Una cocina de cartón construida con 70 kilogramos de periódicos, un abrigo de plástico y una lámpara de papel son algunos ejemplos del ecodiseño italiano, que combina protección del ambiente y economía sustentable.
El diseño verde suma estrategias, métodos e instrumentos innovadores para prevenir y reducir impactos ambientales negativos en todas las fases del ciclo de un producto, sin descuidar la estética, dijo a Tierramérica la arquitecta Lucia Pietrosi, profesora de diseño industrial en la Universidad La Sapienza, de Roma.
En 2002, Italia desechó 29,8 millones de toneladas de plástico, según la Agencia para la Protección de Medio Ambiente italiana. Al año siguiente se recuperaron 900 toneladas, sobre todo para hacer muebles y vestidos.
De 10 botellas de plástico que fueron a la basura se rescata fibra sintética para hacer una silla, con 45 vasos de plástico se logra un banco, y con 31 botellas un árbol de Navidad.
También se vuelve a usar cartón, papel, aluminio y acero.
La ecoinnovación explota recursos renovables, y separa los componentes de un producto al final de su ciclo de vida, para eliminar sustancias peligrosas.
Con materiales pobres, los artistas se inspiran, experimentan y crean. Un ejemplo es la muestra Más allá de las cajas. Diseño con papel y cartón, que se realiza cada año en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Ludovico, de Roma.
Algunas atracciones de esa muestra fueron la silla Recall, con 70 por ciento de aluminio y cartón reciclados (de Marco Capellini, de la empresa Remade), el vestido Medusa, confeccionado a mano y en papel (de la arquitecta Caterina Crepax), una mesa-escritorio de cartón ondulado que soporta 80 kilogramos de peso, o Lucky, el caballito de cartón para niños (de Ilaria Vitanostra).
En Italia bebemos mucho café y la cafetera está hecha con aluminio reciclado, pero nadie lo sabe, y así se ahorra 85 por ciento de la gran cantidad de energía necesaria para producir aluminio virgen, explicó a Tierramérica el arquitecto Capellini, fundador de Matrec, el primer banco italiano de datos de acceso gratuito sobre ecodiseño y reciclaje.
Hace algunos años, los productos del reciclaje eran menospreciados en Italia, pero actualmente 90 por ciento de los consumidores se declara dispuesto a comprar mercaderías de unos tres mil productores. Sin embargo, algunos empresarios se quejan de que el ecodiseño aún no logra objetos con recepción equivalente a la de los tradicionales.
Pero son cada vez más los productos italianos que ganan la etiqueta Ecolabel, un certificado europeo de calidad ambiental.
El Parlamento Europeo adoptó este año un reglamento que impone, por lo menos hasta 2008, reutilizar 60 por ciento de los residuos de papel y vidrio, 50 por ciento de los de acero y aluminio, 22,5 por ciento de los de plástico y 15 por ciento de los de madera, para reducir el impacto ambiental de desechos y embalaje.
En Italia no se consolidaron hasta los años 90 conceptos verdes del diseño y la construcción, que se discuten en el norte de Europa desde los 60. Un decreto de agosto de 2003 dispone que 30 por ciento de los bienes adquiridos por la administración pública italiana sean fabricados con materia prima reciclada.
La tendencia actual de empresas como Merloni, líder en electrodomésticos de línea blanca (para cocina y lavarropas) en la Unión Europea (UE), es destacar la funcionalidad y la reducción de efectos adversos ambientales y sociales en la fabricación de sus productos.
Merloni, que produjo en 2003 unos 13 millones de electrodomésticos, recicla materiales, pero no para productos de línea blanca, sino para hacer bicicletas de aluminio y muebles para el hogar.
Respetamos las reglas de la UE y tenemos un comité de vigilancia que controla el estilo y la construcción en términos de ahorro de energía, porque trabajamos con el concepto del respeto al ambiente, aseguró a Tierramérica Chiara Pascarella, de Merloni.
Los ecodiseñadores afrontan el desafío de usar más fantasía que sus colegas tradicionales, y a veces sus creaciones no son bellas. La mezcla de varios tipos de plástico, por ejemplo, no siempre da resultados homogéneos o atractivos.
El ecodiseño no es sólo el trabajo con el material reciclado, sino también hacer electrodomésticos sostenibles, que no dañen el ambiente, sean fáciles de montar y desmontar, y ahorren energía, sostiene Capellini.
La firma Indarte produce con bajo costo, y en pequeñas series, relojes hechos con faros de bicicleta, lámparas hechas con envases de conservas y escobas de aluminio concebidas para durar 20 años.
No estamos en esto por conciencia ecológica, sino por falta de capital para otras propuestas. El verdadero ecodiseño se valora con base en la cantidad de energía y materia utilizada, no desperdicia nada, y construye objetos indestructibles que no pasan de moda, dijo a Tierramérica, en la ciudad de Turín, el propietario de Indarte, Marco Gilioli.
Los consumidores compran por tres factores: belleza, calidad y precio. Si se añade respeto al ambiente, es un punto más a la hora de comprar, según el arquitecto Giuseppe Lotty, del Centro Experimental del Mueble de la Universidad de Florencia. (