El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) aprovechó el décimo aniversario de la puesta en marcha del llamado Plan Real, que estabilizó la economía del país y le cambio el nombre a la moneda, para defenderse de loas críticas hecha por el actual gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Cardoso aseguró que la única herencia que le dejó a Lula fue una moneda estable. Varios integrantes del gobernante Partido de los Trabajadores, de izquierda, había criticado la "herencia maldita" dejada por Cardoso, como el alto índice de riesgo país, el retonro de la inflación y el tipo de cambio alto.