MERCOSUR-MEXICO: Acercamiento político

El presidente de México, Vicente Fox, logró gran repercusión en la prensa al anunciar la intención de incorporar a su país al Mercosur como miembro asociado en ”un primer paso”, pero su objetivo puede ser más político que comercial.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva apoyó la pretensión mexicana de asociarse al bloque sudamericano, al recibir a Fox para una visita de trabajo este miércoles en Brasilia.

Fox y Lula viajaron juntos, en la tarde, a la nororiental ciudad argentina de Puerto Iguazú, para participar este jueves en la XXVI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur (Mercado Común del Sur, cuyos miembros son Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).

El Mercosur asegura que falta muy poco para firmar un acuerdo de integración comercial con la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela).

En Puerto Iguazú, funcionarios del bloque insisten en subrayar las negociaciones con la Unión Europea, que deberían concluir en octubre, y los pasos para dialogar con potenciales nuevos aliados, como China, Corea del Sur, Egipto y países de Africa austral, entre otros.
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Suena incluso ”irónica” tanta ambición del Mercosur en negociaciones externas, cuando un nuevo conflicto comercial entre Argentina y Brasil desnuda una ”preocupante” debilidad en la integración del bloque, dijo a IPS Mario Marconini, director ejecutivo del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (CEBRI).

Argentina decidió restringir el lunes las importaciones de aparatos electrodomésticos brasileños, como refrigeradores y lavadoras de ropa, para contener una ”invasión” de productos de ese origen, medida que nubló la cumbre de Puerto Iguazú.

La iniciativa de Fox, por otra parte, parece contener ”más retórica que eficacia práctica”, con intereses políticos, área en la que los mexicanos han demostrado mucha capacidad de acción últimamente, evaluó Marconini.

El gesto mexicano respondería a una coyuntura de ”alejamiento” relativo entre México y Estados Unidos, socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), junto con Canadá.

Un acuerdo de libre comercio entre México y el Mercosur sería difícil, considerando que para la economía mexicana, más abierta, el ajuste resultaría más cómodo, pero no para los países sudamericanos.

Por ejemplo, en el acuerdo de preferencias arancelarias entre Brasil y México sólo se incluyeron 900 productos en un universo de 11.000, recordó Marconini.

Es sorprendente la decisión del gobierno mexicano y la ”nutrida delegación” que envió a Brasil y a la cumbre, constató Darío Alessandro, coordinador argentino del Foro de Consulta y Concertación Política del Mercosur.

La verdad es que el Mercosur ”aparece como un polo político muy fuerte” y México ”es un actor importante que no sería contraproducente incorporar, al revés”, si cumple los pasos requeridos para la adhesión, dijo Alessandro a IPS.

En esta cumbre, además de Fox, estará presente el presidente venezolano Hugo Chávez, que también desea ver a su país como miembro asociado del Mercosur, estatus que ya tienen Bolivia, Chile y Perú.

Hay dos interpretaciones posibles para el gesto de Fox. La más probable es que México sienta la necesidad de buscar nuevos socios comerciales y beneficios que se mostraron ”limitados en el TLCAN”, según Cristina Pecequilo, investigadora del Centro Universitario Iberoamericano, de Sao Paulo.

La segunda hipótesis es ”conspirativa” y poco realista, pues se trataría de un intento de ”debilitar al Mercosur”, dijo Pecequilo a IPS.

La necesidad mexicana de desarrollar alternativas para mejorar las condiciones de vida de su población de más de 100 millones de personas, no alcanzadas en diez años de vigencia del TLCAN, se intensificó por la ”falta de atención de la administración (estadounidense) de George W. Bush” a la cuestión de los inmigrantes y del transporte en la frontera común, según la investigadora.

Además, las relaciones bilaterales se hicieron más difíciles después de que México no apoyó, como esperaba Washington, la invasión a Iraq el año pasado, acotó.

El Mercosur debe encarar ”con cautela” el acuerdo que propone Fox, porque sería ”menos ventajoso” para el bloque, precisamente por el diferente grado de apertura de los respectivos mercados, opinó.

Para Brasil habría también un efecto estratégico negativo, pues implicaría ”cambiar el foco de la política externa, hasta ahora dirigido a América del Sur, extendiéndolo a toda América Latina y dificultando la profundización” de acción integradora, destacó.

Por otra parte, un acuerdo comercial no haría de México una ”plataforma” para que el Mercosur exportara a Estados Unidos, observó Marconini, porque las reglas de origen en el TLCAN son muy rígidas.

Aunque en entrevistas concedidas a varios medios de prensa del Mercosur, Fox explicitó su voluntad de convertir a su país en miembro asociado al bloque, aclaró que por ahora no se encaminaría a negociar un acuerdo de libre comercio, considerado un requisito para la asociación, junto con la adhesión a la cláusula democrática.

El director de CEBRI considera que en el Mercosur, aún con problemas internos, se están anunciando con demasiada ansia, y ”también ingenuidad”, negociaciones en muchos frentes, algunos visiblemente inviables, como un supuesto acuerdo de libre comercio con China.

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