MUSICA-AMERICA LATINA: Voz para los sin voz

Es la antítesis de los concursos para fabricar estrellas musicales que reditúen al circuito comercial, y no podía ser de otro modo si la idea es del pianista argentino Miguel Angel Estrella, embajador ante la Unesco.

Su nuevo proyecto busca promover la música y la danza de América Latina con raíz profunda, ignoradas, arrinconadas y en riesgo de extinción.

”Se trata de reivindicar a gente pobre, marginada, que mantuvo viva la llama de su cultura, gente que nos habla desde la raíz, que ha logrado una síntesis de siglos entre las prácticas ancestrales de sus antepasados precolombinos y lo que vino después”, sintetizó Estrella durante una entrevista con IPS tras el lanzamiento en Buenos Aires de su proyecto ”La voz de los sin voz”.

El proyecto arranca este año con Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, pero sin reparar en el mapa político sino en las regiones culturales que trascienden esos límites. Una vez delimitadas las regiones, se buscarán expresiones del canto y la danza que estén ”poco difundidas en los circuitos comerciales y/o que se encuentren en riesgo de desaparición”.

Un comité de expertos en cada región evaluará a los participantes en el concurso ”respetando su dignidad y sin demoler a nadie”, aclaró Estrella.

Luego se hará una preselección, y finalmente se elegirán cinco expresiones (solistas o conjuntos), una de cada región cultural, para un concierto en la sede en París de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), y una gira de 10 presentaciones europeas en 2006.

”Esto no tiene nada que ver con esa hojarasca efímera que genera el marketing. Es la antítesis de eso. Nosotros queremos reivindicar a quienes amasaron una expresión cultural durante siglos y la mantienen viva, porque ese sector no tiene ningún espacio y hay riesgo de que desaparezca”, aclaró el pianista, que desde 1986 es embajador de Buena Voluntad de la Unesco.

Hace un año, Estrella fue designado además embajador argentino ante esa agencia, y desde entonces habló con los delegados de otros países sudamericanos para poner en marcha este proyecto. ”Hay entusiasmo, tengo mucha fe, creo que vamos a inundar de dignidad a nuestra región, con la certeza de que las culturas profundas son válidas y merecen su lugar”, pronosticó.

Estrella es un pianista de gran prestigio, que vive seis meses en Argentina y seis en París desde que estuvo exiliado allí en los años 70, tras pasar dos años preso de la dictadura uruguaya de 1973-1984.

Su delito fue haber tocado el piano en los barrios más pobres de Argentina y Uruguay, en cárceles y hospitales. Durante su cautiverio lo amenazaban con cortarle las manos con una sierra eléctrica, según recuerda.

Se define a sí mismo como un ”músico social”, alejado del estereotipo del virtuosismo clásico. Como a otros pianistas, le gusta interpretar a Chopin, Brahms o Beethoven, pero prefiere hacerlo para personas que no frecuentan las salas de concierto.

También es un gran entusiasta de la cultura tradicional de la región, y por eso creó en 1982 la Fundación Música Esperanza, que tiene talleres de música en mas de 50 países.

”Sólo pueden participar cantores y bailarines que no estén en el circuito comercial”, remarcó. Los artistas deberán inscribirse en las distintas municipalidades, y ”si no lo hacen habrá que ir a buscarlos a donde estén, y explicarles que todos sus gastos serán financiados por el proyecto”, explicó el pianista.

Los jurados actuarán ”con total transparencia”, y deberán entregar a cada concuersante una ”reflexión crítica pero humanista, (…) sin usar términos intelectuales, sugiriendo cosas para mejorar, de tal modo de devolver la dignidad a los que participan, para que sepan que alguien los escucha, se interesa por lo que hacen y escribe un informe sobre ello”, aunque no sean seleccionados.

En una segunda etapa que comenzaría en 2006, ”y dependiendo de los resultados de la primera”, el plan se extendería al resto de América Latina y el Caribe, siempre con la premisa de preservar el patrimonio cultural en sus distintas formas, con hincapié en expresiones marginadas y desconocidas pese a su larga historia.

Estrella cree que el proyecto costará unos 300.000 dólares para el desplazamiento de candidatos y los traslados de los comités de selección, desde la exploración inicial hasta la gira por Europa. Las posibles fuentes de financiamiento son los ”Fondos Semilla” de la Unesco y recursos extraordinarios de los presupuestos de países industrializados como España, Francia, Japón y Holanda, explicó.

”Queremos rescatar aspectos olvidados de esas culturas de síntesis que no tienen lugar en los circuitos comerciales, y darles una oportunidad de expresar su arte en Europa”, sintetizó Estrella. Lo opuesto a fabricar estrellas para lanzarlas al mercado y ganar dinero. (

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