Cafetos que producen naturalmente un fruto descafeinado, sin necesidad de procesos químicos que afectan el sabor y el aroma, son la novedad con la que Brasil puede ampliar su liderazgo en el mercado internacional del café.
La rareza se encontraba "oculta" entre las 3.000 plántulas de café llevadas a Brasil desde Etiopía, 40 años atrás, y conservadas en el Instituto Agronómico de Campinas (IAC), al sur de este país.
El descubrimiento de tres plantas con ese don abre horizontes de mayor consumo mundial de la bebida, superando las limitaciones que impone la cafeína, causante de insomnio, tensión nerviosa y alteraciones cardíacas y gastrointestinales en muchas personas.
Dos investigadores del IAC y uno de la Universidad Estatal de Campinas identificaron tres cafetos de la variedad arábica, bautizados AC1, AC2 y AC3, cuyo fruto contiene 20 veces menos cafeína que el café hoy consumido.
"Mucha gente no consume café en la noche como le gustaría, por temor a no poder dormir", dijo a IPS Maria Bernardete Silvarolla, del IAC, quien encabezó la investigación, publicada este viernes en la revista científica británica Nature.
El equipo se completó con Luiz Carlos Fazuoli, también del IAC, y Paulo Mazzafera, de la Universidad Estatal de Campinas.
También se podrá atraer a nuevos consumidores, como jóvenes o seguidores de religiones que rechazan los estimulantes, observó. En Alemania cayó el consumo de café soluble, cuando se le incorporó más proporción de la variedad Coffea canephora, que contiene más cafeína, observó.
El café naturalmente descafeinado será "una opción más, positiva tanto para los consumidores como para los caficultores que podrán obtener mejores precios por su producto", dijo la investigadora.
Con este avance científico, Brasil deberá "consolidar su posición de proveedor de todos los tipos y calidades" de la bebida, conquistando nuevos mercados y parte de lo que hoy está en manos de la industria que ofrece el producto descafeinado por procesos químicos, dijo a IPS Guilherme Braga Pires, director general del Consejo de Exportadores de Café de Brasil.
De momento la porción del café con baja concentración de cafeína alcanza diez por ciento del consumo mundial, con tendencia a la expansión.
Pero el uso de productos químicos, que muchos consideran dañinos a la salud, y la alteración del gusto y del aroma afectan su penetración en el mercado, observó Braga.
Un producto natural, que mantendrá las propiedades innatas del café, tiene potencialmente mejores posibilidades de conquistar a consumidores reacios a la cafeína.
La industria perderá parte de sus ventas, pero no será muy afectada porque se dedica también a otros productos. Además, está casi totalmente instalada en países ricos, dijo Braga.
Los caficultores brasileños ganarán por el valor agregado, ya que el descafeinado tiene precios 25 a 30 por ciento más altos que el café común, señaló.
Pero el descubrimiento es positivo en otros aspectos. "Mi mayor satisfacción es demostrar la importancia de la preservación de los recursos genéticos", destacó Silvarolla, agrónoma experta en mejoramiento genético.
El hallazgo es la "comprobación cabal" de la utilidad de mantener bancos de germoplasma (plantas, cortes, semillas) no solo del café, sino de toda la diversidad biológica existente, sentenció.
Los cafetos AC, que ganaron ese nombre en homenaje al investigador pionero Alcides de Carvalho, responsable de grandes progresos en la caficultura brasileña, fueron identificados entre los 3.000 especímenes traídos de Etiopía.
Desde 1999 los investigadores se dedican a analizar sistemáticamente planta por planta. "Nuestra persistencia fue recompensada", celebró Silvarolla, señalando que aún falta examinar 20 por ciento del total.
Análisis en laboratorios indicaron que los frutos del AC1, AC2 y AC3 contienen solo 0,07 por ciento de cafeína, casi nada comparado con la concentración de uno a 1,2 por ciento de la arábica y de dos por ciento de la variedad robusta, que son producidos comercialmente en el mundo.
Si esas variedades se revelan productivas y económicamente viables, en cinco o seis años podrán entrar en producción, estimó Silvarolla.
La expectativa es de una productividad de 30 por ciento respecto de las variedades actualmente cultivadas comercialmente, y que podría elevarse a 60 por ciento mediante mejoramiento genético.
Con esa productividad podrían competir con el molido descafeinado químicamente, evaluó Mazzafera, ya que sumaría las ventajas de menores costos de producción y de propiedades aromáticas y gustativas del café arábica, el más consumido en el mundo.
Pero si la productividad de estas especies las hace inviables y se comprueba la necesidad de transferir la característica descafeinada a otras variedades, la producción comercial podría demorarse unos 15 años, señaló Silvarolla. Como el café es un cultivo perenne, el proceso de desarrollo de nuevas variedades es lento.
La búsqueda de una variedad de bajo tenor de cafeína es intensa en varios países, por el mercado creciente. Con ese propósito, Japón obtuvo un café transgénico, pero a partir del Coffea canephora, de la familia robusta, que produce una bebida desabrida, de poco sabor.
Además, la reducción de cafeína lograda es de 50 a 70 por ciento, y por ser una variedad genéticamente modificada enfrenta resistencias de ambientalistas y consumidores, señaló Mazzafera.