CUBA: Washington aprieta al turismo

Las disposiciones de Washington contra Cuba que entrarán en vigor el 30 de este mes restringirán las visitas de cubano-estadounidenses y podrían socavar los ingresos que la isla percibe por su más floreciente industria: el turismo. El aeropuerto internacional de La Habana cierra un mes en ebullición, y cientos de viajeros de semblante ansioso llegan procedentes de Estados Unidos, para aprovechar los últimos días antes de una nueva etapa que separará aun más a los dos países.

”De tres semanas que quería pasar con mi hija adolescente y mis padres, tuve que limitar mi estancia a siete días, por miedo a que me multen si retorno después del día 30”, comentó Francisco Díaz, asentado en Nueva York, a su salida de la terminal aérea.

Las disposiciones más recientes del gobierno estadounidense que encabeza el presidente George W. Bush, adoptadas en nombre del aceleramiento de una ”transición democrática” en Cuba, afectarían los ingresos que el país percibe de sus nacionales radicados en Estados Unidos, los que suman cerca de 1,3 millones.

En 2003 fueron 115.142 los cubano estadounidenses que arribaron, con regalos para aliviar a sus familiares de las limitaciones económicas del país y deseosos además muchos de ellos de disfrutar playas y otras propuestas del turismo local.

”Tendré que ver cómo sigo ayudando a mi familia, aunque ya no pueda venir unos días a veranear con ellos”, comentó Díaz, que llegó con su pasaporte habilitado este año por un consulado cubano para el ingreso sin visa a su tierra natal.

A partir de julio, los integrantes de la comunidad cubana en Estados Unidos podrán visitar a sus familiares en la isla sólo una vez cada tres años, y si obtienen un permiso de Washington tras alegar que buscan el reencuentro con familiares cercanos: cónyuges, hijos, padres,hermanos, abuelos o nietos.

Paradójicamente, el gobierno cubano encabezado por el presidente Fidel Castro está en pleno proceso de habilitar los pasaportes de los emigrados para que éstos entren al territorio nacional sin pedir la autorización previa que durante años les fue exigida.

Las restricciones también afectarán a cualquier estadounidense que pretenda conocer el país de régimen socialista, incluso académicos y profesionales que hasta ahora asistían a reuniones internacionales, o simplemente venían a descansar.

Las autoridades cubanas han comprendido que uno de los sectores que Washington pretende golpear especialmente es el turístico.

”Se pretende adicionalmente golpear ahora con toda la fuerza posible al turismo, que de nuevo comenzaba a crecer con ímpetu”, resumió el 7 de mayo una declaración del gobierno y el Comité Central del Partido Comunista cubanos, la primera de La Habana ante los anuncios de Bush, un día antes.

Las disposiciones que anunció la Casa Blanca el 6 de mayo incluyen apoyar las acciones en terceros países para desestimular el turismo hacia la isla, denunció el gobierno cubano en los últimos días.

A mediados de este mes, empresarios de Jamaica renunciaron a la administración de tres hoteles en costas cubanas bajo presiones de Estados Unidos, según trascendidos.

La llamada industria del ocio es el sector más dinámico de la economía cubana, con un crecimiento del 12,7 por ciento en el número de huéspedes y de 16 por ciento en los ingresos en el 2003.

Durante 2003, Cuba recibió 1,9 millones de turistas que dejaron ingresos por más de 2.000 millones de dólares, 16 por ciento más que en 2002.

El día que cesen las sanciones económicas de Estados Unidos contra Cuba, las costas cubanas recibirán medio millón de turistas cada año a bordo de cruceros, que gastarían unos 70 millones de dólares, según fuentes especializadas.

Un estudio de la Universidad de Colorado, en la centrooccidental ciudad estadounidense de Denver, realizado junto con la firma consultora The Brattle, indica que si Washington levantara las restricciones, en las arcas cubanas ingresarían en el primer año siguiente 576 millones de dólares por encima de lo habitual.

Las nuevas medidas se avizoraban desde principios de año, debido a declaraciones como las del secretario estadounidense de Hacienda John Show el 9 de febrero en la sudoriental ciudad estadounidense de Miami, donde se concentra la comunidad cubana opositora a Castro.

En esa ocasión, Snow dijo que para acelerar la transición a la democracia en Cuba ”no debemos y no podemos hacer que los dólares estadounidenses forren los bolsillos de Castro”.

El funcionario agregó que por instrucciones de Bush se había intensificado la inspección en aeropuertos de Estados Unidos, y a cerca de 300 pasajeros se les impidió viajar ”luego de que un examen reveló que no calificaban, de acuerdo con ninguna categoría de licencia legítima, para viajar a Cuba”.

Fuentes del ministerio cubano de Turismo admitieron en mayo que el número de estadounidenses que viajan a Cuba se redujo ocho por ciento desde inicios de año, por trabas de Washington. Las sanciones contra estadounidenses que desafíen a su gobierno pueden ser de hasta 250.000 dólares y cárcel.

Los estadounidenses a menudo llegan a Cuba luego de tocar un tercer punto de destino y con pasaporte en que las autoridades migratorias de la isla evitan estampar sellos de entrada y salida.

En 2002, de los 80.000 estadounidenses que arribaron a Cuba, sólo la mitad habría tenido autorización de Washington, según las apreciaciones de diversos analistas.

Lectores estadounidenses de la revista de viajes Travel and Leisure respondieron una encuesta anual en 2003 en que Cuba resultó su destino preferido en el Caribe.

”Nuestros lectores son viajeros comprometidos para quienes lo desconocido e inaccesible es especialmente seductor”, dijo la editora de la publicación.

”Yo tenía mi negocio bien montado, como chofer de personas que llegaban de Estados Unidos”, comentó Arturo Gutiérrez, del barrio residencial habanero del Vedado, convencido de que ”mirando fríamente, la cosa (la situación económica)” se va a poner ”muy difícil”. (

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