Viajar a otro país en busca de oportunidades, ayudar a la familia y algún día regresar a la tierra natal no son siquiera sueños cuando el emigrante es cubano.
Aunque desde los años 80 quien emigra tiene derecho a regresar de visita a Cuba o solicitar su repatriación, para la población de esta nación caribeña irse del país sigue siendo una opción para siempre.
Mientras algunos técnicos, profesionales o artistas logran obtener permiso para residir temporalmente en Europa u otros países de América Latina, la mayoría de los emigrantes cubanos se dirigen a Estados Unidos con una autorización de salida definitiva.
Cuando uno se va a Miami sabe que pierde todos los derechos en Cuba, incluida la propiedad de su vivienda, dijo a IPS una mujer de 37 años que espera la documentación necesaria para viajar con su esposo e hija.
Nuestros bienes ya fueron inventariados. Por suerte, tuvimos tiempo de vender algunas cosas. Con eso pagamos los papeles que necesitábamos y hemos podido vivir. Mi esposo y yo dejamos el trabajo desde que nos llegó la salida, añadió.
Si esta familia regresara a visitar su país, tendría que alojarse en casa de un pariente o en un hotel. Si alguno de ellos quiere volver a vivir en su patria, deberá esperar a cumplir 60 años y solicitar un permiso especial, de acuerdo con las leyes vigentes.
La emigración cubana no puede librarse del impacto del conflicto entre Cuba y Estados Unidos, que siguió al triunfo en enero de 1959 de la revolución dirigida por el presidente Fidel Castro.
Durante décadas, todo el que decidiera emigrar era automáticamente considerado por las autoridades cubanas un enemigo, un apartida, un adversario político.
No fue hasta los años 90 que estudios especializados y fuentes oficiales reconocieron un peso importante de la emigración por motivos económicos o de reunificación familiar.
Un estudio de las investigadoras Consuelo Martín y Guadalupe Pérez, publicado por la Editora Política del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, reconoció la decisión de emigrar como una salida a la crisis económica de la década pasada.
Entre 1990 y 1993, el producto interno bruto cayó 34,8 por ciento. La contracción económica provocó el éxodo de unas 30.000 personas en agosto de 1994 y dejó secuelas aún no superadas en la calidad de vida de la población.
La emigración como solución a problemas cotidianos ha sido una estrategia asumida, que refleja un alza abrupta -sobre todo en forma ilegal- a partir de la década del 90, aseguran las especialistas.
Fuentes del Centro de Estudios de Migraciones Internacionales de la Universidad de La Habana calcularon a fines de los años 90 que el potencial migratorio oscilaba entre 490.000 y 700.000 personas en este país de 11,2 millones de habitantes.
Autoridades cubanas aseguran que Washington manipula los asuntos migratorios con fines políticos al otorgar privilegios especiales a toda persona que llegue a su territorio procedente de Cuba, ya sea de forma legal o ilegal.
Un mexicano emigra a Estados Unidos; un cubano huye. Una vez allí, cualquier centroamericano es un inmigrante, cualquier cubano un asilado, dijo el martes el canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque.
Alrededor de 1,5 millones de cubanos viven fuera de su país, y de ellos 1,3 millones residen en Estados Unidos.
Luego de la de la meridional ciudad estadounidense de Miami, las principales comunidades cubanas en el exterior se encuentran en España, con 70.000 personas, y en Venezuela, con 50.000.
Si bien con un gran peso financiero y político en el sur del estado estadounidense de Florida, las personas de origen cubano representan sólo 4 por ciento de los 36 millones de habitantes latinoamericanos en Estados Unidos y 0,4 por ciento de la población total.
En la actualidad, más de 50.000 cubanos viven con residencias temporales fuera de Cuba, una autorización que debe renovarse anualmente ante las oficinas consulares de La Habana en cada país receptor.
Emigrar es un derecho, fijar la residencia en el exterior es una decisión de cada cual, reconoció Pérez Roque, y descartó por ahora una eliminación del permiso de salida que necesitan los cubanos para viajar.
Según el ministro, ese requisito podrá eliminarse cuando Cuba deje de ser víctima de las agresiones de Estados Unidos, de la manipulación de ese país de la cuestión migratoria y de los programas destinados al robo de cerebros.
Para viajar a título personal, los ciudadanos del país caribeño necesitan una carta de invitación de un familiar cercano, amigo o institución, y, con ese documento, gestionar el permiso de salida, que puede o no ser otorgado.
Las embajadas en Cuba suelen exigir el permiso migratorio en el pasaporte para iniciar cualquier gestión de visa. Las aerolíneas, por su parte, solicitan pasaporte con permiso y visa para vender un pasaje.
A pesar de las restricciones y los trámites engorrosos, más de 113.000 personas realizaron viajes al exterior el año pasado, casi 40.000 por motivos personales, de acuerdo con fuentes de la cancillería.
Después de casi dos años trabajando en Chile, un académico cubano de 42 años viajó a La Habana para hacer unos trámites legales, permaneció más tiempo del planificado y ahora no sabe qué hacer para volver a salir.
Pase lo que pase, Estados Unidos no es su opción. Yo tengo aquí mi familia, mis amigos y mi casa. Miami sería romper con todo y puedo encontrar una fórmula intermedia, ir y venir y no perder mis vínculos con las instituciones cubanas, explicó.