Luego de años de hostilidad, el primer ministro de Iraq, Iyad Allawi, concluyó una visita a Siria declarando que la restauración de las relaciones diplomáticas entre los dos países era inminente.
Tras lo que calificó de fructíferas y constructivas conversaciones con el presidente sirio Bashar Al-Assad, Allawi dijo que ambos países acordaron establecer un comité conjunto que supervise la seguridad en los 600 kilómetros de frontera.
Las relaciones se restaurarán y serán fuertes. Es claro que nuestra visita aquí es el comienzo de un capitulo brillante en el vínculo entre dos pueblos hermanos, dijo Allawi.
Estamos abriendo una nueva página, sostuvo el jefe del gobierno interino iraquí, en una conferencia de prensa conjunta junto con su par sirio, el primer ministro Mohammed Naji Otri.
Diplomáticos radicados en Damasco dijeron a IPS que ambos países firmaron acuerdos de seguridad fronteriza y de intercambio de información de inteligencia.
Que Allawi haya tomado estas decisiones sin auspicio de Estados Unidos es un buen indicador de la voluntad del gobierno iraquí de mantener la pelota en movimiento y de establecer un estado viable en colaboración con sus vecinos, dijo un diplomático occidental no estadounidense.
La seguridad es clave en cualquier estado, y resulta crucial que este acuerdo funcione para que haya otros luego, agregó el informante.
A pesar de su tradicional enfrentamiento con Estados Unidos, que lo acusa de patrocinar el terrorismo, Siria ha estado enfrentada durante más de tres decenios con su vecino Iraq.
Washington agregó nuevas sanciones contra Damasco este año por el aparente apoyo del gobierno de Assad a grupos radicales palestinos como el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y por no impedir el ingreso en Iraq de supuestos elementos antiestadounidenses.
Figuras del ala más derechista del gobierno de George W. Bush acusan también a Siria de poseer armas de destrucción masiva, y de distorsionar el equilibrio geopolítico de Medio Oriente por su influencia en Líbano.
Las baterías de los conservadores de Washington apuntaron a Siria, a la que se consideró durante meses el nuevo destino de una operación militar luego de invadido Iraq.
Siria ha sido un refugio seguro para los opositores del régimen de Saddam Hussein, que comenzó en 1979 y concluyó con la invasión estadounidense en abril de 2003.
Sin embargo, Assad y Saddam Hussein pertenecen a la misma vertiente ideológica nacionalista árabe. La rama siria del gobernante partido laico y socialista Baath rompió en 1966 con la iraquí, a la que pertenece el depuesto dictador.
Durante la guerra entre Irán e Iraq, que transcurrió de 1980 a 1988, Siria fue el único país árabe que prestó ayuda al país persa, y también se unió a la coalición militar encabezada por Estados Unidos que atacó a Iraq en la guerra del Golfo de 1991.
De todos modos, fue uno de los principales oponentes a la invasión estadounidense a Iraq en 2003, y saludó la constitución el mes pasado del gobierno de Allawi con sospechas.
Muchos sirios muestran reticencia hacia el nuevo gobierno iraquí, al que consideran la nueva cara de la ocupación estadounidense.
Expresamos resentimiento hacia la llegada del jefe de gobierno de la ocupación de Iraq, reza una declaración publicada por un grupo de intelectuales sirios ante la visita de Allawi.
Es persona non grata en nuestro país, no sólo por su pasado sino también porque su gobierno es apenas una herramienta contra Iraq y contra la nación árabe en manos de la ocupación, sostuvieron.
Allawi y su gabinete pretenden convertir Iraq en una plataforma de lanzamiento para la reformulación de la región, de modo de ponerla bajo dominio árabe-israelí, concluyeron.
Siria ha negado que facilite el ingreso de combatientes antiestadounidenses en Iraq a través de su frontera, pero admitió que no tiene capacidad para vigilarla por completo.
La delegación iraquí de gira por Medio Oriente intenta reconstituir sus vínculos con los países árabes, así como apoyo para la constitución de una fuerza multinacional que, con patrocinio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ayude a mantener la seguridad.
El primer ministro Naji Otri aseguró a Allawi que su país apoyaría los esfuerzos para lograr la seguridad y la estabilidad en Iraq.
Por su parte, Allawi aseguró a Siria que mantendría su demanda de retirada de las fuerzas ocupantes de Iraq.
El canciller sirio, Farouk Al-Sharaa, sostuvo el lunes, ante una consulta de IPS, que la mejoría en el vínculo con Iraq no tenía la intención de aplacar a Washington, y dijo confiar en que las actuales caras del gobierno estadounidense desaparezcan tras las elecciones de noviembre.
Analistas sirios recordaron que el país fue muy perjudicado por la guerra en Iraq y por el deterioro de la seguridad. Un oleoducto que transporta petróleo iraquí a través de territorio sirio debió clausurarse, y el comercio bilateral se redujo.
Representantes de ambos gobiernos acordaron en Damasco que Iraq vendería petróleo crudo a Siria, la que, a su vez, le vendería combustible refinado.
El vínculo entre los dos países mejoró cuando Bashar al- Assad sucedió a su padre, Hafez al-Assad, en 2000.
El comercio bilateral se reanudó en 1997. Las exportaciones sirias a Iraq saltaron de 500 millones de dólares en ese año a 2.000 millones en 2002, según estadísticas oficiales iraquíes. (