El saldo de daños que dejó el desbordado protagonismo de la esposa del presidente mexicano Vicente Fox, Marta Sahagún, puede ensombrecer el funcionamiento de la democracia, afirman críticos. Pero al menos algo está claro: no será candidata a la presidencia.
Percibida como el verdadero poder detrás del mandatario, Sahagún fue blanco de severas críticas en los últimos meses por su evidente afán de atraer reflectores y de correr la carrera presidencial. Su actitud llevó inclusive a que se cuestionara el nuevo estilo de ejercer el gobierno, como nunca antes en los tres años de administración de Fox.
El gobierno del centroderechista Partido Acción Nacional (PAN) de Fox puso fin a 71 años de poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Pero en palabras del mandatario, en México gobierna una pareja presidencial.
Sahagún anunció el lunes de tarde que no sería candidata a la presidencia. Es tiempo de conciliar y de analizar con objetividad lo que sucede en realidad, lo he dicho y lo reitero: México está preparado para ser gobernado por una mujer. No obstante, quiero afirmar que no seré candidata, sostuvo.
El mensaje de Sahagún despeja la incógnita y deja resuelta una situación anómala, si se considera que por razones éticas es inviable una candidatura a la presidencia de la esposa del mandatario en funciones, dijo a IPS el escritor y periodista Carlos Monsiváis.
Además de abolir ambiciones de poder, la situación es propicia para delimitar el carácter y la función que compete a la figura de la primera dama del país. El momento actual puede representar una suerte de normatividad en la materia para el porvenir, señaló.
Las atribuciones que la ley confiere a la consorte del jefe de Estado mexicano se limitan a presidir el Sistema Nacional del Desarrollo Integral de la Familia.
Pero Sahagún desistió de presidir ese organismo y rompió con el tradicional bajo perfil de las esposas de los ex mandatarios mexicanos.
Portavoz del Poder Ejecutivo hasta el 2 de julio de 2001, cuando se casó con Fox, creó poco después Vamos México, una fundación de beneficencia acusada de manejo irregular de los recursos que recibe del sector privado.
A partir de sus funciones como presidenta de la polémica fundación, aparece casi a diario encabezando ceremonias de todo tipo, en una exposición que le ha redituado dividendos de popularidad, aunque desplazando a un segundo plano la imagen del presidente.
Así, sorprendió cuando acudió en representación de Fox a la asunción del cargo del presidente peruano Alejandro Toledo, en julio de 2001, y a los funerales de Estado, en junio, del ex mandatario estadounidense Ronald Reagan (1981-1989).
Cuando concluya la gestión de Fox, el primer día de diciembre de 2006, iremos juntos a casa, a disfrutar de nuestra familia, sin que ello signifique renunciar jamás a mi compromiso con los más desprotegidos, dijo Sahagún, de 51 años y ferviente católica.
Sin aceptar preguntas, negó haber intervenido en decisiones institucionales que corresponden al jefe de Estado, con quien dijo integrar un matrimonio solidario, que se apoya y que sabe respetar la individualidad de sus espacios profesionales.
Su decisión fue respuesta a la renuncia, el 5 de este mes, de Alfonso Durazo como portavoz y secretario particular de Fox. Uno de los hombres más cercanos al presidente adujo que abandonaba sus cargos por las aspiraciones políticas de Sahagún, entre otros motivos.
En una larga misiva, Durazo, de origen político en el ahora opositor PRI, dijo que el país está preparado para que una mujer llegue a la presidencia, pero no para que Fox deje a su esposa de presidenta.
La dimisión desató una de las mayores crisis internas del gobierno y un reclamo desde todas las filas partidarias, incluido el gobernante PAN, de que Sahagún se expresara, sin ambigüedades, sobre sus aspiraciones políticas más allá de 2006.
Desde Brasil, donde estaba de visita, Fox repitió la semana pasada lo que había dicho meses atrás: que su esposa no contendería para llegar a Los Pinos, residencia oficial del Poder Ejecutivo. Pero pocos le creyeron.
En marzo, Fox había dicho que seguramente su esposa no se postularía para los comicios de 2006 y había manifestado su deseo de que ambos regresaran a su rancho en el central estado de Guanajuato.
En abierto desdén a la palabra del mandatario, la primera dama había replicado de inmediato. De manera respetuosa y honesta yo digo: mi decisión es no decir por ahora, porque no tengo decisión tomada.
Pero la gota que derramó el vaso llovió fuera del país. Con el título La Evita de México, un artículo editorial del diario estadounidense The New York Times subrayaba la figura disminuida de Fox y el peligroso coqueteo con la idea de que su esposa permaneciera en Los Pinos hasta 2012.
Las ambiciones de la señora Sahagún están haciendo estragos dentro del propio partido del señor Fox y su gabinete y la renuncia de Alfonso Durazo consternó a muchos mexicanos ante la perspectiva de haber cambiado la dinastía institucional de PRI, en el poder durante 71 años, por una dinastía de la familia Fox, añadió el diario.
También citó palabras de Durazo en su renuncia: El deseo de un gobierno de decidir quién será o no el próximo presidente fue el pecado original del antiguo régimen.
Para el periódico estadounidense, no sólo la presidencia de Fox se debilitó por Marta, como se la llama en México, sino también la joven democracia de este país.
Dada la cultura política de México, una llamada a un empresario para pedirle una contribución para la obra de beneficencia de la primera dama, equivale a una presión, señaló el diario.
La intención de Fox de ponerla como la matrona santa de la caridad mexicana ha manchado la idea de una ruptura limpia con el antiguo régimen.. (…) es momento para que él y su esposa le hagan un favor a México y eliminen, sin términos inciertos, la posibilidad de que la señora Sahagún busque la presidencia, añadía el periódico.
A juicio de Monsiváis, Sahagún no renunció a nada, pues no tenía la mínima posibilidad de ganar, si se decidía a participar en la carrera por la presidencia.
El innecesario tiempo destinado a despejar las dudas sobre el rol político de la primera dama se puede explicar sólo por el excesivo poder concentrado en la Presidencia, afirmó el autor de Amor perdido.
Lo que corresponde ahora es transparencia sobre el manejo de las finanzas de Vamos México y observar cómo transcurre un paisaje de postulaciones tan prematuro. Por la gobernabilidad del país, es urgente que el apresuramiento electoral se posponga, opinó.
En julio del año pasado, Fox declaró que ya estaba en marcha el proceso de sucesión. Los analistas aducen que la presunta falta de liderazgo del mandatario ha alentado el furor por la contienda electoral, que ya cuenta con varios precandidatos.
El alcalde de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, es favorito en las preferencias ciudadanas según las encuestas. La nómina de precandidatos incluye al ex canciller Jorge Castañeda y al ex secretario de Energía, Felipe Calderón, entre otros.
Mientras, senadores opositores acusan a la estatal Lotería Nacional de haber desviado el equivalente a 17,5 millones de dólares a grupos empresariales vinculados a Vamos México, la institución creada por Sahagún.
Organizaciones no gubernamentales se quejan de un supuesto monopolio de Vamos México de los recursos privados destinados a asistencia social, y subrayan la tardía inclinación de Sahagún por las actividades filantrópicas.
La oposición ha denunciado que la institución destina excesivos recursos a gastos de operación y salarios, en detrimento de su función primordial de ayudar a los desprotegidos.