A primera hora del lunes, la canciller chilena Soledad Alvear recibió una llamada desde Lima. Al otro lado del teléfono estaba su par peruano, Manuel Rodríguez Cuadros, quien le entregó un claro mensaje de su gobierno: que la voz oficial en materia de política exterior la expresan el presidente de su país, Alejandro Toledo, y quien le hablaba. Así, el ministro limeño desautorizó los dichos que el domingo pronunció el segundo vicepresidente del Perú, David Waisman, quien criticó a Ricardo Lagos por atribuir la ofensiva del gobierno de Toledo de revisar los límites marítimos a una maniobra interna. "No somos Mickey Mouse para distraer a la gente. De repente el Presidente chileno ha estado viendo una película y ha dado esa declaración en el contexto de una película de dibujos animados", dijo Waisman, ex ministro de Defensa peruano reconocido tanto por su personalidad vehemente y declaraciones "poco afortunadas".
