INDIA: Un sij al gobierno para sanar heridas

El nombramiento de Manmohan Singh como nuevo primer ministro de India ayudará a salvar la brecha histórica entre los hindúes y los miembros de la minoría sij dentro del ahora gobernante Partido del Congreso.

La comunidad sij controla el septentrional estado de Punjab, y ha sido uno de los principales enemigos de la dinastía Gandhi en este país de Asia meridional.

El secular Partido del Congreso ganó las elecciones generales realizadas entre abril y mayo. La derrota del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata derivó en la inmediata renuncia del primer ministro Atal Bihari Vajpayee, quien gobernaba desde 1998.

La líder del partido ganador, Sonia Gandhi (viuda del primer ministro Rajiv Gandhi, asesinado en 1991 y nuera de la primera ministra Indira Gandhi, también asesinada pero en 1984), se negó la semana pasada a asumir el cargo de primera ministra y delegó el lugar a Singh, quien fuera ministro de Finanzas entre 1991 y 1996.

Con este gesto, marcó un hecho histórico en las relaciones entre el Partido del Congreso y esa minoría religiosa.

En 1984, el asesinato de Indira Gandhi por su propio guardaespaldas sij desencadenó una violenta reacción hindú, estimulada por algunos dirigentes del Partido del Congreso, que terminó con la muerte de 4.000 sijs, la mayoría de ellos de Nueva Delhi.

Indira Gandhi fue asesinada en venganza por haber ordenado una incursión del ejército contra el Templo de Oro de Amristar, en Punjab, el lugar más sagrado para los sij.

Este ataque tenía el objetivo de desarticular a las fuerzas del líder sij Jarnail Singh Bhindranwale, que luchaba por la creación de un estado independiente en Punjab y había convertido el santuario en su baluarte.

Desde la independencia de India del poder colonial británico en 1947, la comunidad sij demanda la creación de un país independiente, al que denomina Jalistán (”tierra de los puros”).

En 1947, la extensa colonia británica en Asia meridional se dividió en Pakistán, país musulmán, e India, de mayoría hindú, aunque con gobierno laico. En la zona fronteriza, los sij son mayoría.

En India, 83 por ciento de los 1.100 millones de habitantes son hindúes, 11 por ciento musulmanes, 2,5 por ciento sij, dos por ciento cristianos y uno por ciento son budistas.

”Estamos encantados de que un sij sea primer ministro. Ahora podemos olvidar el pasado, que es tan amargo”, dijo a IPS Kuldip Singh Kalra, un empresario de Nueva Delhi.

Kalra, también de la religión sij, fue atacado por una multitud de hindúes luego del asesinato de Indira Gandhi y apenas escapó de ser linchado gracias a la intervención de unos vecinos.

Durante varios días después del magnicidio, muchos hogares y negocios de indios sij fueron incendiados. Todo volvió a la calma cuando asumió el poder el hijo de la primera ministra asesinada, Rajiv Gandhi, y ordenó que el ejército pusiera fin los disturbios.

Singh fue ovacionado por sobrevivientes sij de las matanzas de 1984 durante la conferencia de prensa el jueves pasado en la que se anunció su nombramiento.

”Si nos dividimos en nombre de la religión, el país estará en peligro. Tenemos que crear una atmósfera de paz”, dijo Singh.

El nuevo primer ministro trabajará para que los choques religiosos como el de 1984 y el de hace dos años contra la comunidad musulmana en el occidental estado de Gujarat nunca vuelvan a ocurrir.

El movimiento separatista sij en Punjab desapareció a comienzos de los 90, cuando el primer ministro Narasimha Rao (1991-1996), del Partido del Congreso, autorizó al oficial de policía sij K.P.S Gill que usara una política ruda para desarticularlo.

El resentimiento sij contra el Partido del Congreso permaneció y derivó en una extraña alianza entre el partido fundamentalista sij Shiromani Akali Dal (SAD) y el Bharatiya Janata.

De hecho, el apoyo del SAD fue clave para que el Bharatiya Janata ganara las elecciones en 1998 Vajpayee se convirtiera en primer ministro.

Pero ahora, el nombramiento de Singh como primer ministro, originario de Amristar y devoto sij, atrae mucho a los líderes del SAD, financiados por la diáspora sij en Gran Bretaña y Estados Unidos.

Manjit Singh Calcutta, secretario del Comité Shiromani Gurudwara Prabandhak, que administra y controla todos los lugares sagrados sij del mundo, elogió a Sonia Gandhi por haber elegido a Singh para el cargo de primer ministro.

Por su parte, el ex gobernador sij del estado de Punjab, Prakash Singh Badal, fue más cauto y no quiso hacer elogios a la líder del Partido del Congreso.

”Elogiar a Sonia Gandhi sería algo irracional e ilógico desde el punto de vista político. Por seis décadas, el Partido del Congreso le negó sistemáticamente a los sij sus derechos, y por un gesto no vamos a dejar de lado nuestros objetivos”, dijo a IPS un miembro del SAD que pidió reserva.

Al menos 20 por ciento de los integrantes del ejército de India son sij, y muchos miembros de esa minoría religiosa han llegado a ocupar lugares destacados de la sociedad. El propio Singh es un economista que estudió en Gran Bretaña.

Otra figura sij prominente es el secretario general del Partido Comunista de India, Harkishn Singh Surjeet, que ha dado un apoyo clave al nuevo primer ministro.

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