Al mediodía del domingo, el presidente de Chile, Ricardo Lagos, tomó el teléfono para comunicarse con su par peruano, Alejandro Toledo. En medio del impasse generado por la escalada de declaraciones entre autoridades de ambos países —que incluyó la polémica por la delimitación marítima entre ambos países, los ejercicios bélicos en la septentrional ciudada chilena de Iquique y la supuesta revisión del Tratado de 1929 como final de la guerra del Pacífico—, ambos mandatarios acordaron "bajar el ruido" bilateral y canalizar las relaciones en las respectivas cancillerías. Fue el propio Toledo el que se encargó el miércoles de hacer público su diálogo con su par chileno. "Estamos convencidos de que no hay ninguna razón para que exista alguna fricción (…) He tenido una larga conversación telefónica con el presidente Lagos y ambos hemos constatado que es un ruido que se produce en ambos lados", dijo Toledo tras participar en la inauguración de un puente fronterizo.