Los países de América Latina y el Caribe tendrán este año una franca recuperación en sus tasas de crecimiento del producto y mantendrán baja la inflación, pero el desempleo sigue siendo el porfiado talón de Aquiles en varias de las economías de la región.
La paradoja de incremento del producto interno bruto (PIB) acompañado de mayor desocupación, en Chile muestra que el crecimiento económico aún no se consolidó, es muy inseguro, dijo a IPS el economista Hugo Fazio, director del independiente Centro de Estudios Nacionales del Desarrollo (Cenda).
El desempleo, además, se asocia estructuralmente al modelo neoliberal, que disciplina las cuentas fiscales y coloca como eje de la conducción económica a las políticas antinflacionarias, bajo el supuesto de que el mercado generará automáticamente más ocupación en la medida de que crezca el PIB, advierten los expertos.
Chile, cuyo producto aumentará este año entre 4,5 y cinco por ciento, según las proyecciones, registró en mayo una tasa de desocupación de 9,4 por ciento de la población económicamente activa, muy superior a la del mismo mes de 2003, que fue de 8,8 por ciento, cuando la economía crecía a un ritmo anual inferior a tres por ciento.
En Argentina, en el primer trimestre de este año se verificó un crecimiento económico de 10,4 por ciento, el más alto desde 1993, pero el desempleo se mantuvo inalterable en los mismos indicadores de hace un año, con 19,5 por ciento.
Por su parte, la Coordinadora Democrática de Venezuela, que pretende sacar del gobierno a Hugo Chávez a través del referéndum revocatorio de su mandato el 15 de agosto, tiene como una de sus principales promesas de campaña la creación de 280.000 nuevos puestos de trabajo en seis meses, para contrarrestar un desempleo estimado en 17 por ciento de la fuerza laboral.
En su informe de proyecciones económicas para este año, publicado en mayo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Santiago de Chile, planteó que el PIB regional, que aumentó apenas 1,7 por ciento en 2003, crecerá entre 3,7 y 4,3 por ciento este año.
Con optimismo, los expertos de Cepal sostienen que este año se pondrá fin al sexenio perdido, en el que imperaron el estancamiento y las bajas tasas de expansión económica desde que en 1998 comenzaran a sentirse los impactos de la llamada crisis del sudeste asiático de mediados del año anterior.
La proyección de la agencia regional de la ONU apunta para este año a una tasa de inflación ponderada por habitante de 7,5 por ciento, inferior a la de 8,5 por ciento registrada en 2003, lo cual encauza otra vez a la región en un sólido control de precios luego del repunte inflacionario de 2002.
Ese año, la tasa ponderada de inflación para la región fue de 12,2 por ciento, empujada por la devaluación del peso frente al dólar en Argentina y sus repercusiones en el área del Mercado Común del Sur (Mercosur), sobre todo en Uruguay.
Es precisamente Uruguay uno de los países que en las proyecciones de Cepal tendrá este año una de las mayores expansiones del PIB, con un crecimiento que podría llegar a nueve por ciento.
En la economía uruguaya parece darse la ecuación de mayor crecimiento mayor empleo, de acuerdo a un informe de la estatal Universidad de la República sobre la gestión económica del primer semestre.
En el documento se indica que la tasa de desempleo en el período febrero-abril de este año, de 14,2 por ciento, es inferior en 4,7 puntos porcentuales a la de igual trimestre de 2003.
El mayor crecimiento (del PIB latinoamericano) permitirá una recuperación paulatina de los de los niveles de empleo y asegura, al menos en el corto plazo, un control del desempleo, afirmó Cepal en su informe de proyecciones económicas.
Para Fazio, esta relación no se dará con facilidad, porque es necesario no perder de vista el desempleo estructural, el cual se evidencia cuando la demanda de puestos de trabajo es superior a la que existe en períodos normales de crecimiento de la economía y no sólo en coyunturas de baja del ciclo de expansión.
El desempleo estructural se debe en Chile a los cambios en la estructura productiva, dijo el economista.
Estos cambios son principalmente el crecimiento del sector exportador, que crea muy pocos empleos y, por otro lado, el reemplazo de la producción de artículos nacionales por productos importados, lo cual se ha visto favorecido por los tratados de libre comercio firmados últimamente, explicó el director del Cenda.
Chile, que tiene acuerdos comerciales con toda América Latina y Canadá, puso en marcha el 1 de enero de este año un tratado bilateral con Estados Unidos, luego de los convenios suscritos con la Unión Europea y con Corea del Sur en 2003. Ahora, este país busca negociar convenios con China e India, los dos países más poblados del planeta.
Patricia Medrano, investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, señaló a IPS que siempre hay un rezago de tres a seis meses entre el despegue de la actividad económica, medida por el crecimiento del PIB, y la generación de nuevas fuentes de trabajo.
Medrano coincidió con Fazio en que las expectativas de crecimiento económico influyen también en un aumento de la demanda de empleo, que se traduce en incremento de la desocupación estacional en Chile en esta época invernal, cuando hay sectores, como la agricultura, que no ofrecen los llamados trabajos temporales para cosechas.
Al mismo tiempo, al hablarse tanto de que hay mayor crecimiento, hay más optimismo, hay más esperanzas de encontrar un mejor trabajo. Entonces, gente que tenía un trabajo muy pequeño, que antes se consideraba empleada, lo abandona y se clasifica como desempleada en las encuestas laborales, explicó Medrano.