AUSTRALIA: Proyecto de base militar de EEUU enfurece a activistas

Activistas por la paz de Australia planean realizar masivas protestas si los gobiernos federal y del Territorio del Norte permiten que Estados Unidos estacionen tropas y equipos militares en el llamado ”Top End”, o ”el norte del norte”.

El Territorio del Norte tiene vínculos familiares y de amistad con países asiáticos vecinos y su gobierno intenta atraer a Estados Unidos para que construya un gran centro militar sobre suelo australiano.

El ministro federal de Defensa, Robert Hill, confirmó el lunes tras reunirse en Singapur con el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, que Washington anunciará el mes próximo la inversión de decenas de millones de dólares para el entrenamiento de sus tropas en el norte de Australia.

”Es para mejorar la capacidad mutua, asegurar la interoperabilidad y ayudar a un aliado de vital importancia”, declaró Hill en conferencia de prensa.

Australia aportó 2.000 tropas para la invasión de Iraq, que se incorporaron a 200.000 soldados estadounidenses y británicos en el Golfo.

Hannah Middleton, portavoz de la Coalición Australiana de la Campaña contra las Bases (Militares), condenó el apoyo del gobierno de John Howard a la instalación de otra base estadounidense en territorio nacional además de la ya existente en Pine Gap, en el centro del país.

”No queremos otra base militar estadounidense. Australia no tiene por qué ser una pieza en la máquina militar de Estados Unidos”, dijo Middleton a IPS.

Ecologistas del Territorio del Norte proyecta organizar protestas nacionales si se permite la instalación de la base en el Top End, una zona de pantanos y selvas lindante con el mar de Timor.

”Movilizaremos a activistas por la paz para oponernos a la base que Estados Unidos quiere construir aquí, o en cualquier parte de Australia. Observamos de cerca los acontecimientos y estamos listos para lanzarnos a las calles en protesta”, advirtió Ilana Eldridge, coordinadora de los ”verdes”.

La base de Pine Gap se conoce oficialmente como la Instalación Conjunta de Investigación de Defensa Espacial.

Instalada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos en 1968, la base es una de las mayores estaciones estadounidenses de control satelital en tierra. Procesa información recogida por satélites inteligentes Rhyolite (SIGINT) y transmite la información a Washington.

Pero el ministro Hill dijo a la prensa que Estados Unidos no preposicionará equipos militares en el centro del norte australiano y que la estación no será una ”base estadounidense”.

Todavía no se ha identificado ningún terreno en el Top End, que abarca el Territorio del Norte y parte del estado de Queensland.

Hasta ahora, el gobierno estadual de Queensland no se ha pronunciado sobre el asunto, pero el del Territorio del Norte confía en poder convertirse en base de miles miembros del ejército, la marina y la fuerza aérea estadounidenses.

Clare Martin, ministra jefa del Territorio, dijo que la región anfitriona de la base obtendrá significativos beneficios económicos y que a su criterio el Territorio es la opción lógica.

”Tenemos una significativa presencia militar (australiana) aquí, buena disposición del gobierno (federal) y sitios donde las fuerzas estadounidenses lo necesitarían”, dijo a IPS.

Uno de los principales beneficios para el Territorio del Norte sería el influjo de personal militar a Darwin, su capital. ”Probablemente, el único lugar donde esos hombres podrían descansar y relajarse sería Darwin”, donde ”gastarían sus dólares”, señaló Mike Turner, de la Red Australiana de la Industria de Defensa.

Darwin está más cerca de Yakarta, la capital de Indonesia, que de Sidney, el centro económico de Australia.

La proximidad y los vínculos más fluidos del norte australiano con el sudeste asiático, en especial Indonesia, es lo que motiva a Estados Unidos a instalar una base militar en esta zona, en especial después de los atentados terroristas de la isla indonesia de Bali, en octubre de 2002.

Los ataques de Bali, que causaron la muerte al menos a 190 personas, fueron atribuidos a la red extremista islámica Jemaiah Islamiya, con sede en Indonesia, que aspira a formar un estado panislámico en el sudeste asiático.

”Estar cerca del sudeste asiático y en un país occidental a la vez es algo difícil de encontrar en el mundo”, destacó un analista de inteligencia que solicitó reserva.

Según informes militares estadounidenses, Washington está considerando el traslado de la mayoría de los 20.000 infantes de marina actualmente estacionados en la isla japonesa de Okinawa a nuevas bases que se establecerían en Australia.

Los ecologistas están muy enojados. ”El militarismo de Estados Unidos es ofensivo y no defensivo. No queremos que el Territorio del Norte se transforme en otra Okinawa, donde la población pague un alto costo social por ser anfitrión de tropas extranjeras”, declaró Eldridge.

La presencia militar estadounidense en Okinawa enfrenta una dura oposición en la isla desde la violación en 1995 de una niña de 12 años por tres infantes de marina. (

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