SIDA: Mandela en renovada lucha contra los estigmas

El líder sudafricano Nelson Mandela urgió a los líderes mundiales a aportar más dinero a la lucha contra el VIH/sida y contra la tuberculosis en la reunión mundial especializada que se celebra en la capital de Tailandia.

Ante la XV Conferencia Internacional sobre Sida, el ex presidente de Sudáfrica y héroe de la lucha contra el racismo aprovechó la oportunidad de presentar su Campaña Mundial 46664, iniciada en noviembre pasado para crear conciencia sobre la pandemia.

Unos 15.000 delegados asistieron en Bangkok a la conferencia de seis días.

”Mi número de prisión en la isla Robben era 46664. A pesar de los esfuerzos del régimen del apartheid de reducirnos a números de presidiarios, el mundo no nos olvidó”, dijo Mandela, quien sufrió tuberculosis en la cárcel.

El apartheid, régimen de segregación racial institucionalizada en perjuicio de la mayoría negra que rigió hasta 1994, mantuvo a Mandela preso entre 1962 y 1990. La isla Robben, frente a la costa de Ciudad del Cabo, fue uno de los lugares donde fue recluido.

La Campaña Mundia 46664 se concentrará en crear conciencia internacional sobre la enfermedad, y defenderá y colaborará con trabajos de cuidado, tratamiento y prevención, así como con la recolección de fondos tan necesarios con ese fin, dijo Mandela.

”Como el ex recluso 46664, hay un lugar especial en mi corazón para todos aquellos a quienes se les niegan sus derechos humanos básicos”, agregó.

Entre las celebridades que colaboran con la campaña del líder sudafricano figuran la cantante estadounidense Dionne Warwick y el actor Richard Gere.

La Fundación Bill y Melinda Gates anunció este jueves una contribución de 50 millones de dólares al Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria patrocinado por la ONU. Pero se necesita mucho más dinero, dijo Mandela.

Este jueves, más temprano, la aparición repentina del líder sudafricano en una conferencia de prensa tomó a muchos periodistas de sorpresa.

Los medios de comunicación esperaban que hablara el miércoles, pero su esposa, Graça Machel, presidió entonces un panel sobre las actividades de la Fundación Nelson Mandela, una organización con sede en Johannesburgo.

Eso constituyó una señal confusa sobre el estado de salud del estadista de 86 años.

Mandela, el primer presidente negro de Sudáfrica, había anunciado a fines de mayo su retiro de la vida pública.

El líder informó entonces que pasaría más tiempo en su residencia rural, recibiendo visitas de familiares y amigos y escribiendo un segundo libro sobre su vida desde su liberación en 1990, tras 27 años de prisión.

Su aparición en el centro de prensa del centro de conferencias IMPACT Arena causó agitación. Los periodistas lo recibieron con un aplauso de pie.

Luego, presentó una declaración de una página sobre ”Cómo enfrentar la epidemia conjunta de VIH y tuberculosis”, en una conferencia organizada por la Fundación Bill y Melinda Gates.

”No podemos ganar la batalla contra el sida si no combatimos también la tuberculosis, que con demasiada frecuencia es una sentencia de muerte para las personas con sida”, dijo Mandela.

Los médicos saben cómo curar la tuberculosis hace más de 50 años, agregó. Pero ”nos han faltado la voluntad y los recursos para diagnosticar con rapidez a las personas con tuberculosis y darles el tratamiento que necesitan”, sostuvo.

Como el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) debilita el sistema inmunológico, los portadores son especialmente vulnerables a la tuberculosis. La prevalencia de esta enfermedad ha aumentado significativamente en los países con mucha presencia de sida.

De los 1,6 millones de muertes que la tuberculosis causa cada año, un cuarto es de personas que viven con VIH.

La tuberculosis es hoy el mayor asesino de personas con VIH en todo el mundo, según Helene Gayle, directora del program de sida, tuberculosis y salud reproductiva de la Fundación Bill y Melinda Gates.

Según cifras de la Fundación, 14 millones de personas viven en el mundo con VIH y tuberculosis, 70 por ciento de las cuales residentes en Africa subsahariana.

Durante la conferencia de prensa, Mandela destacó la presencia del activista zambiano Winstone Zulu, sobreviviente de tuberculosis.

”Hay pocos sobrevivientes que puedan compartir sus historias con nosotros. Necesitamos más como Winstone para decirle al mundo los efectos de la tuberrculosis en millones de personas”, sostuvo el líder sudafricano.

El propio Mandela sufrió la enfermedad cuando estaba preso. ”Cuando llegó el diagnóstico del hospital, me dijeron que afortunadamente detectaron la enfermedad antes de que hubiera agujeros en el pulmón”, recordó.

”Toma solo cuatro meses tratar la tuberculosis si se lo hace correctamente. Cuando les dije a mis amigos en la prisión que tenía tuberculosis, sus caras se alargaron”, dijo.

”Los médicos y trabajadores del hospital sabían de mi condición. Y, por lo tanto, no tenía ninguna razón para ocultársela a las personas cercanas a mí. Me sometí a tratamiento y me curé en cuatro meses”, agregó Mandela.

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