La escalada en el conflicto de los piqueteros y los episodios de violencia en Argentina han generado gran preocupación en el gobierno de los Estados Unidos. "Estamos muy preocupados", dijo el lunes un alto funcionario del Departamento de Estado de ese país durante un almuerzo con un pequeño grupo de periodistas latinoamericanos. En el análisis del funcionario pesó una sucesión de hechos producidos en los últimos quince días. El fin de semana fueron el asesinato del dirigente barrial Martín Cisneros y la toma de la comisaría del barrio La Boca, de Buenos Aires. Antes, habían sido registrados el ataque a la sede de la firma petrolera Repsol-YPF, la ocupación de locales de comida rápida McDonald's, el ingreso a un salón del hotel Sheraton y los cortes y levantamientos de peajes en autopistas. Un conjunto de hechos que no hace más que aumentar en Washington el temor de que la situación pueda desbordarse.