La victoria del general retirado Susilo Bambang Yudhoyono en la ronda inicial de la primera elección presidencial directa de Indonesia no sorprendió a nadie, pero quizá el resultado de la segunda ronda sí lo haga.
El recuento de los votos escrutados hasta el momento sugiere que el candidato preferido de Occidente no llegaría al Palacio Presidencial si la actual presidenta Megawati Sukarnoputri lograra aumentar su popularidad en algunos puntos antes de la segunda ronda electoral, en septiembre.
Hasta este jueves, se había escrutado 60 por ciento de los votos y Yudhoyono tenía 34 por ciento de los sufragios, Megawati 26 por ciento, y el ex jefe de las Fuerzas Armadas, el general Wiranto, 22 por ciento. Unos 153 millones de personas estaban habilitadas para votar en las elecciones del lunes 5.
Una proyección del resultado final emitido el lunes por el Instituto Nacional Democrático (NDI), de Estados Unidos, y el Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas, de Yakarta, otorgaba a Yudhoyono 33,2 por ciento de los votos, a Megawati 26 por ciento y a Wiranto 23,3 por ciento.
Encuestas de opinión anteriores a la votación daban a Yudhoyono entre 40 y 45 por ciento de los votos, igualmente por debajo del 50 por ciento requerido para desplazar a Megawati en la primera ronda. Ahora, deberá enfrentarla el 20 de septiembre.
Yudhoyono está perdiendo impulso, dijo a la prensa Enceng Shobirin, subdirector del Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas.
Durante la campaña, Yudhoyono prometió la erradicación de la corrupción. Pero debió hacer frente a cuestionamientos de sus credenciales islámicas, en el mayor país musulmán del mundo, y fue acusado de ser un títere de Estados Unidos.
Asimismo, debió enfrentar críticas sobre sus antecedentes militares. Activistas de los derechos humanos sostienen que el general participó en la invasión de 1975 de Timor Oriental, cuando decenas de miles de civiles fueron masacrados. Además, fue comandante del Batallón 744, que perpetró graves violaciones a los derechos humanos en la antigua colonia portuguesa.
Al parecer, el respaldo que recibe el general retirado se debió a su imagen de integridad y a sus dotes de comunicador y líder.
El candidato más votado, conocido por sus iniciales SBY, fue ministro de Seguridad bajo la presidencia de Megawati, pero renunció tras un enfrentamiento público con la mandataria y su esposo. Muchos lo ven como una víctima del gobierno, y esto parece haber obrado en su favor.
El estudio del NDI mostró que Yudhoyono obtuvo apoyo de distintos sectores de la sociedad, pero no logró incursionar demasiado en el territorio de Megawati, hija del fundador de Indonesia, Ahmed Sukarno.
Según el NDI, la popularidad de Megawati aumentó porque se esforzó por modificar su imagen de reservada.
Comenzó a repuntar al final de la campaña, cuando se la podía ver en las ferias y hablando con la prensa, comentó Paul Rowland, director del NDI en Yakarta.
Sin embargo, analistas occidentales todavía prefieren a Yudhoyono sobre Megawati, que, a su entender, hizo poco por combatir la corrupción y mejorar la vida de los indonesios comunes.
SBY es una personalidad mucho más atractiva. El encabezó el movimiento reformista de las Fuerzas Armadas tras la caída del dictador Suharto en 1998, dijo a IPS el autor y analista de seguridad regional australiano James Dunn.
El tercer candidato, Wiranto, no goza del apoyo de la comunidad internacional debido a sus estrechos vínculos con la familia Suharto y a su papel, como jefe de las Fuerzas Armadas, en la persecución y el asesinato de cientos de civiles en Timor Oriental antes y después del referendo de agosto de 1999, que condujo a la retirada de Indonesia de esa antigua colonia portuguesa después de 24 años de ocupación.
Ahora, el general retirado sostiene que fue perjudicado por un fraude electoral. Según el jefe de campaña de Wiranto, Slamet Effendi Yusuf, la decisión de la Comisión General Electoral de aprobar millones de sufragios que deberían ser declarados inválidos por tener doble perforación afectó profundamente los resultados. (
