El embajador de Estados Unidos en Chile, William Brownfield, negó que el comercio entre ambos países se vea perjudicado tras el exceso de normas de seguridad impuestas por el gobierno que representa, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Para el diplomático, Chile se ha caracterizado por hacer lo necesario para mantener diversificación de mercados, por lo que no cree que los exportadores chilenos se vean perjudicados por la mayor seguridad. Entre las medidas que el país norteamericano comenzó a aplicar, a raíz de los atentados, está la tercera fase de la ley contra el bioterrorismo, mediante la cual exige que la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras y la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos reciban notificación previa de los envíos hacia ese país.