Mientras el gobierno de Estados Unidos endurece su política hacia Cuba al extremo de afectar a la comunidad cubana en ese país, la nación caribeña flexibiliza relaciones con la emigración y opta por el diálogo.
La Habana fomenta unas relaciones cada vez más fluidas y normales con los cubanos que viven en el exterior, afirmó el canciller cubano Felipe Pérez Roque en conferencia de prensa realizada este martes.
Pero el principal obstáculo que existe hoy entre las relaciones normales con los cubanos residentes en el exterior lo constituye el bloqueo y la política agresiva de Estados Unidos, consideró.
Como prueba de la política oficial, el ministro de Relaciones Exteriores confirmó la realización, desde este viernes al domingo, de la III Conferencia La Nación y la Emigración, con asistencia de más de 200 personas emigradas.
Pérez Roque ratificó asimismo que, desde el 1 de junio, la mayoría de los emigrantes podrán visitar Cuba sólo con su pasaporte cubano debidamente habilitado, sin necesidad de solicitar visa.
De acuerdo con el funcionario, los únicos excluidos del diálogo sobre la emigración y de la ventaja de viajar a Cuba cuando lo deseen, son una minoría: miembros de grupos terroristas en Estados Unidos o que favorecen abiertamente la política agresiva de ese país hacia la nación isleña..
La flexibilización de los viajes, prevista desde septiembre del pasado año, entrará en vigor el mismo día en que lo hará un grupo de medidas anunciadas por Washington y que violan los derechos de la comunidad cubana en el país norteamericano, destacó el canciller.
El programa para una transición democrática en Cuba, dado a conocer el 6 de este mes por el presidente estadounidense George W. Bush, incluye restricciones que afectan a un número importante de familias, divididas entre ambos países.
De acuerdo con el documento, las visitas a Cuba por motivos familiares podrán realizarse una vez cada tres años, se reducirán los viáticos por concepto de alimentación y alojamiento y se impondrán mayores controles al envío de remesas a la isla.
El plan de Bush propone asignar un fondo de hasta 59 millones de dólares a la puesta en marcha de las recomendaciones, que incluyen un endurecimiento del embargo estadounidense contra Cuba de más de cuatro décadas y el nombramiento de un coordinador de la transición.
Washington pretende provocar más sufrimientos a la población, desestabilizar el país y estimular una crisis migratoria mediante la política de meter más vapor en la olla para que explote, aseguró Pérez Roque.
Un éxodo masivo, similar a la crisis de los balseros de agosto de 1994 (cuando miles de cubanos abandonaron el país en embarcaciones precarias) sería considerado como un ataque directo a la seguridad nacional de Estados Unidos y motivo suficiente para una respuesta militar, según la ley estadounidense Helms-Burton de 1996.
El plan de Washington fue rechazado el viernes por una marcha de más de un millón de personas frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y ha sido criticado incluso por opositores del gobierno de Fidel Castro.
Esas recomendaciones son prácticamente una incitación al conflicto armado, advirtió Eloy Gutiérrez Menoyo, presidente de la organización del exilio Cambio Cubano, quien en agosto pasado decidió permanecer en la isla al término de una visita familiar.
La política de la administración de Bush ha obstaculizado la reconciliación entre cubanos, añadió un documento enviado por el disidente a los países de la Unión Europea y América Latina que se reunirán la próxima semana en la Cumbre de Guadalajara.
De acuerdo con Pérez Roque, el político cubano de origen español se encuentra entre los invitados a la III Conferencia La Nación y la Emigración, aunque su estatus en la isla está aún en proceso de definición por las autoridades.
El canciller no precisó cuántos de los más de 200 asistentes al encuentro procederán de Estados Unidos, país en el que viven 1,3 millones de personas de origen cubano, 800.000 de ellas en el sur del meridional estado de Florida.
Fuentes de la cancillería aseguran que otros 200.000 emigrantes cubanos residen en más de cien países del mundo. Después de la comunidad en territorio estadounidense, las más importantes se encuentran en España y Venezuela.
Si en 1994 la cantidad de emigrantes que visitaron a sus familiares en Cuba ascendió a 35.000, el año pasado fue de 167.710. Del total, 115.142 vinieron desde Estados Unidos, dijo Pérez Roque.
Al mismo tiempo, añadió el canciller cubano, se ha observado una disminución importante de las visitas de cubanos a sus familiares radicados en el país norteamericano, de 37.983 en 2000 a 6.757 en 2003.
El proceso de reunificación familiar y relaciones con la emigración ha sido impulsado por Cuba desde que se llevó a cabo el primer diálogo con emigrantes, en 1978 en La Habana, con la participación de Castro.
Además de la suspensión del requerimiento de visa para los viajeros cubanos que quieran visitar su país, la III Conferencia La Nación y la Emigración analizará el posible impacto de las medidas de Bush, las relaciones culturales y las oportunidades de inversión en este país caribeño.
La conferencia estará abierta al análisis de cualquier inquietud de los participantes, vinculada con las relaciones entre el Estado cubano y las personas que viven fuera del país, aseguró Pérez Roque.