AGRICULTURA-MALASIA: Cambio de prioridades

– El gobierno de Malasia diseña una estrategia para desarrollar sus zonas rurales que, postergadas durante décadas por la industria y la tecnología, son ahora baluartes del radicalismo islámico.

El primer ministro Abdulá Ahmad Badawi decidió priorizar la agricultura al constatar que más de un millón de malasios musulmanes apoyaron al opositor Parti Islam Se-Malaysia (PAS) en las elecciones generales de marzo.

Uno de los objetivos del PAS es convertir a Malasia en una teocracia islámica.

Este partido tiene sus principales bastiones en los septentrionales estados de Kelantan y Terengganu, fronterizos con Tailandia, donde la pobreza rural no cede.

Cincuenta y tres por ciento de los 23 millones de malasios son musulmanes, 17 por ciento budistas, 11 por ciento taoístas, siete por ciento hindúes y otro siete por ciento cristianos.

Entre los seguidores del PAS figura Pak Yusuf, de 58 años, productor de arroz que lucha cada día para alimentar a sus nueve hijos con lo que cultiva en su terreno de tres hectáreas, en el distrito de Pasir Mas, en Kelantan.

”Lo que somos y lo que obtenemos es 'rezeki Alá' (don de Alá). Yo rezo como corresponde, hago contribuciones a la mezquita y voto al PAS”, dijo a IPS.

El gobierno estima que más de dos millones de granjeros y pescadores malasios están atrapados en un círculo vicioso de pobreza, que los arrastra a su vez al radicalismo islámico.

”El auge económico a fines de los años 80, basado en la industria y en la tecnología, permitió que millones de pobres ingresaran a la clase media, pero también perjudicó a personas como Pak Yusuf. Fue un desarrollo desequilibrado, de los ricos para los ricos”, dijo a IPS Mahfuz Omar, del PAS.

Las estadísticas confirman este desequilibrio.

La contribución del sector agrícola al producto interno bruto de Malasia pasó de 30 por ciento en 1960 a 9,8 por ciento en 1996 y a cerca de cuatro por ciento en 2003.

Las importaciones de alimentos de Malasia sumaron 3.420 millones de dólares el año pasado, y se prevé que llegarán a los 5.260 millones en 2010.

El sector agrícola fue desatendido durante la política del ”gran paso adelante”, con que el primer ministro Mahathir Mohamad (1981-2003) quería introducir a este país en el mundo industrializado.

Mahathir ”quería que los malasios se transformaran en esos empresarios japoneses que viajan en jet por todo el mundo de traje y con portafolios. Los agricultores no estaban en su esquema”, señaló un economista que prefirió no dar su nombre.

El ex primer ministro ”incluso rebautizó la única universidad agrícola del país sacando la palabra 'agricultura'”, añadió.

La prioridad dada por Mahathir a la industria y a la tecnología convirtió rápidamente a los habitantes de Kelantan y Terengganu, en su mayoría agricultores y pescadores, en los más pobres del país.

Ahora Abdulá prepara un plan para modernizar la agricultura, con inversiones y la introducción de semillas genéticamente modificadas.

La semana pasada, Abdulá se reunió con expertos en agricultura malasios e internacionales, líderes políticos y representantes de compañías privadas para lanzar lo que llamaron la Revolución Verde.

”La Revolución Verde reducirá la brecha de ingresos entre los malasios urbanos y los rurales”, dijo Abdulá en el encuentro.

Muchos granjeros malasios ganan menos de 69 dólares mensuales, debajo de la línea de pobreza nacional, de 92 dólares, según datos oficiales.

”Queremos acabar con la asociación entre pobreza y agricultura. Muchos países industrializados son ricos porque modernizaron su agricultura. Nosotros queremos seguir el mismo camino”, dijo a IPS el ministro de Agricultura, Muhyiddin Yassin.

”Miremos a Taiwan, Australia y Japón. Son países capaces de tener granjeros millonarios y vender al mundo lo que producen. Nosotros queremos lo mismo”, añadió.

El gobierno prevé una serie de incentivos y reducciones impositivas para la agricultura a partir de septiembre.

”Se hará todo lo posible para que la agricultura sea exitosa y un motivo de orgullo nacional. Abdulá trabaja para que la agricultura sea un sector estratégico”, escribió el periodista Ahmad Talib, en el oficialista The News Straits Times.

El gobierno está entusiasmado con el programa, pero ambientalistas advirtieron que una estrategia basada en la biotecnología difícilmente beneficie a los pequeños productores, y en cambio podría convertir al país en un centro de experimentos para las grandes corporaciones.

”Hay asuntos que tienen que ver con la salud ambiental, la salud alimentaria y el papel de las grandes empresas en la agricultura que no han sido investigados antes de crear este plan”, opinó un economista.

”Sólo las grandes corporaciones se beneficiarán con la introducción de los transgénicos y de la biotecnología”, añadió. (

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