Los resultados parciales de las elecciones para gobernador celebradas el domingo en el estado mexicano de Oaxaca, bastión del ala más conservadora del opositor PRI, llenaron de algarabía al partido que promete recuperar la Presidencia en 2006. Pero no faltaron las denuncias de fraude.
Tras computar más de 90 por ciento de los votos, las autoridades electorales de Oaxaca informaron que Ulises Ruiz del PRI (Partido Revolucionario Institucional) obtuvo 47,2 por ciento de los votos, frente a 44,6 por ciento de su contendiente Gabino Cue, apoyado simultáneamente por el gobernante Partido Acción Nacional (PAN) del presidente Vicente Fox, y por la izquierda.
Las elecciones en el sudoccidental Oaxaca, y las que se celebraron también este domingo en los estados de Aguascalientes, en el centro del país, y Baja California, en el extremo noroccidental, en los que PRI y PAN se repartieron respectivamente los triunfos, forman parte del calendario electoral que prevé comicios en otros siete distritos hasta diciembre.
“La de Oaxaca era de una de las elecciones más reñidas y emblemáticas, pues aquí está una de las cunas del PRI jurásico (más conservador) que se resiste a los cambios y eso lo vimos en la elección, en la que usaron todas la artimañas posibles para ganar”, dijo a IPS Romualdo Gutiérrez, coordinador del no gubernamental Frente Indígena Oaxaqueño.
El candidato derrotado Cue, Gutiérrez y algunos observadores independientes aseguran que el gobernador de Oaxaca José Murat, del PRI y uno de los más férreos opositores a Fox, repartió dinero y alimentos entre los votantes para favorecer a su partido, y obligó a parte de la burocracia estadual a realizar proselitismo por Ruiz.
“Yo vi que la gente del PRI entregó entre 50 y 1.000 pesos (entre 4,4 y 88,4 dólares) a pobladores pobres para que voten por Ruiz y que en algunas zonas los amenazaron con armas si votaban contra el PRI”, afirmó el coordinador del Frente Indígena Oaxaqueño.
Para José Fernández, director de Centro de Investigaciones en Humanidades del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la principal enseñanza de los comicios en Oaxaca “es que las viejas prácticas del autoritarismo no son cosas del pasado”.
El PRI ha gobernado por décadas Oaxaca, con cuatro millones de habitantes, más de la mitad de los cuales se encuentran entre los más pobres de México. Sesenta y cinco por ciento de la población del estado es indígena y los conflictos por la tierra son frecuentes.
El triunfo de Ruiz es un golpe para Fox, quien había criticado abiertamente al gobernador Murat, acusándolo de parcialidad en el proceso electoral.
La dirigencia del PRI celebró el triunfo en Oaxaca y lo consideró una lección para Fox, al que critica por interferir en asuntos del distrito y por su afán de atacar a Murat.
El PRI gobernó México sin interrupciones durante 71 años, hasta 2000. Ahora se propone recuperar la presidencia de este país de más de 100 millones de habitantes en las elecciones generales de 2006.
Pese a haber perdido el control del Poder Ejecutivo en 2000, cuando Fox fue elegido presidente, el PRI conserva mayoría relativa en el Congreso legislativo y sigue siendo la primera fuerza política mexicana, seguida por el PAN y, en tercer lugar, por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática.
En julio, el PRI retuvo las gobernaciones de los norteños estados de Chihuahua y Durango, donde además se renovaron alcaldías y diputados locales.
El PRI también ganó el domingo la alcaldía de la ciudad de Tijuana, en el estado de Baja California, fronterizo con Estados Unidos, mientras en Aguascalientes los triunfos en la gobernación y alcaldías fueron para el PAN.
En la mayor parte de los actos electorales reinó el orden, pero “frente a lo sucedido en Oaxaca, brota el sentimiento de que la regresión política es una realidad con la que tenemos que lidiar”, señaló Fernández.
Oaxaca “se ha convertido en una laboratorio político para el país”, añadió.
Aunque las autoridades electorales de Oaxaca son un poder independiente, como en el plano nacional, pueden ser rebasadas por prácticas proselitistas y autoritarias, estimó el experto.
Cue, paradójicamente ex miembro del PRI, denunció que su contrincante usó todas la artimañas a su alcance para lograr votos, y contó en ello con apoyo de Murat. “Defenderé mi triunfo pidiendo un recuento casilla por casilla (como se llaman en México los centros de votación)", señaló.
Poco antes de las elecciones, opositores de Murat, académicos y organizaciones no gubernamentales denunciaron que el PRI aplicaba en Oaxaca amenazas, violencia y compra de votos. De los 570 municipios del estado, 418 se rigen por usos y costumbres indígenas, como la votación en bloque, y en ellos siempre resulta victorioso el PRI.
“Por más quejas que se puedan tener contra la llamada transición (política en México), es imposible no reconocer el carácter pacífico del trayecto. Pero en Oaxaca se podría romper el molde. En sus elecciones se cristaliza la existencia, la sobrevivencia, la persistencia, la resistencia de otro México”, dijo el historiador Federico Reyes.
Murat mantiene intensos roces con Fox desde 2001. Pero este año las tensiones se intensificaron, cuando la Procuraduría (fiscalía) General concluyó que un supuesto atentado a balazos del que el gobernador se denunció víctima en marzo, fue un burdo montaje.
Murat es amigo cercano del presidente del PRI, Roberto Madrazo, un dirigente conservador cuestionado abiertamente por un sector interno del propio partido, más liberal y abierto a la concertación.