Las niñas y niños marcharon a la escuela, las personas adultas intentaron llegar al trabajo por cualquier medio, varias pasearon a su perro y otras salieron a buscar el pan racionado de cada día.. Fue una mañana más, igual a tantas, en la capital cubana.
La población de La Habana amaneció este martes como si fuera un día cualquiera y ni siquiera la prensa estatal recordó que este 1 de junio debían entrar en vigor las medidas contra Cuba anunciadas en mayo por Estados Unidos.
Muchos niños mostrarán hoy su espontánea sonrisa, jugarán sus juegos favoritos, amarán… Otros, en muchos lugares de este mismo planeta, seguirán ajenos a una infancia que muy temprano les han robado, publicó el diario oficial Granma.
La referencia del periódico fue para el Día Internacional de la Infancia, que acapara los titulares de los medios de comunicación de este país, con anuncios de una fiesta gigante en el Palacio Central de Pioneros de la capital cubana.
Preparar a un soldado para la guerra cuesta anualmente 64 veces más que educar a un niño, y la educación básica del Tercer Mundo podría costearse sólo con el 0,75 por ciento del presupuesto militar global, aseguró Granma.
Las informaciones respecto de la celebración comparan la situación mundial de la infancia con la realidad en esta isla del Caribe, donde no se dan casos de trabajo infantil y todas las personas menores de edad tienen acceso gratuito a la escuela.
Nada parece romper la rutina, salvo el comentario generalizado sobre la recepción en los últimos días de canales de televisión estadounidenses y las dificultades para captar los nacionales en varios municipios de La Habana.
Entre las medidas contra el gobierno de Fidel Castro anunciadas el mes pasado por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, como parte del plan que él llamó para la transición hacia una Cuba libre, se cuenta el uso de un avión militar C-130 como plataforma aérea para la transmisión de Radio y TV Martí.
Washington ampliará los fondos de actividades contrarias a la administración de Castro, de los siete millones de dólares actuales a 36 millones de dólares en los próximos dos años, y dedicará otros 18 millones a las transmisiones radiales y televisivas.
El programa de Bush también incluye acciones en terceros países para obstaculizar operaciones comerciales, además de interferir en el flujo turístico y espaciar los permisos para que cubanos residentes en Estados Unidos viajen hacia la isla y, por ende, disminuir las posibilidades de captación de ingresos de divisas por esas tres vías.
En tanto, un habitante de Habana del Este, municipio que se extiende por la costa norte de la capital cubana, cree que lo que pasa con las transmisiones de radio y televisión está asociado a determinadas condiciones meteorológicas que se dan a esta altura del año.
Todos los años en esta época se pueden ver los canales de Estados Unidos, afirmó Juan Carlos Téllez. El hombre de 42 años, artesano de profesión, reconoció, empero, que nunca había sido como ahora.
Pero la versión climatológica fue confirmada este martes por una información de la empresa estatal Radio Cuba, divulgada en la edición del mediodía del Noticiero Nacional de la televisión nacional.
El texto atribuyó el fenómeno a variaciones atmosféricas que se producen en determinadas épocas del año y que favorecen la propagación de las señales de televisión a distancias superiores a las habituales.
Lo impredecible y la variabilidad de la formación de este fenómeno así como su baja probabilidad de ocurrencia (menos de cinco por ciento), no permiten que se tenga en cuenta a la hora de planificar un servicio de radiodifusión y o televisión, añadió.
Medios de prensa locales habían anunciado la semana pasada que podría haber problemas con la recepción de la señal televisiva en varios municipios habaneros por la realización de obras en el sistema de transmisión nacional.
Están tratando de intervenir TV Martí y mientras tanto no importa lo que pase, opinó Aurelio Gutiérrez, vecino del municipio Habana Vieja, donde sólo puede ver uno de los cuatro canales cubanos.
Cuba ha denunciado reiteradamente la existencia de una emisora de radio y un canal de televisión financiados por el gobierno de Estados Unidos y con el sólo fin de emitir una programación especial para esta isla caribeña.
Así, Radio Martí puede captarse con mayor o menor nitidez por las interferencias cubanas, mientras que los técnicos nacionales han logrado impedir durante años la recepción de la señal de TV Martí en los hogares.
Entre las medidas de Washington peor recibidas en este país de 11,3 millones de habitantes aparecen las destinadas a disminuir los viajes a la isla de personas de origen cubano residentes en Estados Unidos y el dinero que pueden gastar durante la visita a sus familiares.
Al principio me asusté, pero mi hermano me tranquilizó. El dice que va a seguir viniendo. Va de Estados Unidos a México con pasaporte estadounidense y de ahí viaja a Cuba con su pasaporte cubano, dijo una enfermera de 36 años.
El gobierno de Castro, por su parte, respondió con el anuncio de que mantendrá una serie de garantías a la población y el aumento generalizado de los precios en la red de tiendas para la venta en divisas y del combustible.
Al alza de precios se suma la preocupación por posibles cortes de electricidad debido al aumento del consumo que siempre se produce en junio, julio y agosto, cuando coinciden las vacaciones escolares y los días más calurosos del año en esta isla.
Una nota informativa de la estatal Unión Eléctrica anunció el 31 de mayo que tomó medidas excepcionales para disminuir el consumo y elevar el control en todos los organismos del Estado y llamó a la población al ahorro para evitar los apagones.
Subió el combustible y automáticamente empezaron a aumentar los precios de los alimentos que se venden en pesos cubanos en los agromercados. Es una reacción en cadena que afectará a la familia en los próximos meses, alertó un economista. (
