Este lunes se conmemoran 100 años del nacimiento de Pablo Neruda, el poeta que en 1971 dio a Chile su segundo Nobel de Literatura y cuya obra seguirá vigente, más allá de celebraciones, como expresión mayor de la palabra hispanoamericana en el siglo XX.
A primera hora de este lunes partirá desde la Estación Central capitalina El tren del poeta. Su destino: Parral, ciudad situada 345 kilómetros más al sur, en la que nació Neruda en 1904.
Irán a bordo el presidente chileno Ricardo Lagos, el escritor argentino Ernesto Sabato, los poetas Ernesto Cardenal, nicaragüense, y Thiago de Mello, brasileño, además del artista ecuatoriano Pablo Guayasamín, miembros del Comité de Honor Internacional del Centenario de Neruda.
También viajarán personajes del mundo artístico, político, empresarial y diplomático, como protagonistas de este homenaje al más universal de los chilenos, a este hombre que es nuestro pasaporte hacia al mundo, según Javier Luis Egaña, director de la comisión gubernamental encargada de las conmemoraciones.
Desde el 12 de julio del año pasado se llevan a cabo en Chile y en el mundo actividades para recordar al creador de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, en una suerte de maratón que se prolongará hasta diciembre.
El viernes, Lagos encabezó en el Museo de Artes Visuales de Santiago la presentación de Imagen y testimonio, libro oficial del Centenario de Pablo Neruda, con textos de los 11 miembros del Comité de Honor Internacional y de seis Premios de Literatura de Chile, ilustraciones de 23 artistas plásticos e imágenes de cinco fotógrafos.
El libro, del que se imprimieron 3.500 ejemplares y que será donado a 411 bibliotecas públicas, incluye textos históricos sobre Neruda de los poetas españoles Federico García Lorca (1989-1936) y Rafael Alberti (1902-1999), del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros (1989-1974), del ex presidente francés Georges Pompidou (1911-1974) y del escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984).
Está también el discurso que en octubre de 1971 pronunció el entonces presidente de Chile Salvador Allende (1908-1973), cuando la Academia Sueca otorgó a su entonces embajador en Francia el premio Nobel de Literatura, el segundo obtenido por un chileno. En 1945 lo había recibido la poeta Gabriela Mistral (1889-1957).
Neruda, precandidato presidencial del Partido Comunista en 1970, resignó su postulación a favor del socialista Allende, quien ganó las elecciones de septiembre de ese año como abanderado de la Unidad Popular, coalición de partidos marxistas, socialdemócratas y cristianos de izquierda.
En octubre de 1972, con la salud resentida, Neruda renunció a su cargo de embajador y regresó a Chile para instalarse en su casa del balneario costero de Isla Negra, ahora un museo, donde lo sorprendió el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, durante el cual Allende se suicidó para no rendirse a los militares.
El impacto del cruento golpe agravó el cáncer de próstata del poeta, quien falleció apenas 12 días después, el 23 de septiembre, en la clínica Santa María de Santiago, a la que llegó después de un penoso traslado desde Isla Negra, acompañado de su esposa, Matilde Urrutia. Tenía 69 años.
El poeta fue velado en su casa del barrio Bellavista de Santiago (que él bautizó La Chascona en alusión a la cabellera de Matilde), ya saqueada e inundada por los militares golpistas. Su funeral fue el primer acto de resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El escritor mexicano Carlos Fuentes rememora así ese episodio en Imagen y testimonio:
La velación de Neruda tuvo lugar en una casa tomada. Soplaban los vientos finales del invierno austral a través de ventanas rotas, removiendo las cenizas de libros quemados. Una casa saqueada, una nación violada. Esta terrible coincidencia de dos agonías me hace recordar algo que una vez me dijo Pablo:
'Nosotros, los escritores latinoamericanos, quisiéramos volar. Pero nuestras alas cargan el peso de la sangre de nuestros pueblos'.
El pueblo libre por el cual Neruda dio tanto de su vida fue asesinado por una pandilla de hombres desleales a su juramento de fidelidad a Chile. Un jefe de Estado que no mató a nadie fue empujado a la muerte, quizás porque respetaba demasiado la vida.
El peruano Mario Vargas Llosa, coautor también del libro del centenario, sostiene que no hay en la lengua española una obra poética tan exuberante y multitudinaria como la de Neruda, una poesía que haya tocado tantos mundos diferentes e irrigado vocaciones y talentos tan varios y contradictorios.
El poeta universal y trascendente de El Canto general, el cronista de las cosas mínimas de las Odas elementales, el cantor romántico de Los versos del capitán marcó gran parte de su vida con la solidaridad a la España republicana que terminó con la contrarrevolución franquista en 1939.
Este martes, en la casa central de la Universidad de Chile se inaugurará la exposición España en el corazón, con cuadro de homenaje a Neruda de los pintores José Balmes, Roser Bru, Gracia Barrios, Concepción Balmes y Bororo (Carlos Maturana).
Bajo el mismo título de España en el corazón, intérpretes musicales como Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Joaquín Sabina, Víctor Manuel, Miguel Bosé, Carmen Paris y Miguel Ríos, entre otros, presentaron el lunes pasado en Barcelona un álbum con 19 temas inspirados en poemas de Neruda.
Otro de los actos importantes de este centenario tendrá lugar el miércoles 14, cuando el presidente Lagos entregue por primera vez el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda al poeta mexicano José Emilio Pacheco.