En sus negociaciones por llegar a un pacto comercial antes de octubre, el Mercosur y la Unión Europea (UE) volvieron a cruzar el martes en Bruselas acusaciones por la mezquindad de sus respectivas ofertas de apertura comercial. Las mejoras respecto de borradores anteriores fueron tan minúsculas que ingresó en zona gris la posibilidad de anudar un acuerdo ambicioso en los plazos previstos. Falta poco para octubre la fecha definida para cerrar el acuerdo y en el fragor de la negociación las calificaciones de los funcionarios comenzaron a subir de tono. Sin demasiada diplomacia, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Argentina, Martín Redrado, calificó como "inaceptable" y un "retroceso" la nueva oferta que la UE hizo al bloque sudamericano. Según fuentes cercanas a la negociación, el Mercosur aspiraba a llevarse de esta reunión al menos dos promesas: una mejora de las cuotas de importación ofrecidas por la UE para una docena de productos agropecuarios y una reducción mayor para los aranceles que deben pagar los alimentos elaborados, hasta ahora fijada en 50 por ciento.