DIA DEL AMBIENTE: El naufragio de los océanos

Es casi irrelevante que la ONU dedique este año el Día Mundial del Medio Ambiente a la preservación de los mares y océanos, porque no existe real conciencia de la gravedad de su contaminación y sobreexplotación, dijo a IPS Marcel Claude, vicepresidente de la Fundación Oceana.

Para Claude, quien encabeza la oficina de la Fundación Oceana para América del Sur y la Antártida, con sede en Santiago de Chile, la decisión de la ONU es ”buena”, pero representa apenas una oportunidad para poner momentáneamente en la discusión pública un exterminio de los recursos marítimos que no parece importar.

No hay una presencia real del tema en los medios de comunicación, en las agendas de los gobiernos ni en las líneas de investigación científica en las universidades”, dijo este economista, especializado en ambiente y desarrollo.

”¡Se buscan mares y océanos! ¿vivos o muertos?”, es el significativo lema con que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) convocó para este 5 de Junio al Día Mundial del Medio Ambiente.

”Los mares y océanos del mundo están cada vez más degradados a causa de las aguas residuales sin tratar, la contaminación atmosférica, los efluentes industriales y el limo procedente de las cuencas hidrográficas mal gestionadas”, señaló el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en el mensaje que emitió con motivo de esta fecha.

”Los desechos que contienen los mares causan la muerte de hasta un millón de aves marinas y 100.000 mamíferos y tortugas marinas al año”, agregó Annan.

De acuerdo con estudios de la ONU, 70 por ciento de las especies marinas están sobreexplotadas, proporción que también se observa en América Latina, aunque en Chile en particular Oceana considera que 95 por ciento de las especies están en estado crítico y de incertidumbre, observó Claude.

”La contaminación marina por petróleo, mercurio y contaminantes orgánicos persistentes va en continuo aumento y la humanidad, las personas, no tienen plena conciencia de esto”, recalcó el experto.

En el informe ”Océanos en peligro”, la Fundación Oceana indica que se necesitan acciones urgentes para evitar que siga disminuyendo la población de 70 por ciento de las especies de peces marinos amenazados por la pesca excesiva.

El mismo informe indica que casi 60 por ciento de los arrecifes del mundo están en riesgo por prácticas destructivas de pesca, y que de las 126 especies de mamíferos marinos, 88 están incluidas en la lista roja de fauna amenazada de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Los sistemas de pesca industrial son los mayores agentes de esta depredación. ”La pesca de arrastre significa una verdadera tala de los fondos marinos”, indicó Claude a IPS, a propósito de esta técnica que va ”barriendo” aguas de superficie o profundas, capturando peces y mamíferos y destruyendo a menudo formaciones de algas y corales.

La pesca de descarte, que incluye igualmente capturas en gran volumen para luego desechar peces por su tamaño o por carecer de interés comercial, significa que cada año se pierdan en el mundo unos 20 millones de toneladas de pescado, es decir, 25 por ciento de lo que se pesca.

Según Claude, en Chile los descartes llegan en ocasiones a 80 por ciento de lo capturado, en especies como el jurel, la sardina española y la anchoveta.

Pero la pesca industrial no es el único enemigo de los mares. A los derrames de petróleo u otros contaminantes se suma la polución que la industria turística genera a través de los cruceros o transatlánticos, llamados también ”ciudades flotantes”.

En seis años el número de pasajeros que mueven los cruceros en las costas de Chile aumentó 500 por ciento, convirtiendo así este vector de la industria turística en ”un problema ambiental crítico”, pues los puntos preferidos de desplazamiento en la Patagonia y la Antártida corresponden a aguas prístinas y ecosistemas frágiles.

”Un típico barco de crucero genera diariamente unas siete toneladas de basura, 114.000 litros de excrementos, 965.000 litros de agua sucia de duchas, lavamanos, lavanderías, baños y cocinas, 57 litros de desperdicios tóxicos de revelados fotográficos, tintorería y pintura y emisiones diesel equivalentes a 12.000 automóviles”, señala la Fundación Oceana.

La campaña de denuncia sobre los trasatlánticos llevada a cabo por la organización internacional Greenpeace, Oceana y otras entidades ambientalistas tuvo este año algún éxito, ya que la empresa Royal Caribbean instaló en sus cruceros avanzados sistemas de tratamiento de aguas servidas que serán controlados regularmente.

Para Claude y los demás activistas en la defensa de los mares no se trata solo de resguardar equilibrios ecológicos, sino de garantizar de manera sustentable la explotación de los recursos marinos por su contribución a la oferta alimentaria.

En ese sentido, el apoyo y fomento de la pesca artesanal no traduce únicamente la atención sobre un sector que en muchos países se identifica con los estratos socioeconómicos bajos, sino que implica racionalidad económica y ambiental en los marcos de la sustentabilidad.

El vicepresidente de la Fundación Oceana indicó a IPS que en el caso de Chile, país con 4.500 kilómetros de costa, los pescadores artesanales tienen acceso apenas a 20 por ciento de las cuotas de captura, mientras 80 por ciento restante está asignado a cuatro grandes grupos económicos.

”En Chile ni siquiera hay una legislación pesquera acorde con el libre mercado, que garantice una leal competencia, sino que se protege a quienes depredan, en lugar de apoyar a quienes pueden hacer una explotación sostenible y contribuir a resolver las deficiencias alimentarias”, denunció Claude.

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