El tránsito suele embotellarse en la capital de Indonesia, pero se volvió imposible en Senayan cuando el general y candidato presidencial Susilo Bambang Yudhoyono realizó un acto electoral en el estadio de fútbol de ese distrito céntrico.
Las últimas encuestas indican que Yudhoyono es el favorito en la carrera hacia las primeras elecciones directas de Indonesia, el lunes 5. Quizá esto explique por qué más de 100.000 personas fueron a escuchar al general retirado de tres estrellas al estadio de Senayan el fin de semana.
Según Metro TV, Yudhoyono logró en Senayan la mayor concurrencia a un acto político de la campaña, en la que compiten también la presidenta Megawati Sukarnoputri, el vicepresidente Hamzah Haz, el ex jefe de las Fuerzas Armadas, general Wiranto, y Amien Rais, portavoz de la Asamblea Consultiva del Pueblo.
Una encuesta de opinión publicada esta semana por la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES), de Washington, reveló que Yudhoyono cuenta con el apoyo de 45 por ciento del electorado, más que el total de los otros cuatro candidatos.
Cerca de 20 por ciento de los encuestados todavía están indecisos, lo que llevó a los postulantes a intensificar su campaña por televisión, en un último esfuerzo.
La presidenta Megawati, por ejemplo, apeló directamente a los indonesios comunes, prometiendo por televisión que reducirá la pobreza, creará empleos y garantizará una vida mejor para la tercera mayor democracia del mundo, después de India y Estados Unidos.
En su discurso en Senayan, Yudhoyono expresó confianza en su victoria y prometió la erradicación de la corrupción y el respeto a los derechos humanos.
Más de 150 millones de indonesios están habilitados para votar en las elecciones presidenciales directas del próximo lunes.
Los cinco contendientes aspiran a obtener más de 50 por ciento de los votos en la primera vuelta. Si ninguno lo logra, habrá una segunda ronda de votaciones en septiembre, entre los dos candidatos que reciban más votos.
No es una exageración pensar que ganaremos en la primera ronda y pasaremos a la segunda, dijo Yudhoyono a IPS. Lucharemos con perseverancia para obtener más de 40 por ciento de los votos, agregó.
Según la encuesta de IFES, le siguen Wiranto, con 11,4 por ciento de apoyo electoral, y Megawati, con 11 por ciento.
Yudhoyono es conocido por sus iniciales SBY. Al parecer, el respaldo que recibe se debe a su imagen de integridad y a sus dotes de comunicador y líder.
El candidato favorito fue ministro de Seguridad bajo la presidencia de Megawati, pero renunció tras un enfrentamiento público con la mandataria y su esposo.
Muchos lo ven como una víctima del gobierno, y esto parece haber obrado en su favor.
Es muy probable que Yudhoyono pase a la segunda ronda. Ahora, hay que ver quién competirá contra él en septiembre, dijo Denny J.A., del Instituto de Encuestas de Indonesia.
Pero los amargos recuerdos de la dictadura militar del general Suharto, que gobernó Indonesia con mano de hierro durante más de tres décadas hasta 1998, todavía están frescos en la memoria de muchos indonesios.
Algunos advierten incluso que las credenciales democráticas que tanto le costó ganar a Indonesia podrían sufrir un revés si en la ronda electoral de septiembre compiten dos generales.
Wiranto es el candidato por el Golkar, el partido del ex presidente Suharto, que obtuvo la mayoría de los votos en las elecciones legislativas del 5 de abril.
Un tribunal de Timor Oriental emitió en mayo una orden internacional de captura contra Wiranto, por crímenes contra la humanidad durante la transición timorense hacia la independencia, en 1999, cuando era jefe de las Fuerzas Armadas indonesias.
Las acusaciones contra el general retirado se relacionan con la persecución y el asesinato de cientos de civiles antes y después del referéndum organizado por la Organización de las Naciones Unidas, el 30 de agosto de 1999, que condujo a la retirada de Indonesia de esa antigua colonia portuguesa después de 24 años de ocupación.
Yudhoyono no está manchado por ese tipo de acusaciones, pero algunos de sus partidarios temen que el ex general se deje llevar por sus asesores conservadores y no tenga coraje para llevar a cabo las reformas que lanzó en las Fuerzas Armadas.
En 1998 y 1999, Yudhoyono encabezó una comisión de generales que redactó un proyecto de reforma para despolitizar a las Fuerzas Armadas.
El plan, que sólo se ha cumplido parcialmente, preveía el fin de la función dual del ejército, una práctica que data de 1958 por la que los militares activos ocupaban, sin ser elegidos, escaños legislativos y cargos en el gobierno civil.
Las Fuerzas Armadas cedieron parte de su papel político, por ejemplo renunciando a sus escaños garantizados en el parlamento, pero todavía no están bajo control civil real. (
