CUBA-EEUU: Relaciones a ritmo y humor electorales

Las tensiones entre los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos crecen a medida que el presidente del país norteamericano, George W. Bush, intensifica la campaña en busca de su reelección en noviembre.

Sanciones, informes acusatorios, declaraciones y otras señales agresivas llegan a esta isla caribeña semana tras semana desde Washington, en lo que analistas de ambas nacionalidades interpretan como un intento de Bush por sumar votos en el sudoriental estado de Florida, donde reside gran parte de los emigrados cubanos en ese país.

El gobierno cubano de Fidel Castro, por su parte, responde con medidas económicas internas, críticas al sistema estadounidenses y denuncias en cuanto foro internacional se desarrolle en América Latina o en cualquier otro lugar del mundo.

”La escalada agresiva” de Estados Unidos contra Cuba intenta justificar ”la irracional política de bloqueo y de sanciones unilaterales” y ”pretender crear un expediente de acusaciones que permitan una posible intervención militar”, señaló este jueves el diario oficial cubano Granma.

El análisis responde a la presentación el lunes de un informe del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, en el que se acusa a La Habana de no hacer lo suficiente para detener el tráfico de personas y promover el turismo sexual y la explotación infantil.

El reporte, rechazado tajantemente por el gobierno de Castro, fue seguido del anuncio el miércoles de las regulaciones para poner en vigor un grupo de medidas anunciadas por Bush en mayo como parte de su plan para ”una Cuba Libre”.

Esas normas, publicadas oficialmente por el Registro Federal de Estados Unidos, establecen que los emigrantes cubanos radicados en ese país sólo podrán visitar a sus familiares cercanos que viven en Cuba cada tres años y por un máximo de 14 días.

Cada persona podrá trasladar sólo 44 libras (casi 20 kilogramos) de equipaje y, a su regreso a territorio estadounidense, deberá abstenerse de llevar algún artículo cubano o cualquier otro producto adquirido en la isla.

El monto de la suma aprobada para su envío como remesa familiar se mantiene en la suma actual de 100 dólares mensuales, pero la nueva medida establece que la ayuda monetaria sólo se podrá enviar a esposos, padres, hijos y abuelos.

Las medidas, que afectarán en primer lugar a la familia cubana dividida entre Estados Unidos y esta isla caribeña, han sido rechazadas por el gobierno de Castro, por la Iglesia Católica local y también por organizaciones de la oposición interna en el país.

Eloy Gutiérrez Menoyo, un opositor que regresó del exilio y exige su derecho a vivir en Cuba, dijo este jueves que las medidas de Bush son ”un refrito de una política desfasada, envejecida y atascada en su propia torpeza” y sólo contribuirían ”al atrincheramiento del gobierno cubano”.

En una declaración entregada a medios de prensa extranjeros, Gutiérrez Menoyo convocó a la comunidad cubana residente en Estados Unidos a respaldar en los comicios de noviembre en ese país a la candidatura presidencial de John Kerry, del hoy opositor Partido Demócrata.

Para este ex preso político cubano, el ascenso de Kerry al gobierno ”sería beneficioso para la democratización de Cuba y la instauración de una política de buena vecindad entre ambos países”.

La respuesta oficial cubana al plan de Bush incluyó una decisión del alza de precios en la red de tiendas que venden productos de primera necesidad en dólares, medida que también mereció el rechazo de diversos sectores de la sociedad civil.

Una declaración del Comité Permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) rechazó el 24 de mayo las medidas anunciadas por la Casa Blanca, al igual que lo hizo con la reacción del gobierno cubano.

Los obispos consideraron que ambas medidas ”golpean a las familias más pobres de la isla”, las cuales ”son especialmente perjudicadas”, pues ”las nuevas privaciones” y cargas recrudecen ”su ya angustiosa situación” y agravan la separación entre los familiares que viven en Cuba y los que emigraron a Estados Unidos.

Analistas estiman que lejos de ganarle adeptos en la comunidad emigrada cubana, las decisiones de Bush podrían retirarle votos de amplios sectores que, aunque contrarios a Castro, favorecen una relación fluida con sus familiares en la isla.

Representantes del ala más radical del exilio cubano aseguran que todo el dinero y los bienes que se envían a Cuba desde Estados Unidos, aunque sean para mantener a un familiar, sólo ayudan ”a sostener al régimen de Castro”.

El paquete de medidas estadounidenses va más allá e incluye acciones de descrédito en terceros países para desestimular el comercio con Cuba y el turismo hacia la isla, como otra forma de bloquear los ingresos en divisa a las arcas estatales.

En esta línea interpretó La Habana la acusación sobre turismo sexual y explotación de menores, que sucede a otras anteriores en materia de libertad religiosa, derechos humanos o promoción del terrorismo.

Con anterioridad, una declaración del gobierno de Castro acusó a Estados Unidos de intentar impedir que Cuba deposite en bancos extranjeros los ingresos en efectivo que obtiene por el turismo, las ventas en su comercio minorista y de otros servicios.

El texto asegura que el gobierno estadounidense ”presiona” a entidades bancarias para que no reciban desde la isla ”fondos cuyo origen es absolutamente legal y honesto”, relacionando esos ingresos con el lavado de dinero y el tráfico de drogas.

”De esta manera, Cuba no podría usar esos dólares para adquirir medicinas ni alimentos”, ni para abastecer las tiendas en dólares donde consumen quienes reciben remesas familiares, advirtió la nota informativa divulgada el 8 de este mes.

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