ESTADOS UNIDOS: Limando asperezas

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, intenta limar los bordes más filosos de su agenda de política exterior, coinciden analistas. Pero pocos saben si se trata de una táctica electoral o de una estrategia a continuar en caso de reelección.

Dos semanas después de haber acordado con sus aliados tradicionales una resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que disminuyó sustancialmente su capacidad de controlar el futuro de Iraq, la política exterior de Bush parece avanzar hacia el realismo de su padre (George Bush, presidente entre 1989 y 1993) también en otras áreas.

La última señal de esta tendencia se pudo apreciar el miércoles, cuando negociadores estadounidenses en Beijing plantearon por primera vez los posibles beneficios que Corea del Norte obtendría a cambio de su compromiso de revelar y desmantelar su programa de armas nucleares.

El planteo, en la apertura de tres días de negociaciones multilaterales entre Corea del Norte, Corea del Sur, Japón, China y Rusia, no fue más que una representación de la posición del gobierno, pero igualmente fue considerado una victoria de los ”realistas” del Departamento de Estado sobre los radicales de derecha del Pentágono (Departamento de Defensa) y la oficina del vicepresidente Dick Cheney.

David Sanger, del diario The New York Times, consideró que la presentación constituyó ”un punto de inflexión” en el conflicto de tres años por la política nuclear norcoreana.

Mientras, en el Consejo de Seguridad, los enviados de Estados Unidos retiraron dócilmente el miércoles una propuesta de resolución para extender la impunidad para sus soldados en fuerzas internacionales de paz acusados de crímenes de guerra, exceptuándolos de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional (CPI) por un año más.

Hace dos años, el gobierno consideraba tan importante una resolución similar que amenazó con vetar todas las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU si el Consejo no la aprobaba, con lo que logró su propósito.

Pero el miércoles, la última versión, que ya era la versión debilitada de un proyecto anterior, fue discretamente retirada de la agenda por el embajador adjunto de Estados Unidos ante la ONU, James Cunningham, quien negó que Washington haya amenazado con represalias.

”Estados Unidos decidió no ir más allᔠcon sus gestiones en torno del proyecto ”con el fin de evitar un debate prolongado y divisionista”, declaró Cunningham.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, había anunciado la semana pasada que se oponía ”fuertemente” a la iniciativa estadounidense, especialmente a la luz ”del abuso contra los prisioneros en Iraq”.

La secretaria general de la organización humanitaria Amnistía Internacional, Irene Khan, aplaudió que ”la comunidad mundial” haya ”enviado el mensaje inequívoco de que no apoyará los continuos esfuerzos por socavar la CPI” contra crímenes de guerra y genocidio.

”Esta es una victoria para la paz y la justicia internacional”, celebró.

De hecho, fue una victoria para los realistas de Washington que, aunque no estaban de ningún modo entusiasmados con la CPI, sostienen que el unilateralismo del gobierno de Bush puede hacer que el resto del mundo se vuelque contra Estados Unidos.

Aunque esa posibilidad ha sido despreciada por los neoconservadores y nacionalistas de derecha que dominan la política exterior de Washington desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, ahora, con 140.000 soldados empantanados en Iraq y sin una estrategia clara de salida (mucho menos de ”victoria”), ahora la Casa Blanca se enfrenta cada día a la realidad de un mundo en contra.

”La administración de Bush sumergió a Estados Unidos en su peor debacle de política exterior desde la guerra de Vietnam”, afirmó John Ikenberry, profesor de política internacional de la Universidad de Princeton.

”Nos acercamos a una rebelión abierta contra el liderazgo mundial que Estados Unidos ejerce desde la segunda guerra mundial”, dijo a IPS. ”El costo de la estrategia unilateral y radical es mucho mayor de lo que sus promotores preveían”, señaló el académico.

El próximo paso hacia el realismo podría ser en Irán. Desde diciembre, Washington ha dejado de amenazar a Teherán con represalias si interviene contra los intereses estadounidenses en Iraq, y se ha acercado a los aliados europeos en las negociaciones por el programa nuclear iraní. (

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