Osos bailarines, focas que juegan con pelotas, elefantes parados de cabeza y tigres o leones que pasan por aros en llamas son la atracción de los circos italianos. Pero tras esas acrobacias hay sufrimiento y maltrato.
Asociaciones protectoras de los animales demandan que se prohíba su uso en espectáculos, y los empresarios circenses alegan que eso terminaría con su negocio. En Italia hay 130 circos, el mayor número de Europa, en manos de 60 familias que mantienen cautivos a 1.300 animales.
Los activistas destacan que muchos están entrenados mediante golpes, bastonazos, latigazos, descargas eléctricas y privación de alimentos, a los que a menudo se suman drogas.
Los animales viven mal, y las técnicas de entrenamiento son crueles y violentas. El gobierno hace poco para controlar la actividad de los domadores, dijo a Tierramérica Giovanni Guadagna, responsable del sector circos en la Liga contra la Vivisección de Animales (LAV).
Los animales de los circos están en peores condiciones que los de zoológicos, encerrados en pequeñas jaulas, o viajando miles de kilómetros en vagones sin agua ni luz.
En 2003, la Procuraduría de Reggio de Calabria, al sur de Italia, emitió un decreto de condena contra el circo Luana Orfei, por mantener encerrados en un espacio reducido a 13 tigres (tres de ellos cachorros), un hipopótamo, un caballo, siete ocas, un pony, un asno, tres osos y dos bisontes.
El circo Nando Orfei fue amonestado en 2003 por tener atados a cuatro elefantes con cadenas metálicas, en condiciones incompatibles con su naturaleza.
Los propietarios reconocen el uso de métodos violentos. La directora de circo Liana Orfei dice que a las hienas no se las puede domar aunque se las castigue cien veces, y comenta que las focas sólo pueden ser amaestradas por hambre, ya que su piel es demasiado delicada para que se las golpee.
Condenamos y denunciamos a los que maltratan a los animales, porque queremos que tengan la mejor vida posible. Pero un circo sin ellos sería absurdo: ya lo han intentado algunos pero terminaron en bancarrota, comentó a Tierramérica Antonio Girola, representante de la Asociación Europea del Circo, que reúne a los 100 mayores del continente.
Los animales prisioneros y bajo dura presión presentan trastornos de comportamiento: los tigres caminan sólo en círculos, los caballos mueven la cabeza todo el tiempo y los elefantes se balancean continuamente.
Según expertos, la sonrisa de los chimpancés cuando hacen sus números expresa tensión, al igual que la rapidez con que los animales dejan la pista para refugiarse en sus jaulas tras actuar.
Liana Orfei cuenta que el verano (boreal) pasado, estando un circo instalado en las playas de Puglia, al sur de Italia, la elefanta Jennie fue amarrada como de costumbre. Cuando vio el mar pareció enloquecer, logró zafarse de las cadenas y corrió hacia él. Se quedó donde el agua tenía poco más de un metro de profundidad, y permaneció allí dos días, pese a amenazas y privación de alimentos.
En 1997, una elefanta del circo Errani mató a su domador, un elefante del circo Medrano lanzo al aire a un niño y otro del circo Williams rompió sus cadenas, corrió por Roma y causó numerosos destrozos.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), suscrita por Italia, terminó con el tráfico de animales en extinción para los circos. Los traficantes, por ejemplo, mataban a grupos de hasta 15 chimpancés para llevarse uno.
Incautamos un gorila, elefantes, tigres y leopardos ilegales. La mayoría de estos animales tenía un comportamiento anormal respecto a su propia especie, presentaban problemas de salud, y comían espagueti y hasta chocolates, explicó a Tierramerica el director del Servicio CITES del Cuerpo Forestal, Ugo Mereu.
Un chimpancé vestido con un chaleco no dejaba que se lo quitáramos. A un gorila lo llevamos al zoológico de Roma, pero como nunca había visto a ninguno de su especie quedó aterrorizado, agregó.
Los circos reciben ayuda estatal, por ser considerados actividades culturales, pero el espectáculo no es educativo. Es un modelo de aprendizaje social peligroso que puede modificar la relación de los niños con los animales, y significa que la dominación y la prepotencia humana sobre los seres más débiles es aceptable, comentó a Tierramérica Ilaria Marucelli, de LAV.
* La autora es colaboradora de Tierramérica. Publicado originalmente el 26 de junio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (