CUBA: Nuevas promesas de la caña

Cuba redobla la explotación de los derivados de la caña de azúcar (Saccharum officinarum) para la medicina animal y humana, en tiempos de reconversión de su sector azucarero, cuya producción tradicional tiene precios mermados en el mercado internacional.

La política de reestructuración de ese sector emprendida hace dos años incluye un refuerzo del uso de derivados en las industrias alimentaria, química, farmacéutica y biotecnológica.

De manera unánime, los expertos locales destacan que la caña de azúcar sirve para hacer tanto mieles y alcoholes como alimentos para animales, resinas, preservantes, plásticos y productos para las industrias papelera y del mueble, entre otros derivados.

”En los tiempos que transcurren para la producción y comercialización” del azúcar ”no basta con producir con calidad y a bajos costos, es preciso ir a una diversificación integral”, dijo a Tierramérica Luis Gálvez, director del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar (ICIDCA), con sede en La Habana.

Esa institución, fundada hace 41 años, está a la vanguardia de los esfuerzos tecnológicos cubanos para aprovechar de manera integral y eficiente la gramínea, tan asociada con la historia, cultura y tradición del país.

Las investigaciones del ICIDCA abarcan agricultura, alimentación animal y humana, estudios ambientales, biotecnología y farmacología.

Entre las novedades de la línea farmacéutica de esa institución sobresalen extractos de la cera de caña y ácidos orgánicos.

”En los derivados de la caña de azúcar existe un potencial sustentado en el conocimiento tecnológico alcanzado por el país”, subrayó Gálvez, quien asegura que a partir de materias primas originadas en la caña, y mediante tecnologías químicas y biotecnológicas, se puede llegar a productos tan variados como los que se obtienen de la petroquímica.

De la sorprendente variedad de derivados de la caña, quizás el producto que más popularidad conquistó internacionalmente a fines del siglo XX fue el policosanol o PPG, descubierto y elaborado en laboratorios cubanos.

El PPG tiene excelente acogida como regulador del metabolismo de las grasas, entre ellas el colesterol, así como suplemento alimenticio para personas en situaciones de especial esfuerzo o desgaste físico.

Este medicamento ”natural” no provoca efectos colaterales nocivos y se le atribuyen bondades extra como la de elevar la capacidad sexual. Tiene clientela en Europa y Australia, entre otros puntos del orbe, y es codiciado por quienes visitan la isla.

Los laboratorios Dalmer de La Habana, donde se elabora el PPG, trabajan desde hace años en la búsqueda de otros productos naturales derivados de vegetales y especialmente de la caña.

Hace pocas semanas, expertos cubanos presentaron una nueva familia de antibióticos para el tratamiento de animales, obtenidos de la caña de azúcar por el Centro de Bioactivos Químicos de la Universidad Central de Las Villas, en la ciudad de Santa Clara, 300 kilómetros al este de La Habana.

Ese centro de investigación produce a partir del furfural, logrado de desechos de caña, el llamado G-1, con potente acción contra bacterias y hongos resistentes a los antibióticos antes disponibles.

Ese producto se ofrece en forma de ungüento oftálmico veterinario para el tratamiento de enfermedades en nueve especies de animales, explicaron los especialistas.

En el Centro de Bioactivos Químicos se han desarrollado a partir del furfural nuevos ingredientes farmacéuticos activos para uso en biotecnología agrícola y medicina humana y veterinaria.

También se han elaborado en Cuba, a partir del bagazo de la caña de azúcar, los antidiarreicos Ligmed-A y Ligmed H, para animales y humanos, respectivamente.

El primero tiene poderoso efecto antimicrobiano y gran capacidad para absorber toxinas y microorganismos patógenos del tubo digestivo de los cerdos.

Su uso en la crianza de animales se facilita porque no tiene sabor u olor específicos, y tampoco efectos secundarios adversos o contraindicaciones.

El Ligmed-H se ha empleado con éxito en hospitales para enfermedades de la vía digestiva, incluso con efecto paliativo de síntomas del cáncer de colon.

Durante décadas, Cuba invirtió en infraestructura y formación científica para un sector que básicamente producía azúcar crudo y refinado. La apuesta ahora es sacar el mayor provecho a esa inversión, dicen las autoridades.

Entre los proyectos en marcha está la instalación del Centro de Desarrollo de las Fermentaciones Industriales y la Nutrición, que dispondrá de tres plantas piloto de producción semicomercial de productos biotecnológicos derivados de la caña.

Ese Centro es preparado con apoyo financiero del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo e implementación de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial.

La reestructuración del sector azucarero hace dos años implicó cerrar 70 ingenios para dejar en funcionamiento otros 71.

En términos generales, el propósito de esa reconversión fue reducir costos de producción y ganar competitividad, desarrollar una agricultura sobre bases sustentables y aumentar la producción de alimentos, según explicaron en su momento las autoridades.

El sector azucarero fue eje del desarrollo económico, social y cultural cubano durante siglos, y de sus fuentes de trabajo dependían, hasta la reconversión, 2,5 millones de personas.

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