Un grito general de indignación se hace sentir cada vez más fuerte por estos días en Portugal tras conocerse los insólitos planes para defender la predominancia de hombres en el campo de la medicina, impulsados por entidades de profesionales con aval gubernamental.
En el centro de las críticas fue puesto el ministro de Salud, Luis Filipe Pereira, quien, inmune a la protesta generalizada, respaldó declaraciones de los doctores Antonio de Sousa Pereira, presidente del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB), y Germano de Sousa, titular del Colegio Médico, defendiendo trabas a las cuotas de ingreso de mujeres a las facultades de Medicina.
”No es machismo, es una realidad el que las mujeres quedan encinta y deben alejarse de enfermedades contagiosas y no pueden de ninguna manera realizar operaciones de microcirugía que puedan demorar 12 o 14 horas”, justificó Sousa Pereira en entrevista realizada días atrás y en la que recordó ”una mayoritaria presencia femenina en los cursos” para titularse en esa profesión.
Sin embargo, ”hay especialidades en la medicina que no son tan apetecidas por ellas, como por ejemplo, en Portugal sólo hay una mujer uróloga, porque creo que un hombre siente embarazo al consultar una médica de esta disciplina”, añadió.
Para ingresar a una universidad estatal portuguesa, las notas más altas son exigidas en medicina, cuyos aspirantes no logran traspasar los umbrales de esas facultades con un promedio menor de 18,5, en un máximo de 20, mientras para carreras, como pedagogía, psicología y sociología, la nota debe fluctuar ente 11,5 y 12.
Tanto Sousa Pereira como Germano de Sousa reconocen que la cantidad mayor de mujeres se explica porque ”ellas son mejores estudiantes”, por lo que, para evitar la proliferación de médicas, el modelo de ingreso a las facultades debe ser alterado y ”tendrán que ser creadas cuotas exclusivas para hombres”, opinó el director del ICB.
Según las cifras del Ministerio de Enseñanza Superior, actualmente están inscritos en las facultades de Medicina del país un total de 6.067 estudiantes, distribuidos en 3.798 mujeres y 2.269 hombres. En el primer año de la carrera cursan 709 alumnas y 409 alumnos.
Pero es que en las universidades en general de Portugal, considerando todas las carreras, las mujeres marcan una clara superioridad, al ocupar dos tercios de los bancos, mientras que 75 por ciento de los diplomas de licenciatura otorgados en educación superior fueron a parar a manos femeninas.
Al día siguiente de las declaraciones de Sousa Pereira del 2 de este mes, cuando cundió un verdadero clamor de protestas de analistas de ambos sexos en toda la prensa nacional, el director del ICB recibió el apoyo de Germano de Sousa, quien sostuvo que, de no alterarse esa situación as favor de las mujeres en la medicina, ”podrán aparecer muchos problemas” en el futuro.
A pesar de mostrarse contrario a la creación ”en abstracto” de lugares especialmente reservados para hombres, ”porque las cuotas son siempre para defender un ser inferior”, el presidente del Colegio Médico admitió ”de manera extraoficial que el problema va apareciendo.
En su óptica, ”la maternidad aparta a las mujeres del servicio, retirándoles algunas capacidades de dedicación a la profesión”.
Es necesario reflexionar ”sobre una medicina que va cada vez más hacia lo femenino”, para lo cual el gobierno y las autoridades de las universidades deben ”aceptar entrar en la discusión”, concluyó Germano de Sousa.
Pero lo realmente inesperado y que causó la mayor indignación y críticas a granel, salió de la boca del ministro Pereira. Para apoyar abiertamente las declaraciones de los dos médicos, sostuvo que existía una menor disponibilidad de las mujeres para dedicarse por entero a la profesión médica, debido ”a sus obligaciones domésticas de su vida familiar”.
”La medicina es una actividad que exige una dedicación de 24 horas al día”, enfatizó el funcionario.
Horas más tarde de conocerse esa expresión del ministro, un grupo de abogadas, médicas, profesoras, sociólogas, artistas e investigadoras de diversas disciplinas científicas, se reunieron en Lisboa como exponentes de la sociedad civil para pedir la dimisión de Pereira, ”porque sus palabras no son dignas de un miembro del gobierno”.
Al mismo tiempo, el Movimiento Democrático de Mujeres (MDM), calificó las declaraciones de los tres médicos de ”ofensiva ideológica”, derivada de la privatización de los hospitales públicos, que está llevando a cabo el gobierno conservador del primer ministro José Manuel Durão Barroso.
”Los empresarios (del sector salud) niegan la maternidad como función social y la encaran como un fardo inhibidor para las mujeres que trabajan”, denunció el MDM, para luego añadir que ”la feminización del sistema de salud parece preocupar a mucha gente, en especial a los grandes 'Barones de la Medicina'”.
La situación derivada del debate actual y que podría desembocar en la reducción de cuotas de ingreso a medicina para las mujeres, ”es de un machismo incalificable”, pero posible en un país en que, pese a pertenecer a la Unión Europea del siglo XXI, todavía ”impera una sociedad patriarcal”, dijo a IPS la presidenta de MDM, Regina Marques.
Por su parte, la abogada Filomena Delgado, representante de la Unión Portuguesa de Mujeres Juristas, recordó que ya hay en Portugal ” más mujeres que hombres en los tribunales de primera instancia, por lo que sería lícito preguntarse si se desea hacer lo mismo en los cursos de derecho”.
Los medios de prensa también tomaron parte en el debate, publicando noticias, editoriales y artículos de opinión críticos a la iniciativa apoyada por el gobierno conservador.
Helena Ferro da Gouveia, del diario Público de Lisboa, se identifica como ”periodista y madre” al firmar una dura columna de opinión donde acusa a Sousa Pereira de verter ”preconceptos machistas no asumidos, de los que resulta que la mujer es solo un útero al servicio de la reproducción de la especie”.
También la revista Visão, en su edición que salió a la palestra el miércoles 9, en su habitual columna ”Tendencias”, que califica la acción de los políticos durante la semana, otorga la flecha roja descendiente ”al ministro de Salud, Luis Filipe Pereira, que anduvo haciendo divagaciones 'filosóficas' sobre la poca disposición de las mujeres para el ejercicio de la medicina, dadas sus 'obligaciones' domésticas”.
En vísperas de elecciones para el Parlamento Europeo, el próximo domingo, la inmensa inhabilidad del ministro ”es digna de figurar en el Guinnness”, apunta el semanario, en referencia al libro que cubre todos los récords del mundo.