Este miércoles amaneció en calma en los alrededores de la cárcel Casa de Custodia de Benfica, en Río de Janeiro, donde pernoctaron familiares de los presos en espera de una lista con los nombres de los muertos en una rebelión que se extendió entre el sábado y el lunes. Once cuerpos aún no han sido identificados. La Secretaría de Seguridad Pública citó un total de 30 muertos, pero la cantidad de víctimas podría ser mayor. La masacre se originó cuando miembros de una de las bandas delictivas con mayor cantidad de reclusos dentro de la prisión montaron un tribunal de inquisición en el que juzgaron a presos de grupos rivales, y los condenaron a morir decapitados, a golpes, mutilados o en la hoguera. Por tercer día consecutivo, las autoridades dispusieron que no haya clases en las escuelas vecinas a la Casa de Custodia.