La fuerte reacción de Cuba ante un posible indulto presidencial a cuatro militantes anticastristas condenados en Panamá pone a este país al borde de una nueva crisis en sus controvertidas relaciones diplomáticas con América Latina.
El gobierno de Fidel Castro advirtió que si la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, indulta a los cuatro cubanos, las relaciones quedarán automáticamente rotas, lo que para algunos analistas expresa una posición de principios.
La presidenta panameña cargará con el estigma y la inmoralidad de haber liberado a asesinos confesos, a terroristas de la peor calaña, señaló una declaración oficial cubana que ocupa este lunes los principales espacios informativos de este país caribeño.
Según el texto oficial, amigos en Panamá aseguraron a La Habana que Moscoso ya tomó la decisión de indultar a Luis Posada Carriles, Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampol, acusados por Castro en 2000 de preparar en Panamá un atentado en su contra.
Sin embargo, Moscoso negó este lunes haber incluido a los anticastristas en alguna lista de indultados y ordenó el retiro inmediato de su embajador en La Habana, Abraham Bárcenas, en el cargo desde marzo de 2003.
En 2001, Moscoso había desestimado el pedido de extradición formulado por el gobierno cubano contra los cuatro acusados, pese a que La Habana había prometido no aplicar la pena de muerte en este caso, teniendo en cuenta que es un castigo no aceptado en la legislación panameña.
De acuerdo con medios cercanos al gobierno, para las autoridades cubanas es fundamental castigar a quienes considera connotados criminales de origen cubano aun a riesgo de crear fisuras en sus vínculos con los gobiernos latinoamericanos.
Según las denuncias de Castro, los acusados habían planificado colocar explosivos plásticos de alto poder en el Paraninfo de la Universidad Autónoma de Panamá para detonarlos durante un acto que encabezaría el mandatario, durante una visita a ese país en 2000.
El gobernante viajó ese año a Panamá para participar en la X Reunión Cumbre Iberoamericana, la última de estas citas a las que asistió Castro, de 78 años y sobreviviente de centenares de intentos de asesinato.
Los artefactos explosivos eran idóneos como para volar varias manzanas. El desastre iba a ocasionar miles y miles de muertos, relataba por entonces un profesor de la Universidad Autónoma de Panamá.
La Habana acusa a Posada Carriles de muchos actos de terrorismo, el más grave de los cuales fue la voladura de un avión de la línea aérea Cubana de Aviación en octubre de 1976, frente a las costas de Barbados, por la que murieron 73 personas.
Un tribunal panameño condenó a principios de este año a los cuatro cubanos a penas de entre siete y ocho años de prisión, sentencias insuficientes para La Habana y para organizaciones sindicales, estudiantiles e indígenas panameñas.
Los abogados de la parte acusadora presentaron un recurso de apelación arguyendo que las penas no se corresponden con la gravedad de los delitos probados en el juicio.
De acuerdo con la legislación panameña, el indulto es prerrogativa del presidente de la República, pero se requiere para otorgarlo que el proceso judicial haya concluido y exista una sentencia firme.
De manera que el otorgamiento de indulto en este caso sería un acto contrario a la propia legislación panameña, pues hay un pedido de apelación en curso, además de una aberración desde el punto de vista político, señaló el gobierno cubano.
Para La Habana, Moscoso responde a presiones de organizaciones anticastristas de exiliados cubanos en Estados Unidos y del gobierno de George W. Bush, que busca los votos y el dinero de esos sectores para su reelección en los comicios presidenciales de noviembre.
Las críticas de varios países latinoamericanos a La Habana referidas a su política de derechos humanos y las siempre fuertes reacciones de las autoridades cubanas han provocado desacuerdos y distanciamientos con la región en los últimos años.
La peor crisis fue con México, que bajo el actual gobierno de Vicente Fox abandonó su tradicional voto de abstención ante resoluciones de censura a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con sede en Ginebra.
El desacuerdo bilateral mantuvo acéfalas de mayo a julio pasado las embajadas de ambos países, como muestra más visible del distanciamiento en unas relaciones que antaño fueron privilegiadas por Cuba dentro del contexto latinoamericano.
Las relaciones con Panamá tuvieron su momento de especial tibieza bajo el gobierno del general Omar Torrijos (1968-1978), quien restableció los vínculos en agosto de 1974, en un gesto calificado de valiente por el diario oficial cubano Gramna.
Al recordar los 30 años del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Panamá, el periódico del gobernante Partido Comunista de Cuba exaltó la postura independiente de Torrijos, muerto en un no esclarecido accidente aéreo el 31 de julio de 1981.
Uruguay rompió sus relaciones diplomáticas con Cuba en abril de 2002, luego de una guerra verbal entre ambos gobiernos, entablada cuando Montevideo decidió promover una resolución contra La Habana en la Comisión de la ONU.
Los vínculos entre ambos países se habían restablecido en 1985, con el fin de la dictadura militar que regía en Uruguay desde 1973. De momento las relaciones se mantienen en el ámbito consular.
Cuba mantiene relaciones diplomáticas con la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños. Carece de todo vínculo con El Salvador, mientras con Costa Rica sólo existen lazos consulares.