al Islam en 1998 y ahora es conocido como Zayd. Su esposa india Jasmin, de 31 años, espera en la capital alemana su primer hijo.

Zayd es hoy un miembro activo del Círculo Alemán Musulmán, y asiste regularmente a las reuniones de oración y a las conferencias que se realizan en una mezquita.

Zayd está molesto por la atención que los musulmanes le prestan a la ”cuestión del velo”.

”Hace 30 años la mayoría de las personas en la zona rural de Alemania usaban pañuelos en la cabeza, y nadie se molestaba. Ahora, todos se ofenden cuando una mujer musulmana lo utiliza para tapar su cabello. El problema es que las musulmanas se sienten casi desnudas si no lo usan”, señaló.

”Antes de la reunificación, yo era ciudadano de la República Democrática Alemana. Mi padre Ronald Paris era un artista muy conocido en el Estado socialista. Muchas personas nos visitaban de otros países”, contó Zayd.

”Luego de la caída del muro, aproveché la oportunidad y visité Turquía, Egipto e India. Fue en India donde comencé a interesarme por el Islam en conversaciones con amigos. Jamás le había dado una oportunidad al Islam antes de esto”, añadió.

El fotógrafo quedó impresionado por la unida estructura familiar musulmana.

”Te reciben en sus casas y son muy hospitalarios. Estoy ahora construyendo una casa en India, que dejaré para mis hijos en el futuro”, señala, pero aclara: ”Yo soy ciudadano alemán y lo seguiré siendo. Nada va a cambiar eso”.

Mientras, Lale Lucan, de 29 años, es una estudiante de leyes en Berlín de origen turco. Ella usa velo, pero sus dos hermanas menores no.

”Ellas son religiosas también, y quieren usar velo en el futuro, pero todavía no han llegado el momento. No debe haber presión en la fe de cada uno”, sostiene.

Lucan dijo a la revista Brigitte que comenzó a usar el velo cuando valoró más su identidad musulmana, y subrayó que no teme por ello ser menos aceptada por los alemanes.

”En los primeros 24 años de mi vida no usé velo, y siempre fui rechazada como una extranjera que debía volver a Turquía. Pero yo nací y crecí aquí. Tengo un pasaporte alemán. No creo que sacarme el velo me ayude a integrarme más a la sociedad alemana”, sostuvo.

Una encuesta realizada por el independiente Instituto Allensbach reveló que 53 por ciento de los alemanes considera al velo como una forma de represión a la mujer y una costumbre no conciliable con los valores occidentales.

Algunos estados alemanes, como Baden-Wuerttemberg, Saarland and Baja Sajonia, aprobaron leyes que prohíben el uso de velo en escuelas públicas.

El central estado de Hesse rechazó un pedido de la Asociación Religiosa Islámica para que se dictaran clases sobre religión mahometana para unos 60.000 alumnos de origen musulmán.

En su lugar, se aprobó la creación de un curso sobre etnias.

El ministro del Interior de la ciudad de Berlín, Ehrhart Koerting, anunció que trabaja en un proyecto de ley para prohibir los símbolos ”de cualquier fe y credo religioso” en las escuelas capitalinas.

De esta manera, no se podrán usar en los centros educativos velos islámicos ni kipás judíos ni cruces cristianas.

El proyecto de ley ya despertó el malestar en algunas denominaciones cristianas.

La diócesis de la Iglesia Protestante de Berlín señaló que la polémica sobre los velos no debe ser una ocasión para que se establezcan restricciones generales sobre la libertad de culto.

”La religiosidad no puede ser prohibida en la esfera pública y reducida a la privacidad del hogar”, señaló un portavoz de la congregación.

Zayd se indigna ante este tipo de medidas. ”Es absurdo que se le nieguen a mujeres musulmanas empleos en la enseñanza porque insisten en usar el velo. ¿Qué clase de sociedad tendremos si eso se confirma?”, señaló.

Lo mismo piensa Arwa Hassan, una programadora de computación musulmana, de 31 años, que trabaja para la oficina en Alemania de la organización Transparencia Internacional.

”Que no use velo en público ahora no quiere decir que un día no lo haga. Para las mujeres musulmanas el velo es una forma de proteger su dignidad”, sostuvo. (

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