La libertad de expresión es algo todavía lejano en Zimbabwe, pues el gobierno de Robert Mugabe sigue controlando los medios televisivos y radiales, y acosa a la pequeña prensa independiente, señalaron periodistas.
El parlamentario Kindness Paradza fue expulsado la semana pasada de la gobernante Unión Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF) tras descubrirse que tenía vínculos con el que fuera el único diario independiente del país, The Daily News, clausurado hace siete meses.
El presidente Robert Mugabe ordenó el cierre del periódico por considerarlo portavoz de la oposición.
Pardaza fue además acusado de gestionar financiamiento británico para adquirir parte del control de un semanario.
Zimbabwe es motivo de preocupación para la comunidad internacional, y en especial para Gran Bretaña, su antigua potencia colonial, desde que en 2000 Mugabe, de 79 años, se incautó de las tierras de 4.500 agricultores blancos para entregarlas a campesinos de la mayoría negra.
El opositor Movimiento para el Cambio Democrático acusó al ZANU-PF de fraguar las elecciones de 2002, y desde entonces Londres y Washington piden la renuncia de Mugabe.
La suspensión de Pardaza sólo confirmó lo que todos sabíamos, dijo Abel Mutsakani, de la Asociación de Periodistas Independientes de Zimbabwe. Es más de lo que hemos visto en los últimos 12 meses: el gobierno controlando a la prensa, y aun sacrificando a la suya propia, afirmó.
El vicepresidente de la Unión de Periodistas de Zimbabwe, Njabulo Ncube, señaló que la libertad de expresión en este país del sur de Africa no existe.
Ncube criticó en especial las leyes que obligan a todos los periodistas y medios del país a registrarse ante una comisión gubernamental.
Además, señaló que la llamada Ley de Acceso a la Información y Protección a la Privacidad fue la herramienta para clausurar a The Daily News y dejar a más de 200 trabajadores en la calle.
Sin embargo, la profesora de periodismo de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Harare, Ronit Loewenstern, sostuvo que los periodistas sólo pueden culparse a sí mismos por la muerte de la libertad de prensa en el país, la que atribuyó a la falta de solidaridad entre profesionales de la prensa.
Ahora no hay pasión ni coraje en la comunidad periodística de Zimbabwe, afirmó.
Pero una encuesta mundial realizada en 2003 y divulgada el mes pasado por el instituto independiente Freedom House, con sede en Washington, parece mostrar otra realidad.
El estudio alerta que la situación de la prensa en Eritrea, Guinea Ecuatorial y Zimbabwe es dramática. Las presiones, detenciones y toda suerte de acosos de parte del gobierno son frecuentes en esos tres países.
Ahora, algunos programas de radios extranjeras que se pueden captar en radios zimbabwenses, como Studio Seven, de Voice of America, parecen llenar el vacío que dejó el diario The Daily News, lo que ya está preocupando al gobierno de Mugabe.
El ministro de Información, Jonathan Moyo, calificó de subversivo el programa y amenazó a sus realizadores con ser castigados. También criticó a Botswana por permitir el trabajo de varios periodistas de Voice of America.
Pero, si bien estas emisoras extranjeras son la única voz independiente que se oye en el país, no pueden nunca remplazar a la prensa sólida, diversa y libre que necesita Zimbabwe.
Ncube señaló que, en este marco, los periodistas también se ven limitados en sus posibilidades de empleo y no pueden pelear por mejores salarios. Simplemente tenemos que aceptar lo que nos ofrezcan, dijo.
Todo esto deriva en un periodismo oficialista, muy cercano a los empresarios y dependiente de financiamiento gubernamental, señaló Ncube.
En una declaración divulgada el 30 de abril, los ex empleados de The Daily News detallaron las dificultades económicas por las que atravesaron antes de la clausura.
A pesar de toda esta situación, se espera que salga a la calle antes de fines de este año otro periódico independiente. (