El hielo de las relaciones bilaterales entre Japón y Corea del Norte se derritió un poco tras la cumbre del fin de semana en Pyongyang, pero los vínculos también parecen más tensos y vulnerables que antes.
El primer ministro japonés Junichiro Koizumi regresó a Tokio con cinco hijos de cinco japoneses secuestrados por el régimen stalinista de Corea del Norte que habían sido liberados durante la histórica cumbre de 2002 con el líder norcoreano Kim Jong Il.
Sin embargo, Koizumi no logró persuadir a otros tres de volver ni logró información sobre el destino de otros 10 secuestrados, para decepción del público japonés.
Tras la cumbre de septiembre de 2002, Pyongyang liberó a cinco de los japoneses que había mandado secuestrar mediante espías en los años 60 y 70, en el auge de la guerra fría, para obligarles a enseñar la lengua y las costumbres japonesas en escuelas de espionaje norcoreanas.
Hasta esa reunión, Pyongyang había negado cualquier responsabilidad en las misteriosas desapariciones de japoneses, muchos de los cuales murieron en cautiverio.
Quizá el mayor fracaso de la última cumbre, celebrada el sábado 22, fue que Koizumi no regresó con información concreta sobre los 10 japoneses secuestrados que, según sus familiares japoneses, permanecen en Corea del Norte.
Los familiares, que han esperado avances durante décadas, manifestaron decepción.
Koizumi creó expectativas sobre el regreso de los secuestrados, pero sólo logró un pequeño avance. Esto fue un golpe a la normalización de los vínculos bilaterales y dañó su reputación, comentó el profesor Lee Jung, experto en relaciones internacionales de la Universidad de Rikyo.
Koizumi también pretendía avances hacia la resolución de la crisis causada por el programa de armas nucleares de Corea del Norte, pero no pudo obligar a Kim a comprometerse a detener su polémico programa nuclear y misilístico, que constituye una amenaza a la seguridad de Japón.
El viaje de Koizumi a Pyongyang no arrojó resultados reales, comentó este lunes el Yomiuri Shimbun, el diario de mayor circulación de Japón. La nota editorial subraya que el primer ministro no logró información sobre los 10 japoneses que permanecen en Corea del Norte.
Pocos confían en la promesa que Koizumi dice haber obtenido de Kim de lanzar una nueva investigación sobre esos 10 japoneses.
Es imposible para Japón normalizar los vínculos diplomáticos con Corea del Norte hasta que se llegue a un acuerdo integral sobre los japoneses secuestrados y el programa nuclear y misilístico de Pyongyang, afirmó el periódico.
Según analistas, una carta crucial que le queda a Koizumi es hacer posible una reunión entre Hiromi Soga, una de los cinco secuestrados liberados en 2002, con su esposo estadounidense y sus hijos, que permanecen en Corea del Norte.
El esposo de Soga, Charles Jenkins, es considerado desertor por el ejército de Estados Unidos y teme ser extraditado a ese país si viaja a Japón, pero acordó reunirse con su esposa en China.
Apaciguar al público es crucial para la diplomacia japonesa y el progreso con Corea del Norte, comentó Shinji Hiraiwa, experto en asuntos coreanos de la Universidad Shizuoka.
Encuestas de opinión realizadas el domingo demostraron que, aunque más de 63 por ciento de la población apoya las conversaciones con Pyongyang, 70 por ciento está insatisfecha con los resultados.
Un sondeo realizado por el Yomiuri reveló que hasta 70 por ciento no considera que la cumbre del sábado haya producido resultados positivos en cuanto al regreso de los secuestrados o el fin del programa nuclear de Pyongyang, que amenaza la seguridad de Japón.
Casi 30 por ciento de los encuestados opinaron que Koizumi debió esforzarse más para obtener mejores resultados.
Si Koizumi no tiene la capacidad para resolver esta situación, tendremos que dejársela a la próxima administración, manifestó Teruaki Matsumoto, hermano de una mujer secuestrada que según sus familiares permanece en Corea del Norte.
Muchos críticos consideran que el viaje de Koizumi a Pyongyang fue una estrategia para ganar puntos antes de las elecciones legislativas del próximo julio. (
