LINO CESAR OVIEDO: «Urge buscar la verdad sobre la muerte de Argaña»

«Nunca se esclareció» la muerte del ex vicepresidente paraguayo Luis María Argaña, dijo a IPS quien está acusado de planificar ese asesinato, el ex general Lino César Oviedo, que asegura retornará a Paraguay el 29 de este mes.

"Es indispensable buscar la verdad", búsqueda que "nunca puede considerarse un plan orquestado", dijo Oviedo en respuesta a quienes lo acusan de estar detrás de los pedidos para reabrir la investigación sobre el asesinato de Argaña, cometido en marzo de 1999.

Según nuevas versiones y testimonios, Argaña no murió baleado en su automóvil, como fallaron la autopsia y la investigación oficiales, sino por un ataque cardíaco en la casa de una amante. La familia del muerto y la fiscalía aseguran que Oviedo preparó la aparición de estas presuntas revelaciones.

Una condena de 10 años de prisión y tres procesos abiertos esperan al ex general en su país, al que prometió regresar desde Brasil, donde vive en calidad de exiliado desde 2000.

La fecha y hasta la hora (las 11.00 hora local) del retorno fueron fijadas por una convención extraordinaria de su partido Unión Nacional de Ciudadanos Eticos (Unace), celebrada el domingo en Asunción.

Oviedo fue condenado a 10 años de prisión por un intento de golpe de Estado contra el ex presidente Juan Carlos Wasmosy (1994-1998), y está acusado de autoría intelectual del asesinato de Argaña, y de ocho estudiantes, baleados en las protestas posteriores conocidas como el "marzo paraguayo".

También tiene un proceso abierto por un alzamiento militar de mayo de 2000 contra el entonces presidente Luis González Macchi (1999-2003) por el cual fueron sobreseídos casi todos los oficiales acusados. Ese beneficio no lo alcanzó por no haberse presentado a la justicia, pues ya había huido del país.

Oviedo "es un cobarde, un charlatán y un mentiroso", dijo a IPS Wasmosy, ahora senador vitalicio y principal enemigo político del ex general.

Al contestar preguntas de IPS por correo electrónico, Oviedo negó todos los cargos en su contra y se manifestó respetuoso del actual gobierno, "pues refleja la voluntad del pueblo". El siguiente es un extracto del diálogo.

—¿Cuál es el objetivo concreto de su regreso?

—El que tuve toda la vida: colaborar en la tarea patriótica para la reivindicación socioeconómica, jurídica e infraestructural de mi país, lograr la unidad y la armonía de todos los paraguayos, y consolidar la democracia, por la cual he llegado a arriesgar mi vida en la histórica noche del 2 y 3 de febrero de 1989, que puso fin a la dictadura (de Alfredo Stroessner, iniciada en 1954) en el Paraguay. Ese mismo espíritu lo he mantenido vivo, como entonces, hasta el momento presente.

—¿Por qué decidió volver ahora?

—Porque confío en los gobiernos democráticos, como el que rige actualmente los destinos de mi país. Ese gobierno surgió de elecciones libres y transparentes, reflejando así la voluntad del pueblo, que es la voluntad de Dios.

—Algunos miembros de la Unace ahora integran las filas del gobernante Partido Colorado. ¿Siente que ha perdido seguidores en Paraguay durante el exilio?

—Ese es el juego de la democracia. Y los que la defendemos, asumimos y respetamos sus reglas. No puede considerarse "pérdida" el libre ejercicio de la libertad que tiene todo ciudadano, de pasar de un partido a otro. Pero, afortunadamente, así como se van algunos, ingresan otros. Lo hermoso es ver que el partido Unace va cobrando fuerza y creciendo numéricamente. Con respecto al "exilio" éste, lejos de debilitar, permite la vigorización de sus líderes y adherentes cuando, como en nuestro caso, la causa de la lucha partidaria se convierte en una mística dentro de sus corazones.

—El presidente Nicanor Duarte Frutos impulsó un recambio en la Corte Suprema de Justicia. ¿Se siente más seguro ahora en Paraguay con el gobierno de Duarte Frutos?

—Ya he dicho hace un momento que confío en los gobiernos democráticos y, concretamente, en los tres poderes del gobierno, porque, siendo democrático, garantiza el ejercicio de las libertades ciudadanas, y el respeto por la justicia, anteriormente profanada por personas corruptas que fueron destituidas por la vía del juicio político, o renunciaron a poco de haber asumido este gobierno.

—¿Qué hará si se presenta a la justicia y ésta le es adversa?

—Si me condenan acataré, como ya lo hice antes, el dictamen de la justicia. Le quiero recordar que, respetando ese principio, ya estuve en prisión cuando, en septiembre de 1997, estando en ella, gané las internas del Partido Colorado para candidato a presidente de la República. Con ese triunfo, inesperado para muchos, comenzó la persecución hacia mi persona, que he soportado pacientemente hasta hoy.

—¿Qué hará si es absuelto? ¿Volverá a la política?

—No tengo por qué cambiar mis principios éticos referentes a la verdadera justicia. Pero, si me absuelven (que es lo que juzgo correcto), volveré a la arena política que, para mí, no sólo es una pasión, sino un compromiso con mi patria.

—El fiscal general Oscar Latorre y algunos miembros de la familia Argaña señalaron que los pedidos de reabrir la investigación de la muerte del ex vicepresidente son parte de un plan orquestado por usted para preparar su regreso. ¿Qué responde a esto?

—La muerte de Argaña, haya sido natural o violenta, benefició a muchos personajes de la política de aquel tiempo. A mí me perjudicó muchísimo, no solo porque debí renunciar a todas mis posibilidades políticas ya ganadas, sino porque debí buscar asilo o refugio fuera de mi país. Mis enemigos publicaron afiches de "Buscado Vivo o Muerto", con mi retrato, y pusieron precio por mi captura, tratándome así como facineroso. Ellos, en cambio, ya sin Argaña como vicepresidente, solo tenían que derrocarlo al (entonces presidente Raúl) Cubas para birlarse la silla presidencial. Y lo lograron estos conspiradores del parlamento vinculados con grupos mafiosos. Y yo fui el "chivo expiatorio", siendo inicuamente acusado de un hecho totalmente ajeno incluso a mis deseos. Pero así los conspiradores cerraban dos problemas: mi posibilidad de acceder a la presidencia, y la explicación del, por ellos llamado, "magnicidio". Nunca se esclareció esta muerte, aun cuando, en estos días, la prensa nacional e internacional está publicando evidencias que ya hacen imposible desentenderse del caso. Es indispensable buscar la verdad al respecto. Y buscar la verdad nunca puede considerarse "un plan orquestado".

—¿Por qué se le imputa un intento de golpe de Estado en abril de 1996?

—Tal "golpe" tampoco existió jamás. Fue por eso que, después de propalarse comunicados, noticias y desmentidos sobre una supuesta conspiración mía contra el gobierno, el mismo presidente de la República, Juan Carlos Wasmosy, se dirigió al pueblo manifestando que "no ocurrió ningún hecho violatorio de normas en el normal desenvolvimiento de todas la actividades castrenses". Esta certificación la firmó y leyó públicamente el 23 de abril de 1996, y puede leerse en mi libro "La injusticia de la justicia". En el mismo puede verse una fotografía de Wasmosy saludándome con un abrazo al entregarme la comandancia del ejército. Eso ocurrió el 24 de abril. ¿Es posible brindar tal tratamiento a un general que había conspirado contra él unos días antes? No. También lo del golpe fue otro invento de mis enemigos políticos.

—¿Qué fue lo que ocurrió en el "marzo paraguayo", cuando murieron estudiantes que manifestaban en la Plaza del Congreso?

—No fue otra cosa que la ejecución de un libreto macabramente escrito por los conspiradores para engañar al pueblo y utilizarlo para sus repugnantes fines personales. Usaron, incluso, a miles de campesinos, que ya se encontraban manifestando, días antes, por otros motivos. Ellos les prometieron (sin haberlo cumplido hasta la fecha), la satisfacción de todas sus peticiones, a condición de permanecer en la plaza para hacer numero. ¿Puede concebirse un accionar político más perverso, entre personas que proclamaban estar defendiendo así la democracia?

—Usted con frecuencia cita el pasaje evangélico "La verdad os hará libres". ¿Lee las Escrituras? ¿Se siente identificado con alguna historia bíblica?

—No me considero un lector asiduo a la Biblia. Pero las veces que leo algún pasaje de los Evangelios, me agrada profundizarlo y, en la medida de mi capacidad, llevarlo a la práctica. El simple hecho de leer la Biblia no tiene mayor relevancia. "La verdad os hará libres" es una frase que me caló muy hondo. Y, como se pudo ver, la mentira ha postrado a mi país, llenado de luto y de dolor tantos hogares, generando pobreza y retroceso, casi en el borde del estallido social. Los sufrimientos que la mentira me ha ocasionado a mí son nada comparado con lo que ocurrió en Paraguay. Pero también sufrí mucho. Considere usted la siguiente secuencia lógica: Sin verdad no hay justicia; sin justicia, no hay paz; sin paz, no hay orden; sin orden, no hay progreso; sin progreso, no hay libertad. ¿Ve cómo la verdad es sinónimo de libertad? Por eso me gusta esa frase, y la digo a menudo. En cuanto al pasaje evangélico con el que me identifico, le respondo que con ninguno en especial; aunque me emociona lo del perdón del padre al hijo pródigo. Pero me consta que algunos políticos o adversarios dicen que yo pretendo ser nada menos que ¡el Mesías! La persona que se identifique con tal rol, no podría ser considerada mentalmente equilibrada.

—¿Qué extraña de su país?

—Poder compartir con mis compatriotas los sueños y proyectos que tengo respecto al Paraguay, y poder trabajar, todos juntos, para hacerlos realidad. *****

+ Oviedo regresa con fantasmas (https://www.ipsnoticias.net/interna.asp?idnews=29392) (FIN/IPS/rp/dcl/ip/04)

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