El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reveló este lunes la más ambiciosa modificación en el despliegue de las tropas de su país en el mundo desde el inicio de la guerra fría hace medio siglo.
En un discurso ante veteranos de guerra en el nororiental estado de Ohío, Bush dijo que el redespliegue de los soldados en el extranjero tendrá la finalidad de crear una fuerza más ágil y flexible así como reducir la presión sobre las tropas y sobre las familias de militares.
La iniciativa anunciada por el mandatario se implementaría en los próximos 10 años e implicaría el regreso al país de hasta 70.000 soldados estadounidenses hoy apostados en grandes bases militares de Asia y Europa.
El Departamento (ministerio) de Defensa ya había confirmado en mayo y junio de este año un radical recorte de las fuerzas estacionadas en grandes bases de Alemania, Corea del Sur y Japón.
Esos soldados fueron ubicados en instalaciones más pequeñas en un arco de crisis que va de Asia sudoriental a Africa occidental, así como en Guam, en el océano Pacífico, y en el propio territorio estadounidense.
Aunque altos funcionarios de los departamentos de Estado (cancillería) y de Defensa evitaron discutir detalles del despliegue, se sabe que hay negociaciones en curso con países del Báltico y de Africa occidental.
De acuerdo con estas negociaciones, resulta evidente el interés de Washington en tener acceso a áreas petroleras y gasíferas, oleoductos, gasoductos y otras rutas de transporte de insumos energéticos.
Para la mayoría de los analistas militares, el redespliegue propuesto tiene sentido. Tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, se desvaneció la necesidad estratégica de bases militares convencionales en Alemania o en Europa occidental.
Mientras, se consolidaba la necesidad de las bases en Corea del Sur —donde Estados Unidos ha contado con unos 40.000 soldados en los últimos 25 años— dada la posibilidad de un enfrentamiento con Corea del Norte.
Al mismo tiempo, la presencia de tropas estadounidenses en Europa occidental y en Asia nororiental, en particular en Corea del Sur y en Japón, se volvieron cada vez más impopular en la población local.
Pero otros ven en el proyecto tanto un indicativo de las aspiraciones imperiales de Washington así como una contradicción de la política de apoyar la democracia en todo el mundo proclamada por Bush.
Esto expone algo que ha sido mantenido en secreto hasta ahora: el tamaño del imperio militar estadounidense, con 70 bases en 130 países, dijo el presidente del Instituto de Investigaciones de Políticas Japonesas, Chalmers Johnson.
Estamos hablando del modo en que queremos alentar la democracia, pero estamos trasladando nuestras bases a los países más autocráticos del planeta, añadió.
Johnson también apuntó al creciente conflicto entre Washington y Berlín en torno de la contaminación que originan las bases estadounidenses, que lleva al gobierno de Bush a buscar un ambiente más propicio en repúblicas ex soviéticas.
También preocupa la percepción de que Estados Unidos ha abandonado a algunos de sus aliados más tradicionales de Europa y Asia en favor de estados más nuevos y ubicados en regiones más volátiles.
La caída de la cortina de hierro y el inevitable retroceso de las tropas en Alemania marcan el fin de una larga era en que las fuerzas estadounidenses sirvieron en Europa desde el fin de la segunda guerra mundial, en una gran tradición militar, dijo a IPS el general retirado William L. Nash, del Consejo de Relaciones Exteriores.
Europa está aun mucho más cerca de la mayoría de las áreas de conflicto que Estados Unidos, y hemos sido capaces de desplegar tropas de Alemania a Medio Oriente y a Africa, agregó.
Una gran preocupación en torno de la nueva estrategia es el daño que pueda ocasionar a las alianzas forjadas durante al guerra fría, en particular en Europa. El Pentágono pretende recortar su presencia en Alemania, hoy de 70.000 soldados y gran cantidad de aviones, a la mitad.
Parte de las tropas retornarán a Estados Unidos, y la mayoría se trasladarán a bases más económicas en Bulgaria y en Rumania, más cerca del Cáucaso y de Medio Oriente.
El candidato presidencial del opositor Partido Demócrata a la presidencia, John F. Kerry, también se encontraba en Ohio el lunes, y afirmó que él también reduciría los contingentes militares en el extranjero, pues ayudaría a los aliados a través de la diplomacia.
Mientras, el general retirado Wesley Clark, hoy en el Partido Demócrata, advirtió que la medida anunciada por Bush tenía motivos políticos ante la proximidad de las elecciones de noviembre. (