El gobierno de Cuba continúa barajando la posibilidad de un ataque militar de Estados Unidos, pese a desmentidos diplomáticos y a la cercanía de las elecciones presidenciales en ese país de América del Norte.
La Habana no se ahorró calificativos en las últimas horas para definir la política exterior de Washington.
Ojalá que, en el caso de Cuba, Dios no quiera dar instrucciones al señor (George W.) Bush de atacar a nuestro país, y lo induzca más bien a evitar ese colosal error, dijo en un discurso el lunes por noche el presidente cubano Fidel Castro, refiriéndose a su par estadounidense.
Con evidente ironía, Castro recomendó al jefe de la Casa Blanca cerciorarse de la autenticidad de cualquier mandato bélico divino, consultándolo con el Papa (Juan Pablo II) y otros prestigiosos dignatarios y teólogos de las iglesias cristianas, preguntándoles qué opinan.
Castro echó mano también al libro Bush en el diván, del psicoanalista estadounidense Justin Frank, quien describe el desarrollo de la personalidad del mandatario y el peso que tendrían en su conducta su pasado alcoholismo no tratado y su fundamentalismo religioso.
Desde que asumiera la Presidencia, Bush ha continuado citando las instrucciones divinas para justificar sus acciones, entre otras, la invasión a Iraq en marzo de 2003, sostuvo Castro citando a Frank.
El psicoanalista se pregunta si la adicción de Bush al alcohol entre sus 20 y 40 años continúa ejerciendo alguna influencia en su conducta, marcada por rasgos de intolerancia y rigidez.
Castro también dedicó parte de su discurso de conmemoración del 51 aniversario del asalto al cuartel Moncada a refutar afirmaciones de Bush, efectuadas el 16 de este mes, cuando acusó a Cuba de haberse convertido en principal destino mundial del turismo sexual.
El asalto comandado por Castro en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, a casi 1.000 kilómetros de La Habana, fue un fracaso militar, pero marcó el inicio del movimiento insurreccional que lo llevó al poder el 1 de enero de 1959.
Cincuenta y un años después, Castro se dedicó a criticar ferozmente las inconcebibles e irresponsables afirmaciones de Bush, y su extraña conducta y belicosidad, que podrían explicarse por sus años de alcohólico, agregó.
Bush había culpado a La Habana de convertir a este país caribeño en paraíso del turismo sexual, sustituyendo a Asia sudoriental como destino favorito de pedófilos y turistas que buscan sexo.
El turismo sexual es una fuente vital de divisas para mantener su gobierno corrupto a flote, dijo Bush en una conferencia en Tampa, en el meridional estado estadounidense de Florida, donde vive la mayor parte de los inmigrantes cubanos.
Bush prometió encabezar la lucha contra el tráfico de seres humanos, como parte esencial de su política exterior.Tenemos un problema a apenas 150 kilómetros de nuestras costas, remató el mandatario.
Esas alevosas acusaciones e insultos llevan el claro propósito de calumniar a Cuba y justificar las amenazas de agresión y las brutales medidas que intentan impedir la entrada de divisas a la nación isleña, replicó Castro.
Así se refirió a las restricciones impuestas desde el 30 de junio a los viajes a Cuba de ciudadanos de origen cubano, y a los envíos de dinero y de bienes a sus familiares.
Esas medidas tendrán un impacto negativo en las elecciones estadounidenses de noviembre, en las que Bush aspira a ser reelecto, pronosticó Castro.
La idea de un voto de castigo cobra fuerzas entre miles de cubano-americanos, muchos de los cuales normalmente habrían votado por Bush, dijo, recordando los vitales votos de Florida para su ascenso al gobierno en las elecciones de 2000.
En opinión de Castro, 15 o 20.000 electores podrían hundir las aspiraciones de reelección de Bush, quien triunfó tras obtener una mísera ventaja de 537 votos en ese estado, recordó Castro.
La derrota de Bush sería el triunfo del candidato del opositor Partido Demócrata, John Kerry, en quien los funcionarios cubanos tampoco cifran esperanzas, pues sus propuestas de política hacia Cuba se parecen mucho a las del republicano Bush.
No siempre las plataformas demócratas fueron mejores para Cuba, dijo Ricardo Alarcón, presidente del parlamento unicameral cubano, en entrevista con el diario mexicano La Jornada, el 17 de junio.
Alarcón, experto en cuatro décadas de conflictivas relaciones entre La Habana y Washington, consideró que una derrota de la actual administración estadounidense abriría una etapa inicial de mayores tensiones.
Entre los comicios de noviembre, y la asunción del nuevo Poder Ejecutivo, en enero, cualquier provocación, y la guerra puede ocurrir. La mafia de Miami estaría viendo cómo se les acaba su tiempo en el poder, dijo Alarcón en referencia a sectores del exilio cubano radicalmente adversos a Castro.
La Habana parece tomar muy en serio tales peligros. Durante el último año aceitó sus planes de preparación para la defensa, basados en la doctrina militar de la guerra de todo el pueblo.
La resistencia en Iraq (a la ocupación militar estadounidense y británica) es cosa muy seria. Y aquí somos más organizados, una nación más hegemónica, con una experiencia de 40 años de lucha, con una concepción defensiva, consideró Alarcón.
Sin embargo, el jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba, James Cason, insistió la semana pasada en que el gobierno de Estados Unidos no tiene intención alguna de invadir a Cuba.